Capitulo 5. Cita a Solas?

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Muchas gracias por leer por comentar y votar sobre todo gracias a mi Neko talentoso que me ayuda a corregir, muchas gracias Albert-kun por tomar de tu tiempo para este sueño loco de terminar este fic te quiero.

Capítulo 5.

La ojigris no podía creer su torpeza y lo cerca que estuvo de lastimarse. Se incorporó y dio media vuelta apenada para dar las gracias por ser salvada.
Al girarse unos hermosos ojos azul cielo la estaban esperando y con una leve sonrisa le preguntó.
-¿Te encuentras bien? ¿No te lastimarte?
Ella muy apenada le sonrió. Algo ruborizada por la cercanía que a causa del accidente.
-No. Para nada. Gracias a ti me encuentro bien. Disculpa mi torpeza venía totalmente distraída.
La ojigris le dio una mirada a su salvador, ya que no podía evitar darse cuenta que era muy atractivo.
El joven peliplata que lucía el mismo uniforme que Orihime le contestó sonriente.
-Me alegro de que haya llegado justo a tiempo para impedir que te lastimaras. Mi nombre es Oshiro Koichi.
Hace una ligera reverencia como saludo.
La ojigris le contesta con una reverencia igual.
-Mi nombre es Inoue Orihime.
El chico dibuja en su rostro una media sonrisa.
-Seguro nos llevaremos bien "princesa tejedora". Desde ya estamos destinados a llevarnos bien por nuestros nombres.
Ella entendía perfectamente el chiste y contestó.
-Claro. Eso parece "Príncipe que brilla con luz propia".
Ambos empezaron a reír.
No muy lejos de allí se encontraba un pelinaranja que estaba viendo la escena de principio a fin no con muy buen semblante.
-¿Que se cree ese tipo? Porque ya le habla por su nombre si recién la conoce.
Una voz en su interior se escuchó.
-Rey, deberías hacer algo. O tu princesa se irá con otro príncipe.
Se escuchaba una risa aguda burlona.
-Cállate-dijo Ichigo para su contraparte .
La pelinaranja seguía conversando con su nuevo compañero.
-Oh, no me había dado cuenta. Eres nuevo en el instituto, ¿verdad?-decía la chica con una sonrisa que iluminaba el pasillo.
-Si tienes razón en eso y estoy más que perdido con los salones. Esta escuela es grande-comentó el peliplata algo decaído y preocupado.
-No he dado con ningún salón de los que me tocan en el primer segmento.
-Déjame salvarte ahora yo a ti. Te mostraré el lugar para que conozcas los salones y puedas llegar con facilidad-decía la ojigris muy animada y sonriente por poder ser de ayuda.
Nuestro shinigami sustituto y espía novato no aguanto más y salió del lugar rumbo a la azotea.
-Me quedaré aquí-comentó el ojiceleste a Orihime.
Se detuvo en una gran puerta de madera que tenía un letrero que decía "Dirección ".
-Claro. Pues entonces te dejaré aquí. Muchas gracias por ayudarme y espero te sientas cómodo en esta escuela-se despedida la ojigris con una amplia sonrisa.
-Espero tener la suerte de verte de nuevo Orihime. Si me permites, ¿te puedo llamar por tu nombre? Es tan hermoso que me gustaría hacerlo, aunque no seamos tan cercanos por ahora. Tú también llámame por mi nombre así no me sentiré tan nuevo en el instituto. Sentiré que ya tengo alguien de confianza.
La pelinaranja asintió con su cabeza en señal de aprobación.
-Claro. Pues me voy, Koichi-kun.
Él la miraba mientras se alejaba.
La pelinaranja iba muy alegre en dirección a su salón. En el camino se encontró con Tatsuki.
-Hola Orihime. Estas muy alegre el día de hoy.
-Hola Tatsuki. Es que fue una mañana relativamente larga. Te contaré-le decía mientras la tomaba del brazo para llevarla a un lugar cómodo y contarle toda la historia.
En la azotea estaba el pelinaranja muy pensativo.
-Creo que ya los celos son detestables. Porque se siente esa rabia tan incontrolable que dan ganas de atravesar a más de uno con mi Getsuga Tenshou.
Suspiró mientras se recostaba a ver las nubes en el cielo.
El timbre sonó indicando que todos debían ir a sus respectivos salones. Todos llegaron y tomaron sus asientos. La feliz ojigris saludo a todos.
-Ohayo Minna!
El pelinaranja desganado le dio una miradita y solo respondió.
-Buenos días, Inoue.
A la pelinaranja se le iba desapareciendo lentamente la sonrisa y se fue a su lugar.
La Maestra empezó su clase.
-Buenos días, alumnos. El día de hoy tenemos un estudiante nuevo. Por favor denle la bienvenida y trátenlo con cordialidad.
En eso, a paso lento pero en un toque seductor y seguro, iba cruzando el salón un peliplata con hermosos ojos azul cielo y una sonrisa encantadora.
Las chicas no dejaban de murmurar en un tono casi inaudible para todos.
-Pero que guapo es.
-Ojalá se siente a mi lado.
-Que me haga un hijo ya-comentaban las más atrevidas.
La maestra terminó con el leve escándalo.
-¡Ya, ya! Niñas, compórtense por favor.Preséntate-le decía al chico indicando que le daba un espacio para que hablara un poco de él.
-Hola, mi nombre es Oshiro Koichi. Vengo de Estados Unidos. Mis padres fueron transferidos a Karakura por su trabajo y soy originario de Okinawa. Espero nos llevemos bien.
Terminaba con una reverencia y amplia sonrisa que a más de una dejaba sin aliento.
-Bien Oshiro-chan. Elige un asiento para que lo ocupes el resto del año.
El pelinaranja frunció el ceño al escuchar a tantas chicas casi gritarle: "Por aquí hay lugar".
-Están desesperadas-decía para sí mismo.
El peliplata escogió con rapidez.
-Me sentaré al lado de Orihime-chan.
Todas quedaron decepcionadas. Una que otra con palabras de envidia.
La ojigris solo se ruborizaba un poco al escuchar a una compañera decir.
-La llamó por su nombre. Deben conocerse desde antes.
Nuestro shinigami sustituto solo abrió los ojos a más no poder lleno de irá. Tanto que ni él mismo sabía cómo pudo controlarse.
Las clases transcurrieron habitualmente en la hora de descanso como era de costumbre todos se dirigieron a la azotea.
Rukia tomó de la mano a Orihime y Tatsuki. Las tres se fueron rumbo al pasillo.
-¿Que está pasando, Inoue?
-¿A qué te refieres Kuchiki-san?-decía la ojigris.
-¡Vamos! No me digas eso. Sabes a lo que me refiero. Toda la clase se la pasó el nuevo viéndote.
La ojigris solo cambiaba de tonalidades de rojo según avanzaba la plática.
-No pasa nada. En la mañana solo me salvó de caer por la escalera y es nuevo. Quise ser cortés.
-Creo que te pasas de cortés y él no se ve que quiera disimular que le gustas, Orihime-decía la capitana de judo y su mejor amiga.
Rukia solo podía pensar en un chico que no iba estar muy feliz con estos nuevos acontecimientos.
Salió de sus divagaciones.
-Eres muy linda e ingenua, Inoue. Por favor, no confíes con tanta facilidad. Hay algo en ese chico que no me convence-comentaba la pequeña shinigami con un tono de preocupación.
-Kuchiki-san, no debes de preocuparte tanto por mí. De hecho pensé que ese tema estaba entendido. Será mejor que me vaya.
Caminaba la pelinaranja con rumbo desconocido. Ni Rukia ni Tatsuki la detuvieron.
La ojigris iba algo triste por darse cuenta de que aún no confiaban en que ella podría cuidarse. En voz algo baja se decía para ella misma.
-Al parecer jamás confiaron en que puedo ser igual de fuerte que ellos para la batalla.
Se escuchó una voz familiar.
-Claro que si lo saben, pero no te das cuenta que eres muy valiosa para ellos. Son tus amigos. Rukia se la pasa entrenando y hablando de ti. Eres alguien muy querida para ella, Orihime. Y no quiere perderte de nuevo.
Decía el pelinegro y capitán del sexto escuadrón, mientras se dirigía hacia donde estaba la pelinaranja.
-¿Capitan Byakuya? Pensé que no iba a venir. Casi se terminan las clases.
Comentaba muy sonriente la ojigris en señal que entendía el punto que le acababa de explicar el capitán.
-Me fue difícil encontrarte. Tu reiatsu a veces desaparecía y aparecía de repente. Supongo que es parte de los cambios que me comentó el teniente Abarai.
La ojigris se quedó desconcertada.
-Por favor no se los comenté a los demás. Estoy algo fastidiada por que dejen de vivir sus vidas por cuidarme y, aunque sé que lo hacen por cariño, quisiera que vieran en mi alguien más fuerte-confesaba la pelinaranja mientras bajaba la cara y su tono se hacía aún más triste.
-No te preocupes. Mientras tenga la capacidad para encontrarte no le diré a nadie.
Le respondió el capitán.
-Gracias, capitán Byakuya.
Con una amplia sonrisa y unos ojos brillantes la pelinaranja dio vuelta.
-Vamos, Byakuya. A reunirnos con los demás. Kuchiki-san aún no te ha visto-comentaba mientras seguía su camino y tras de ella el estoico capitán.
Al llegar a un pasillo estaban todos platicando muy amenamente.
La pequeña shinigami no podía ocultar la felicidad que le daba el ver a su amado nii -sama.
-Konichiwa, nii-sama-decía mientras se acercaba a él.
-Rukia, buenos días.
Orihime no podía perder la oportunidad de burlarse de su amiga.
-Hola, Kuchiki-san. ¿Verdad que te da gustó que este aquí Byakuya?
La pequeña shinigami de hermosos ojos los abrió confundida. Su nii-sama no dejaba que nadie le hablara por su nombre. Estaba esperando el momento que reprochara a su amiga por tal atrevimiento, pero eso nunca paso.
Se acerca a la ojigris y en el oído le dice.
-Inoue, ¿por qué le hablaste por su nombre?.
La ojigris muy alegre le saca la lengua en forma de burla y alegre para que viera que la discusión de antes se había olvidado.
-él me lo pidió.
La shinigami solo sonrió al darse cuenta que todo estaba bien con su amiga.

Un Sacrificio  de Amor(Ichihime)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora