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Mí familia siempre ha sido muy tranquila. No es muy común que organicemos fiestas, a menos que sea por un cumpleaños o una ocasión especial. Tampoco nos llevamos mal con ningún vecino.

La rutina comienza a las 5:00 a.m., el primero en levantarse es mí padre. Es un tipo muy carismático, rara vez se enoja y le encanta el helado. Es un poco infantil. Por su parte, mí madre, es de carácter fuerte. Se complementa muy bien con papá. También, tengo una hermana menor, se llama Sarah. Es cinco años menor que yo. Es igual que papá, solo que ella es rubia con ojos cafés. Yo sí saqué sus ojos verdes con el cabello castaño de mamá.

La rutina consiste en levantarme antes que todos para ganar el baño, ese es el principal objetivo. Tengo cierta ventaja: mí habitación es la más cercana al baño. Pero...lamentable duermo con Sarah. Tengo que ser precavida para no quedarme dormida antes que ella, le encantan las bromas y hacerme miserable las mañanas. Hubo una vez en la que me amarró del pie izquierdo a una de las bases de mí cama, lo hizó con una agujeta de unos de sus tenis. No lo sentí. Al despertar, salté de la cama para ganar el baño, pero me trapecé y me dí tremendo golpe en la cara. Ese día llegue tarde a la preparatoria.
Tengo que admitir que soy buena estudiante, no la mejor, pero sí obtengo buenas notas. Mamá dijo que sí continuaba así me compraría un nuevo celular. El mío aún sirve, pero esta estrellado y quebrado de varias partes. Fue culpa de Sarah, pensó que sería divertido jugar a hacer pases con él y la verdad soy pésima en los deportes.

-¡No Sarah!. Lo vas a estrellar. ¿Qué le voy a decir a mamá?- bufé.
- Eres una gallina, todo te da miedo. - sonrió. Mientras arrojaba y atrapaba mí celular con una mano.
-¡Basta!. Damelo.¡ Le voy a decir a papá!- grité.
- "Li voy decir a papi"- imitó.- ¡eres una gallina!.
-¡Sarah!.
-¡gallina!. Coc co co coc.- decía burlandose.
- Bien, tu te lo buscaste.- comencé a subir las escaleras- ¡ mamá!.- grité.
-¡No!.- gritó.
Entonces, Sarah lanzó mí celular.
Todo fue rápido, intenté correr para atraparlo, pero ya era tarde. El aparato se estrelló contra la pared y emitió un sonido horrible.
-¡¿Qué hiciste?!- dije furiosa.
- yo pensé....lo tenías en frente. ¿Por qué no lo atrapaste?- preguntó.
-¡ Sarah!. Te voy a...
-¿qué fue ese ruido?- interrumpió mamá desde arriba.
- Jane lo siento. Dile que fue un accidente sino...-susurró Sarah.
-¿sino qué? - pregunté.
- no me va a dejar ir al torneo con papá. Por favor...haré lo que quieras.-dijo.
-Eso lo hubieras pensado antes.-contesté.
Era tarde, mamá terminó de bajar las escaleras.
¿Qué hiciste Sarah?- preguntó molesta.
-Yo...-comenzó a llorar.
Me incomodaba esa imagen. Por más que me cueste decirlo. Amo a Sarah, mí  pequeña hermanita. A pesar de que sea un fastidio, no me gusta verla llorar.
-Fue mí culpa...yo le dije que me lo lanzara. Perdón.-interrumpí.
-¿eso es verdad Sarah?- le preguntó  mamá.
Pero no respondió. Mantenía la cabeza agachada.
-Si.-dije.
- Sabes que no tenemos dinero para comprarte otro ¿verdad?. ¡No me regalan las cosas!,¿crees qué tengo mucho dinero?.No, hijita. El telefono no es para que lo usen de pelota. dijo.
Levanté el celular y lo encendí. Por suerte funcionó.
- Dios, gracias.- suspiro alivida Sarah.
-Tienes suerte que aún funcione. Tendrás que usarlo hasta que papá y yo tengamos dinero suficiente o ahorres un poco-contestó.
Después regresó a su habitación.
-Gracias Jane. Lo siento. Te daré los pocos ahorros que tengo para que compres uno nuevo.-dijo, aún con los ojos llenos de agua.
- esta bien. Pero aún me debes un favor.-reapondí.
- Sí, lo sé. Te...te quiero...gallina.- dijo.
-Yo También, torpe.-contesté.

Desde la ventana de al ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora