Capitulo 6. Una Cita.

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     La pelinaranja no podía creer. El shinigami se acercó peligrosamente a ella y la ojigris se ruborizo.
     -Claro que si. Me encan...
     No pudo terminar la frase, pues un estruendo se escuchó. Ichigo y Orihime se miraron a los ojos.
     -Un Hollow-dijeron al unísono.
     Ambos corrieron en dirección al Hollow, quien era atacado velozmente por el capitán del sexto escuadrón.
     -Bakudo 61 Rikujokoro.
     Salía una inmensa luz que atravesaba al inmenso hollow y lo partía en mil pedazos. Se miraba al capitán descender como si flotara.
     Orihime ve que el hollow se está regenerado a espaldas del capitán.
     -Byakuyaaaa-grita la pelinaranja, el capitán intenta voltear pero era tarde el Hollow lanza un gran manotazo en contra del capitán.
     -Santen kesshun.
     Se forma un escudo detrás del capitán que impide el golpe. Se gira rápidamente y ataca nuevamente al Hollow, partiéndolo en dos.
     El hollow intenta unirse con su parte restante cuando es quemado por el Getsuga Tenshou de Ichigo.
     La ojigris muy contenta dijo.
     -Wow Kurosaki-kuuuun
     De la nada el hollow volvió aparecer como si nada le hubiera lastimado, atacando a Ichigo.
     La pelinaranja miro la posible escena con horror y de inmediato actuó.
     -Koten Zanshun
     Apareció Tsubaki y rápidamente cortó al Hollow en pedazos. El capitán le recrimino al pelinaranja.
     -No te confíes, Kurosaki Ichigo. Se volverá a regenerar.
     Ambos en pose de batalla esperaban que el hollow hiciera de nuevo su aparición, pero eso nunca pasó. Después de unos minutos el capitán comentó viendo a la ojigris.
     -Al parecer le debemos la victoria a Orihime.
     El pelinaranja y el capitán dirigieron su mirada a la ojigris.
     -No me vean así. Están avergonzándome. No sé qué pasó.
     El pelinaranja se acercó a la chica y le dijo en tono suave.
     -¿Te encuentras bien, Inoue?
     -Si, estoy bien. Solo algo confundida como ustedes.
     En el interior, la ojigris estaba muy feliz por haber sido de ayuda. Estaba esperanzada porque ahora podría pelear a la par de sus amigos y no depender de la protección de Kurosaki.
     -Es tarde. Debes descansar, Orihime-comentó el capitán.
     -No me puedo quedar sin una respuesta. Actúa. Haz algo Ichigo-se decía a sí mismo el pelinaranja.
     La chica se dirigía con paso lento al lado del capitán cuando la voz de Ichigo se hizo escuchar.
     -Inoue, tenemos una plática sin terminar.
     Comentó el de ojos marrones con una expresión dulce.
     La pelinaranja se sorprendió al recordar en qué había quedado esa plática.
     El capitán dirigió su mirada con seriedad a la pelinaranja.
     -Te dejaré con Kurosaki Ichigo. Iré a darle informes al comandante. No puedes dejarla sola hasta mi regreso, ¿entendiste?
     Se dio la vuelta no dando tiempo a respuesta alguna y se abrió una puerta Senkaimo para darle entrada al seireitei.
     La ojigris quedó algo nerviosa por la manera en que había actuado el capitán y la determinación del pelinaranja.
     -Lo siento, Kurosaki-kun. Por las molestias.
     El ojimarron sonrió para ella.
     -Para mí no es una molestia. Ya me había dado por vencido de acompañarte un día a casa desde que el papá de Ishida me lo impidió.
     La ojigris no podía con el rojo de la cara. Sentía tanto calor e Ichigo no sabía cómo es que podía ser tan determinado con solo tenerla cerca.
     -Vamos Inoue.
     Ella asintió con la cabeza y empezó a caminar al lado del pelinaranja. No muy lejos de allí tres personas observaban la escena. La pequeña pelirroja estaba enfurecida con cara de pocos amigos
     -¿De nada ha servido el Hollow super poderoso que enviaste?
     El peliplata sonrió.
     -Es lo que tú crees. Ahora entiendes el poder de esta chica. Por algo Aizen-Sama tenía interés en ella-comentaba el ojiceleste.
     -Aizen-Sama no sólo tenía interés en su poder y lo sabes bien Koichi-comentaba el chico de ojos verdes que lo acompañaba.
      -Que desagradables son. No lo soporto.
      Decía la pelirroja con cara de enfado.
      -Sera mejor que mañana me encargue de alejar a ese shinigami de tu presa Koichi. Más te vale hacer tu trabajo rápido.
     En la lejanía de ese lugar, iban dos pelinaranja platicando algo nerviosos ambos.
     -Inoue, no terminaste de responder mi pregunta. ¿Quieres salir conmigo este sábado?
     La ojigris sentía que su corazón se iba a salir de su pecho. No podía creer lo que estaba pasando.
     -Tranquila, Orihime. Respira y responde ya.
     Se reprendía para si misma.
     -Claro que si, Kurosaki-kun. Me encantará salir contigo. Será la primera vez que vayamos solos a algún lugar-comentaba, terminando con una risita nerviosa ya que él solo pensarlo la ponía fuera de sí de los nervios.
     El pelinaranja se felicitaba a sí mismo en su mente por el valor que había sacado quién sabe de dónde.
     -Creo que llegamos, Inoue.
     La ojigris no se había percatado de que estaban fuera de su departamento.
     -Si, es verdad. Kurosaki-kun, no tienes que molestarte en quedarte hasta que llegue Byakuya. No quiero ser una molestia.
     El shinigami sustituto respondió.
     -No eres una molestia, Inoue. Eres una mujer fuerte cuando así lo deseas.
     Le sonrió.
     -Será mejor que entremos. No puedo desobedecer al capitán Byakuya kuchiki-decía su nombre en forma de burla por regañarlo siempre por ese motivo.
     La ojigris soltó una risita.
     -Deberías tener cuidado. Que no te escuché o se molestará.
     La ojigris continuó su camino rumbo a su apartamento. Al llegar se puso nerviosa porque no encontraba la llave. Finalmente la encontró y entraron.
     -Adelante, Kurosaki-kun. Estás en tu casa. ¿Quieres un té?.
     -Claro, Inoue. Me encantaría-
Respondio el pelinaranja
     La ojigris no podía creer que el chico del que estuvo enamorada siempre la invitará a una cita. Se preguntaba cada vez que le pasaba la idea por la mente.
     -Y ahora está aquí en mi casa-se decía a sí misma mientras preparaba el té para su invitado.
     La pelinaranja llevo el té con algo de pan dulce para la sala donde se encontraba Ichigo.
     -Kurosaki-kun, traje algo de pan. Debes tener hambre-comentaba la pelinaranja dejando la bandeja en la pequeña mesita de estar.
     -Gracias, Inoue.
     Ambos tomaron una taza y empezaron a platicar de cosas cotidianas para no hacer el momento tenso o vergonzoso.
 
     En el seireitei se encontraba el capitán pelinegro caminando por el sexto escuadrón.
     -Buenas noches capitán.
     Se escuchaba la voz alegre de su teniente
     -Abarai, estaba buscándote. Prepárate. Te necesito en Karakura.
     El pelirrojo asintió con la cabeza.
     -Claro, estoy listo cuando guste, capitán.
     -Revisa que todo esté bien en el escuadrón. Delega responsabilidad al tercero al mando. En cuanto termine mi informe con el comandante, nos reunimos para ir a Karakura.
     Salió con rumbo a la oficina del comandante. Al llegar tocó la puerta para después escuchar.
     -Adelante.
     Él se adentró al lugar e hizo una reverencia.
     -Comandante, vengo a traerle un informe. El reiatsu no ha vuelto a aparecer. Sin embargo, Orihime Inoue sigue mostrando un poder cada día más increíble. Hace unos minutos acabó con un Hollow que estaba en proceso de ser un arrancar y creo que ni ella se da cuenta del poder que en este momento ha demostrado. Pues  pude percibir el poder de un shinigami de alto rango.
     El comandante escuchaba todo atónito, pues no podía permitir que pasará lo que el temía.
     -Capitan Kuchiki, su prioridad es y será que Inoue Orihime no corra peligro. No quiero que sea capturada por nadie. Aunque Aizen está en nuestro poder, no sabemos que planes pudo dejar para ella. De la vida de esa chiquilla depende que la cámara de los 46 siga con sus funciones, así que de usted depende. Esta es su nueva misión.
     El capitán hizo una reverencia y salió del lugar, totalmente pensativo al recordar el comentario de la cámara de los 46.
     -¿En verdad Orihime es tan importante?
     Al llegar al escuadrón lo esperaba Renji.
     -Capitán, estoy listo. Todo está como lo ordenó.
     El capitán salió de sus divagaciones.
     -Bien hecho, Abarai. Es hora de irnos.
     Se abrió nuevamente una puerta que los llevaría a Karakura.
     Los pelinaranja seguían en su plática. Cuando en medio de la sala aparece la puerta Senkaimo de la cual sale el capitán y teniente del sexto escuadrón. Ambos  se sorprenden.
     -Casi nos matan de un susto-comentaba el pelinaranja.
     -No interrumpimos algo, ¿verdad, Ichigo?-preguntó en forma de burla el pelirrojo.
     -Abarai, deberías de tomar las cosas con más seriedad. Orihime, ¿podría Abarai quedarse aquí?
     -De ninguna manera-protestó Ichigo. Dos hombres en la casa de Inoue no es bueno para ella-decía realmente alterado por la idea que ambos se quedarán en el apartamento de la ojigris.
     -Ya cálmate, Ichigo. Si no me necesita aquí las 24 horas. Capitán, podría irme con Urahara. Allí es donde comúnmente me quedo cuando vengo a la ciudad-respondía el pelirrojo dándole una mirada al pelinaranja como de “me debes una”.
     -Está bien por mí. Pídele tu gigai. Necesitas mañana regresar a clases.
     -Oh, capitán. Me tocará trabajar el resto de la noche limpiando la tienda solo para que me presten el gigai. Será mejor que me apresure-decía el teniente pelirrojo con un semblante de tristeza y saliendo del apartamento.
     -Es hora que te vayas, Kurosaki Ichigo-mencionaba el capitán .
     -¿Quién te crees tú para correrme de esa manera?-decía un molesto Ichigo.
     -Lo lamento, Kurosaki-kun, pero es verdad. Debemos descansar para el día de mañana y para estar descansados para el sábado-decía algo sonrojada la ojigris.
     -De acuerdo, Inoue. Gracias por el té y el pan. Buenas noches.
     Salió del apartamento rumbo a su casa.
     -Byakuya, ¿por qué está aquí Renji?
     Pregunto la ojigris.
     -Eso no lo puedo comentar. Lo siento, Orihime.
     Respondió el capitán con la seriedad de siempre.
     -Está bien. No pienso preguntar más. Será mejor que descansemos. Fue un día largo.
     La ojigris se dirigió a su habitación y de un segundo a otro quedó profundamente dormida. Las seis hadas salieron de sus horquillas. Tsubaki, de nuevo en forma humana, la tomó en brazos y acomodo adecuadamente en la cama mientras las demás la cubrían con una manta. Después todas regresaron a su lugar de siempre.
     A la mañana siguiente se encontraba a un Ichigo muy animado y alegre, quién bajaba de las escaleras .
     -Ichigo, ¿se puede saber porque estás tan feliz?-preguntaba una pequeña shinigami de cabello negro.
     -Pues seguí tus concejos e invité a Inoue a salir el sábado.
     Rukia estaba impactada, pues ella creía que jamás tomaría valor para confesarse. Había dado un paso muy grande.
     -Te felicito, Ichigo. Por fin hiciste algo. ¿Sabes a donde la llevaras?
     Se sobaba la cabeza el pelinaranja.
     -Diablos, eso no se me ocurrió.
     -No te preocupes, Ichigo. Déjamelo todo a mí-decía una feliz shinigami con ínfulas de tener todo bajo control.
     En la entrada del instituto, estaba una agitada oojigris. Pues pensaba que se le haría tarde.
     -Inoue-san, ¿por qué vienes tan deprisa?
     Preguntaba un ojiazul ajustando sus lentes 
     -Ishida-kun, por poco llego tarde. Sabes que no me gusta llegar tarde.
     -Tranquila, aún estás a tiempo. Buenos días, capitán Kuchiki-decía muy cortés y respetuoso el Quincy.
     -Buenos días-responde el capitán.
     -Démonos prisa.
     Al llegar al salón como era costumbre se saludaron todos.
     -Buenos días a todos-decía una sonriente ojigris.
     Cuando de repente es sujetada por una chica ya conocida por muchos.
     -Mi querida Himeeeeee-decía mientras se abalanzaba a la ojigris.
     -Chizuru, por favor estás asfixiándome-comentaba muy sonrojada la ojigris.
     En eso llega Ichigo y ve la escena.
     -Rukia, haz algo o aquí va pasar algo malo-comentaba con una marca en su cien que estaba a punto de estallarle del coraje.
     -Chizuru, déjala en paz. Hace unos segundos vi a Tatsuki. No querrás que te ayude a alejarte de Inoue como solo ella sabe-comentaba la pequeña shinigami.
     Al escuchar eso, Chizuru recordó la manera que muy amablemente la capitana de Judo la alejava de su querida Hime y poco a poco se separó de ella.
     Todos se acercaron y saludaron unos a otros. Llegó el pelirrojo algo ojeroso. Todos se le quedaron viendo.
     -Buenos días, capitán Kuchiki. -Hacia una reverencia-. Si, lo sé. Soy un piltrafo. Urahara me puso toda la noche a limpiar la tienda con tal de prestarme el gigai-contaba su triste historia con cara de desolación.
     -Era de esperarse de ese tipo, Abarai. Sabes cuál es tu misión, yo me iré a la mía. Por el momento te dejaré al cuidado de Abarai.
     Se miraba a una Rukia preocupada por tantos cuidados hacia la ojigris. Temía lo peor.
     El capitán usa shoumpo y sale velozmente, por la ventana.
     De repente se abre la puerta y entra un chico alto de ojos azul cielo. Las chicas, como ya era costumbre, empezaban a murmurar. Él se dirigió de inmediato a saludar a la ojigris.
     -Buenos días, Orihime.
     Ella le sonrió.
     -Buenos días, Koichi-kun.
     Todos estaban dispersados en sus pláticas cuando entro una mujer con cabello rojo, algo joven, de ojos color ámbar y un conjunto juvenil pero profesional en negro.
     -Todos sentados-dijo con voz autoritaria-. Soy su maestra suplente. Su anterior maestra ha sufrido un grave accidente, del cual no tengo conocimiento del todo.
     Unos ojos celestes no le quitaban la vista.
     -Ya veo que si te encargaste un accidente. Siempre eres tan desesperada-se decia para él el peliplata.
     -Mi nombre es Matsuoka Chiyoko. La maestra me ha dejado la continuación de la clase. Sentados todos.
     Todos murmuraba por el estado de su anterior sensei. Algunos muy preocupados.
     -Basta. No quiero murmuraciones. De ahora en adelante seré su maestra y el tema se terminó aquí. Tendremos un trabajo en equipos para hacer una investigación de economía internacional. Los equipos los elegiré yo, así que no se emocionen.
     Todos empezaban a quejarse, pues más de uno ya se imaginaba con su amigo o amiga del alma.
Un pelinaranja se imaginaba con esa chica que estaba empezando a descubrir su gran interés por ella.
     -Guarden silencio.
     El pelinaranja estaba más que impaciente por saber con quién le tocaría. Tenía una muy buena corazonada.
     Nombró a casi todos y los nervios de ambos pelinaranja crecían al ir quedando ellos dos.
     -Inoue Orihime, tu harás el trabajo con...
     Los ojos de Ichigo se abrían al esperar escuchar su nombre.
     -Oshiro Koichi.
     El ojimarron no podía creer esto que estaba pasando. No solo perdía la oportunidad de tener otro trato más cercano a la ojigris, sino que para rematar el nuevo, que era más que obvio que le interesaba la chica, estaría todo el tiempo con ella.
     -Al parecer sí estamos destinados a llevarnos bien princesa-comentaba un alegre y sonriente ojiceleste.
     Orihime igual sonrió algo desganada.
     -Esforcémonos mucho para obtener una buena nota, Koichi-kun.
     -Por último, Kurosaki Ichigo. A ti te tocará con Abarai.
     Ninguno de los dos chicos estaba muy contento.
     -Porque no me tocó con Inoue. O ya por último con Rukia.
     Al escuchar que era la segunda opción, la pequeña shinigami le dio un golpe a la silla del pelirrojo en la parte de abajo. Él solo se quejó.
     -Perdón. Ok-decía el pelirrojo al saber la molestia de su amiga.
     -Tomen a su pareja y empiecen a planear su trabajo en el resto de la hora. Por preguntas y aclaraciones estaré aquí-comentaba la bajita maestra pero autoritaria.
     -Renji, la nueva maestra me da miedo pero es muy atractiva-comentaba Keigo en un tono bajo solo para su compañero. Renji se sonrojo y la pequeña shinigami alcanzó a escucharlos.
     -¿Por qué se sonrojó este cara de mandril?-decía en un tono para ella misma.
     Koichi se acercó a la ojigris.
     -Debemos empezar. El nuestro será el mejor trabajo, princesa.
     Ya Ichigo estaba como olla de vapor y explotó.
     -Tiene un nombre. Es Orihime. Y deberías de preguntarle si se siente cómoda con tanta confianza que le hablas.
     Todos quedaron sorprendidos con la actitud del pelinaranja.
     -Perdona, no sabía que debía pedirle permiso alguien para hablarle afectuosamente a Inoue-San.
     La ojigris no sabía qué hacer. Solo guardaba silencio.
     -Perdón Inoue. No debí meterme-decía un pelinaranja algo avergonzado.
     -No te preocupes, Kurosaki-kun. Gracias por preocuparte.
     Le regalaba una amplia sonrisa.
     -Deberíamos apurarnos a elegir el tema para trabajar todo el día de mañana en el proyecto. ¿Te parece, Orihime?-comentaba muy sonriente el peliplata, algo que no pasó desapercibido para el pelinaranja, quién fijó su mirada en los ojos grises de su aún compañera.
     -Lo lamento mucho, Koichi-kun. Podemos avanzar hoy y el día domingo o entre clases, pero mañana tengo un compromiso personal. Lo siento.
     Ichigo no cabía de felicidad al escuchar esa respuesta. Trató de que no se viera su expresión.
     Koichi con mucho esfuerzo contuvo su ira.
     -No te preocupes, Orihime. Nos ponemos deacuerdo entre clases.
     Le sonreía, pero muy dentro de él contenía mucha irá.
     Todos se empezaron a dispersar, cuando la maestra se le acerca al peliplata.
     -Al parecer necesitarás mucho de mi ayuda con esa niñita-le mencionó con un tono de burla que no pasó desapercibido por el ojiceleste.
     -Maldita sea. Esto no está nada bien. Tengo que deshacerme de ese shinigami-se decía para el mismo el peliplata.
     Las horas transcurrían normalmente y sonó el timbre que indicaba el final del día en el instituto.
     El pelinaranja intento acercarse. Cuando es embestido por la pequeña shinigami
     -Tú y yo debemos irnos.
     De un jalón se lo llevó entre una nube de polvo que provocaron por la rapidez de su partida.
     La ojigris se quedó algo pensativa. A lo que el pelirrojo la trajo de nuevo a la realidad.
     -Debemos irnos, Inoue. El capitán Kuchiki me dio órdenes de acompañarte a tu casa.
     Ella haciendo un puchero afirmó.
     -Abarai-kun, ¿sabes por qué es que tengo a un capitán y teniente tras de mí para protegerme? ¿Acaso pasa algo malo conmigo?-decía la chica algo triste y con un semblante de fastidio.
     -Para ser honesto no tengo idea. El capitán fue muy discreto con las órdenes del comandante. Siento no poderte ayudar con tu duda.
     -No te preocupes. Está bien.
     Sonreía la ojigris mientras apresuraba el paso.
     Algo lejos de allí se encontraban Oshiro y la nueva maestra aun conversando.
     -Deberías de ponerte serio, Oshiro. Te estás poniendo lento. ¿Por qué es que tratas con delicadeza todo lo que a esa chiquilla se refiere? El tú qué yo conozco ya la tuviera comiendo de su mano-comentaba una pelirroja a su compañero.
     -Tú no entiendes nada. Esa niña no es nada fácil. Aparte, mis tácticas no funcionarían con una niña como ella.
     Sonreía al imaginar sus antiguas tácticas de seducción.
     A lo lejos una pelinegra muy simpática y alegre indicaba todo el plan a su amigo.
     -¿Entendiste todo?-decía algo desesperada.
     -Si. Pareces un gendarme, Rukia. Das miedo-expresaba un Ichigo algo temeroso y risueño.
     -Ya, ya. Cálmate Rukia. Daré lo mejor de mí para que todo salga bien en mi primera cita con Orihime.
     -Así se habla, Ichigo-decía una shinigami entusiasta apoyando a su amigo.
     -Llegamos Orihime-comentaba un pelirrojo.
     -Bien hecho, Abarai-decía de improviso el capitán pelinegro, logrando asustarlos a ambos.
     -No nos hagas eso, Byakuya. Somos cardiacos, ¿verdad, Abarai-kun?-decía una sobresaltada pelinaranja.
     -Lamento haber llegado así .
     -Bueno. Por mi parte es todo, capitán. Debo irme.
     -Bien, Abarai. Buenas noches-respondía el saludo de despedida el capitán.
     -Entremos Byakuya-decía una ojigris algo nerviosa por pensar en lo que venía el día de mañana.
     El capitán dio el paso como todo un caballero.
     La ojigris entró y se recargó en la mesita de la entrada.
     -Byakuya-dijo con voz tenue.
     -Dime Orihime.
     -Quisiera pedirte algo-mencionaba apenada y algo ruborizada 
     -Dime. Que no te de vergüenza-respondía el capitán.
     -Tal vez solo mañana, ¿pudiera estar sola?
     Levantaba la mirada para recibir la respuesta.
     -Claro. ¿Es por tu cita con Kurosaki Ichigo?
     Ella estaba de mil tonos rojos.
     -¿Cómo lo supiste? Ah. Mmm. Pues no es una cita, ¿o sí? Bueno, si solo mañana estaré con Kurosaki-kun no creo que me pase nada malo.
     -Por mi parte está bien, Orihime. Te dejaré el día de mañana con él. Me sigues recordando cada día más a Hisana. Cuando le propuse ser mi novia hizo una cara parecida a la tuya.
     La ojigris sonrió.
     -Gracias Byakuya. Me iré a dormir. Que estés bien.
     Se dirigió a su habitación.
     -Me pone algo nerviosa que me compare con su esposa muerta. Vamos Orihime. Descansa. Mañana será un día muy largo para ti-se decía para ella misma. Después de un baño quedó placenteramente dormida.
     A la mañana siguiente, un pelinaranja empezaba a despertarse algo perezoso. De repente recordó que ese era el gran día. Suspiró y miró al techo de su habitación pensativo.
     -Espero no arruinarlo. ¿Y si ella no siente lo mismo y dejamos de ser amigos por eso?
     Se levantó de la cama, tomó su celular y escribió.
 
    "Buenos días, Inoue. Espero que hoy la pasemos bien. ¿Te parece si paso por ti a las 12 m.d?"
 
     El mensaje fue enviado.
     Se recostó nuevamente el pelinaranja.
     En el departamento de la ojigris, el capitán ya no estaba pues había salido a seguir con su misión. Una pelinaranja escuchaba un timbrado conocido por ella.
     -¡Ahhh! Cinco minutos más. ¡Oh! Es un mensaje.
     Se levantó y con pereza tomo su celular. Al ver el origen del mensaje se sorprendió.
     -Es de Kurosaki-kun.
     Lo leyó y empezó a escribir.
 
     "Hola Kurosaki-kun, buenos días. Espero que sí la pasemos bien. Por mí la hora está bien nos vemos pronto".
    
     Mensaje enviado. Tiró el celular al lado de la cama.
     -Oh, por Dios. ¿Qué me voy a poner? Debo levantarme ya.
     Se levantó, tomó una ducha y empezó a preparar su atuendo para ese momento especial.
     -¿Casual?o  ¿Femenina? Oh, que me pondré.
     Suspiraba entre la interrogante de que ponerse.
     -Ok, está decidido. Casual femenina .
     Se rió con ella misma.
     -No sé si se podrá, pero a ver que me invento.
     Empezó a vestirse acorde a su elección. Fueron unos shorts de mezclilla, unas medias blancas hasta arriba de la rodilla, zapatos con un poco de tacón y blusa holgada. Se maquilló algo natural y sutil. Nada exagerado. Peinó su cabello naranja y colocó sus inseparables horquillas .
     -Ya pronto será la hora.
     Suspiró hondo.
     Mientras en la residencia Kurosaki, se miraba a una pequeña shinigami dando órdenes a su amigo.
     -¿Entendiste bien? No lo vayas a echar a perder. Me esforcé mucho en esto, Ichigo.
     Ichigo solo la miraba algo espantado de ver que tenía todo controlado según ella. Él pensaba que seguro se le olvidaría el orden de las cosas, pero sabía que todo iría bien. O eso creía él. Se dirigió algo nervioso y pensativo a la casa de la ojigris. Al llegar a la entrada del edificio se detuvo, respiró y acomodo su ropa. Llevaba unos pantalones de mezclilla, unas zapatillas deportivas y una camisa algo ajustada sutilmente. Se dirigió al departamento y tocó la puerta.
     Del otro lado de la puerta, la ojigris estaba nerviosa. Terminando de arreglarse, cuando escucho que alguien tocó. Nerviosa va en dirección a la puerta y la abre.
Ambos estaban algo nerviosos.
     -Hola Inoue. Luces muy linda-decía un nervioso Ichigo.
     -Gracias Kurosaki-kun. ¿Quieres pasar o ya nos vamos?.
     -Vámonos mejor-termino de decir cuando sujeta la mano de la chica-. Cierra. Ya es tiempo de empezar este día divertido sin reglas-comentaba el pelinaranja.
     La ojigris cerro rápidamente y siguió al chico. No se había percatado de que estaban tomados de la mano hasta que ella sintió una corriente recorrer su cuerpo.
     -Vamos Kurosaki-kun.
     Sonrió algo nerviosa.
     El chico se dio cuenta de que estaban tomados de la mano y delicadamente la soltó, pues empezaba a sudar de los nervios.
     -Empezaremos el recorrido en un parque de agua. ¿Te parece?
     -¿Ah? Parque acuático. Pero yo no tengo…
     No pudo terminar de decir nada.
     -No te preocupes. Allí hay tiendas. Compraré unos para los dos.
     Sonreía Ichigo.
     La ojigris cada vez estaba más nerviosa.
 
     Flash Back:
 
     -Mira Ichigo. Ya te dije. La pasaran bien en el parque acuático. Aparte de eso podrás verla en traje de baño-comentaba una shinigami pequeña tocando el codo del pelinaranja con complicidad.
     -¿Qué te pasa, Rukia? ¿Estás loca? No iría con esa intención. Solo pasarla bien. Ese parque de agua está de moda con el inmenso calor de la ciudad.
     -Si, claro Ichigo. Lo que digas. A mí no me vengas con cuentos.
     Soltó una gran carcajada la shinigami.
 
     Fin del Flash Back.
 
     -Kurosaki-kun, ¿te pasa algo? Has estado muy callado.
     -Perdon, Inoue. Estaba recordando algo lo lamento.
     -Está bien. No te preocupes.
     Sonreía la chica.
     -Inoue, tomemos ese autobús nos llevará directamente.
     -Si, Kurosaki.
     -Ichigo, por favor-le señaló como prefería que lo llamara-. Tenemos años conociéndonos y conviviendo a diario. Es hora que nos hablemos por el nombre, ¿no crees, Orihime?
     -Me parece bien, Ichigo-decía eso y se sonrojo la ojigris, algo que no pasó desapercibido para Ichigo.
     -Por fin. Ahí viene el autobús.
     Hizo la parada y ambos entraron al autobús. Ella se sentó en la ventana. Él en el pasillo. De vez en cuando volteaba a ver la cara de la chica, pues no podía ocultar su felicidad.
     -En ocasiones parece una niña. Inocente y feliz con cosas tan insignificantes-se decía para si el pelinaranja.
     -Wow, mira eso kurosak... Ichigo. ¡Mira, mira! Son un montón de mariposas. ¡Wow! Son hermosas.
     Salía un brillo de sus pupilas que indicaba que la chica estaba maravillada.
     -Si, Orihime. Son muy bellas-comentaba el pelinaranja, con una amplia sonrisa para la chica.
     -Es nuestra bajada. Vamos.
     Tomaba de la mano a la chica para bajar del autobús.
     -Hemos llegado.
     -Wow, Ichigo. Es enorme. Desde aquí se ven los toboganes, deben ser muy altos.
     -Si tienes miedo podemos solo ir a las albercas, Orihime.
     -¿Quéeeee? No tengo miedo. Estoy feliz esperando subir a ese y ese otro-la ojigris apuntaba a los más altos, mientras Ichigo tenía cara de sorpresa.
     -Toma, está es tu entrada. Entremos.
     -¡Hai! Ichigo-kun.
     Ambos entraron y los nervios disminuyeron para los dos.
     -Orihime, vamos a comprar nuestros trajes para meternos a la alberca, ¿te parece?
     -Si, vamos.
     Ambos se dirigieron a la tienda de souvenirs.
     -Me da algo de pena, Ichigo. Me hubieras dicho tus planes y yo hubiera traído el mío-decía la ojigris algo avergonzada por hacerlo gastar.
     -No te preocupes. Iré a buscar el mío. Tú escoge el tuyo y págalo. Toma-le pasaba su tarjeta ella apenada la tomo.
     La ojigris daba vueltas entre un sinfín de trajes de baño. Por su parte el pelinaranja ya había escogido su traje y estaba pagando.
     -Porque los hombres son tan rápidos. ¡Ahgr!-se decía para ella misma la ojigris-. ¡Este! Es perfecto-la ojigris tomó uno y fue a pagar en la puerta. La esperaba Ichigo.
     -¿Estás lista? Vamos a ponernos los trajes de baño.
     -Si vamos Kurosaki-kun. ¡Perdón! Ichigo-kun. Es la costumbre-comentaba con una risita algo nerviosa.
     Ambos entraron a sus respectivos baños. El primero en salir fue Ichigo, quien había escogido un traje de baño hasta la rodilla blanco con dos rayas negras. El joven esperaba en el pasillo de los baños a su acompañante, quien no tardó en salir. Con un bikini de dos piezas en color lila con unos detalles en blanco. Cuando giro su cabeza el pelinaranja quedó impactado.
     -Maldita Rukia. Ahora entiendo porque me dijo que se lo agradecería-se decía para el mismo-. Te ves muy linda, Orihime-le dijo ese cumplido al salir de sus pensamientos.
     -Gracias, Ichigo-kun.
     Ambos se dirigieron a la alberca de olas. La ojigris no pasó desapercibida para nadie. Ni hombres ni mujeres, quienes admiraban su hermosa figura. Ichigo se dio cuenta y empezó a molestarse y fruncir el ceño al escuchar que algunos lanzaban halagos a su hermosa acompañante.
     -Pero que afortunado. Lo que daría por media hora de su compañía-comentaba un joven desconocido pero muy atractivo.
     Ichigo escuchó y le pasó su camisa a la ojigris, pues ya no soportaba la situación.
     -Toma, Orihime. Cubrete, debes tener frío-comento sin pensar pues lo único que quería era que se cubriera.
     -Pero Ichigo-kun, estamos a más de 100 grados por favor.
     El pelinaranja se sonrojó.
     -Tienes razón. Vamos al agua.
     Tomó su mano y la llevó adentro de la alberca.
     -Ichigo-kun, el agua está muy buena. ¡Ahhh!-suspiró Orihime.
    Se recostó en las olas haciendo salir la mitad de su cuerpo en posición del muertito.
     Ichigo pensaba que iba estallar él o su traje de baño.
     -¿La estás pasando bien, Orihime?-preguntaba algo nervioso el pelinaranja.
     -Claro. Tenía tanto sin venir a un parque acuático. Creo que desde que Sora me trajo hace mucho.
     Su semblante cambio al recordar ese día junto a su hermano.
     -¿Te parece si vamos a los toboganes ?
     Preguntaba el pelinaranja para tratar de hacer olvidar aquel recuerdo.
     -¡Siiiiii!-respondía una animada pelinaranja .
     Ambos se dirigían a la fila para subir a los toboganes, cuando una mirada observaba a la pareja de pelinaranja a la distancia.
     -Ya vas actuar o vas a seguir viendo la hermosa escena romántica.
     Comentaba una sarcástica joven de pelo rojo al pensativo peliplata.
     -Deja de fastidiar. Estoy pensando. Definitivamente este posible romance acaba hoy-
Comentaba con un semblante de triunfo.

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Qué está planeando este guapo y zukulento peliplata ??? Jajaja dejen sus comentarios y espero les este gustando este alocado fic gracias por leer y hasta la próxima espero que sea pronto y no un mes como este cap gomennasai es que tengo una bebé edito amv  estoy en un grupo en Facebook de Bleach y mi facebook personal y trabajo así que tenga me paciencia besos.

Un Sacrificio  de Amor(Ichihime)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora