Bajo aquella tormenta, un joven de cabellos tan negros como la noche, corría a toda velocidad hacia aquel gran restaurante que era uno de los más grandes orgullos de aquella pequeña aldea. Personas caminaban en las calles con sombrillas en mano, guareciéndose de la lluvia mientras aquel joven pasaba por aquel lugar esperando encontrarse con quien sería su enamorada. Casi todas las miradas estaban reflejadas sobre él, pues no era muy común ver a aquel muchacho haciendo algo más que no fuera entrenar o escapar de Pucca, ni mucho menos cargando con un ramo de flores. Empapado hasta los huesos, llego entonces a aquel lugar y antes de arrepentirse por los nervios, toco la puerta tres veces esperando una respuesta.
-¡Ya voy!- La puerta se abrió ante Garu dejando ver a un joven de cabello rubio a la altura de los hombros, quien vestía un pantalón negro no tan ajustado, una camisa roja manga larga y un clásico delantal de mesero a la cintura.- ¿Garu? ¿Qué haces aquí? ¡Por favor pasa, está lloviendo!
El joven ninja entro algo dudoso al restaurante, pues los nervios por ver a Pucca le atacaban. No tenía nada planeado, solo tenía el impulso, o mejor dicho, el deseo de dejar las flores y salir corriendo de aquel lugar. Dada le extendió una toalla a Garu para que este se secara, cosa que Garu no desaprovecho, pues este realmente necesitaba secarse aunque sea un poco.
-Y dime, ¿en qué te puedo ayudar? ¿Buscas a Pucca?-Pregunto el mesero algo curioso al ver las hermosas flores en la mano de Garu.
Garu asintió, de todos modos a eso venia, sin embargo Dada no parecía satisfecho ante tal respuesta- ¿Qué estas tramando?
-¿Eh?
-Tu mejor que nadie sabes cuánto amor y aprecio te tiene Pucca, sin embargo nunca le correspondes sus sentimientos! Siempre la evitas y escapas de ella.-Hizo una leve pausa- ¿Y ahora te apareces con flores para ella? Entiendo que ella es muy pesada a veces, pero eres cruel, muy cruel y egoísta, vienes aquí con flores para darle esperanzas falsas para luego seguir en la misma rutina de evitarla al día siguiente ¿Acaso no te has puesto a pensar en cómo se siente ella al ser ignorada por ti de esa manera?
Garu pareció enfadarse un poco, no pudo sacar su libreta para contestarle al individuo, pues esta al igual que él, se encontraba totalmente humedecida por la lluvia. No teniendo otra alternativa, uso lenguaje de señas, cosa que había aprendido para comunicarse sin tener que escribir.-No estoy interesado en tener una relación con ella. Mi entrenamiento es más importante que andar perdiendo el tiempo en ella.
El rubio entendió a la perfección, después de todo era un maestro de aquel lenguaje de señas, pues había pasado años estudiando aquella lengua muda para poder comunicarse sin problemas con su prima, quien al igual que el ninja, no hablaba. Este se sintió ofendido, ¿su entrenamiento era más importante que Pucca? ¡Que egoísta! Sin titubear tomo al ninja por su camisa y lo acorralo contra una pared. Dada ya no era el chico temeroso de hacía unos años atrás, este aparte de convertirse en un chico apuesto, se había vuelto alguien muy hábil con las artes marciales y todo un experto en el camuflaje gracias a los fuertes entrenamientos con el maestro Soo, aunque este aun trabajaba en el restaurante, siempre se mantenía en forma en su tiempo libre.- ¿Cómo te atreves a decir que mi prima es menos importante?
Lleno de ira, Dada arrojo a Garu contra el suelo. Sin duda, aquel ninja podría levantarse y defenderse sin problemas, pues aunque el rubio estuviera bien entrenado, Garu era obviamente más habilidoso y fuerte debido a sus cuidadosos entrenamientos ninjas, sin embargo, este nunca levanto el puño contra él, pues en cierta forma sentía que realmente merecía ser tratado así, pues lo que le hacía a Pucca no estaba bien, ni mucho menos referirse a ella como alguien poco importante.
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Lazos de Amor (Pucca x Garu)
FanfictionA veces no importa lo lejos que corras, tu pasado de algun modo llegará a ti para envolverte en un manto de nostalgia y asfixiarte con emociones agobiantes. Eso era lo que pasaba con Pucca, ya no puede esconderse de su destino, solo le queda aceptar...