Capítulo 9

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No podía moverme. Tres de la 45 a mis espaldas tenía y dos frente a mí. Creían que no los podía ver, o al menos yo lo disimulaba. 

Caminé a paso "normal" hasta las puertas del hospital cuando uno me retuvo de un brazo. 

- 45 minutos. Nada más. Y...bum... - y me miró a los ojos. Eran rojos, quizá lentes de contacto. Desapareció detrás de mí. Me apuntó con algo en el medio de la espalda antes de irse, era la punta de un arma a mí parecer. Eran las 11am.

Cuarenta y cinco minutos antes de la próxima bomba. Y sería en el hospital. 

Subí corriendo a la habitación asignada a Marlen. La desperté, la alcé como pude ya que aún la veía débil para caminar y bajé corriendo a la entrada. 

-¿A dónde vamos Matt? ¡No me puedo ir!- dijo mareada. La senté en una de las butacas a la fuerza y tomé su cra con mis manos. 

-No podemos quedarnos, Marlen, ¡otra bomba va a explotar en minutos!- me arrepentí de haberle gritado, pero estaba alterado, demasiado para mí gusto. 

-¡¿QUÉ QUÉ?! ¡¿BOMBA?! ¡HAY QUE ALERTAR AL EDIFICIO, MATT! ¡VA A MORIR GENTE INOCENTE SINO!- Gritó Marlen. La gente alrededor nuestro se incomodó, habían oído de la explosión de la noche anterior. 

-¿Cómo que otra explosión?- preguntó asustada una mujer embarazada. La noticia se corrió y el pánico cundió en el edificio. Miré el reloj: Exactamente 11:30am. Sólo 15 minutos. 

Empecé a gritar y a alertar a todos. El que no me creía, lo hacía entrar en razón a los gritos. 

Marlen ayudó a los niños a salir. 

Faltaba Luuli. Era amiga de Marlen desde que tenían uso de razón.

Era inconcebible dejarla. Estaba en uno de los pisos superiores y faltaban menos de tres minutos para las y 45. 

Marlen empezó a correr hacia el hospital desde la plaza, donde todos los habíamos refugiado, para salvarla. Corrí detrás de ella. No podía dejarla ir, no viviría sin ella...

Bajamos a Luuli como pudimos y llegamos a saltar fuera del alcance de la bomba. 

Las llamas devoraron el edificio como la noche anterior. La gente lloraba y gritaba, pero todos a salvo.

La acompañé a su casa, hasta la puerta. Cuando estaba por abrir la puerta,un impulso propio me llevó a detenerla, mirarla y no dejarla ir. Probé sus labios. 

Me acordé de Taylor y Vicki, de su final feliz... 

Quizá pudiesemos nosotros tener uno propio... 

The Only Chance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora