Amaba los fines de semana porque ella se quedaba todo el día en casa y estábamos juntos. Yo no puedo salir, bueno, sí puedo, pero solo cuando quiero tomar aire o cuando me acompaña.
Me dice que afuera es peligroso, que me pueden hacer daño, le creo, y para que no se preocupe, hago lo que dice. Cuando no le hago caso se molesta, pero no lo puedo evitar, no puedo contra mis instintos. De igual modo me entiende y recuerda que no somos iguales.
Algunos de mis amigos dicen que no es bueno que esté con Mica, que somos muy distintos y me puedo olvidar de quién soy.
¿Distintos cómo? bueno, para no dar vueltas: yo soy un gato. Para los demás soy su mascota, que es cuando uno de nosotros vive en una casa y convive con humanos.