Capítulo 8

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Tres enfermeras corrieron a socorrerme. Sentía el miedo corriendo por mis espaldas en forma de escalofrío. Le llevaron lejos de mí a ella y me sentí vacío. Era la primera vez, Espinosa, que sentías esto por alguien que no fuera, bueno, ya deben saber...

"Se le había bajado el azúcar" ,me decía una enfermera entrada en sus años ya, "se pondrá bien, ya verás, cariño. Eres un afortunado al tenerla a esa chica" 

-Disculpe, ¿conoce a Marlen?- pregunté al ver que hablaba de ella. 

-La conozco desde pequeña...- me dijo, y luego se fue. 

Al saber que ella estaría bien, salí del hospital rumbo a la casa para descansar un poco y cambiarme. Luego pasaría por la casa de Marlen para llevarle algunas cosas. 

Entré a la casa, tiré las llaves dentro de un bandeja en la mesita de la entrada y me recosté sobre el sillón unos momentos. 

Había viajado desde Estados Unidos por una sola razón de recuperar a mi mejor amiga y de decirle la verdad sobre lo que siento. Pero no se me había dado el momento de enfrentarla y decirle que mi primer y último pensamiento del día se basaba en sus ojos, en su rostro y en todos los recuerdos que habíamos tenido desde ese verano en que nos vimos. 

Ahora me odiaba. 

Sentí unos ruidos extraños. Me conducí hasta el final del pasillo, la puerta abierta de su habtación. MIs ojos se focalizaban en la espalda de Aaron, rodeada por las piernas de ella, el escritorio por detrás. Estaba a medio vestir. No pude soportarlo y huí en silencio. 

La rabia le ganaba a mi cordura en las calles qua separaban esa casa infernal de la de Marlen. Llamé efusivamente a la puerta, me respondió su mamá, todo estaba bien ella estaba en el hospital. Necesitaba sus cosas, me las dió, adiós y hasta luego. 

La plaza me separaba de la puerta del hospital. 

Me tiré al pasto y respiré. Golpeé el piso tratando de fundir el suelo con la suela de mi zapato. 

Veía al chico de gamulán negro de la 45 a lo lejos apoyado contra un árbol fumando. Estaba sentado. Mi pánico volvía a latir a su lugar, pero nunca estuve cuerdo del todo ¿no es cierto, Espinosa? 

Nota mental: Debo dejar de hablarme a mí mismo.

The Only Chance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora