Capítulo 3

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Cuando Nick Fury se aseguró de que los agentes que analizaron el cabello no iban a decir nada sobre eso, me sacaron de la celda de carbón y me llevaron a un cuarto de interrogaciones con una mesa y dos sillas. Me senté en la silla más lejana de la puerta y estiré las piernas encima de la mesa, con mis rodillas dobladas sobre el borde.

No sé porqué mi cerebro escogió aburrirse en vez de preocuparse durante ese tiempo que esperé, pero lo hizo; así que cuando mi mamá entró yo estaba un poco soñolienta y tenía hambre otra vez.

– Bien, señorita, según su cabello usted es mi hija. – me dijo y se sentó. Ya no tenía puesto el traje, sino un vestido beige y rojo que en realidad era un truco para que yo confiara más en ella.

– Pues, lo soy. – fue lo único que dije y bajé las piernas de la mesa.

– Hay un laboratorio en Ámsterdam que puede hacer ese truco del cabello con el ADN de otra persona. – dijo, un poco más seria.

– De seguro pueden hacerlo pero no creo que puedan inventarse uno nuevo. – dije yo. – Así que a menos que tengas otra hija con él paseando por ahí... – me encogí de hombros. Soy hija única.

– Muy bien, parece lógico. – asintió y arrugó un poco la boca, en señal de que me creía. – Entonces, sólo podemos hacer algo para poder irnos todos a casa temprano para celebrar el año nuevo en paz: cuéntanos tu historia. – citó lo que le había dicho en la celda despachable.

– Bien, les contaré. Pero solo las partes importantes, solo para que me crean.

– Está bien, te entiendo. – asintió para darme seguridad.

–Bueno... Déjame ver como te puedo explicar como llegué aquí, déjame ordenar las palabras. – le dije y esperé un segundo antes de empezar. – Bueno, ya sabes que soy tu hija. – la señalé con la mano. – Tuya y de Nick Fury. – hice un ademán con las dos manos.

– Hasta que se demuestre lo contrario...

– Bueno, pues creo que tenemos casi la misma edad, así que es obvio para ti que no soy de este tiempo. Ya mi papá lo vio en mis credenciales de SHIELD también. Mira, aquí se ve. – estiré el brazo y mi palma para mostrarle la credencial; ella se acercó más a la mesa para verlas.

– Ahí dice que empezaste como agente de SHIELD en el 2032. ¿Qué edad tenías? ¿Qué edad tienes? – me preguntó cuando ambas nos enderezamos en nuestras sillas.

– Tengo 23 años y fui oficialmente de SHIELD a los 19 años, aunque empecé en la academia a los 16. Ustedes no querían que empezara muy temprano.

– ¿Y cómo llegaste aquí?

– No sé si es confidencial en esta época, pero el viaje en el tiempo es posible para los humanos también. Eso fue lo que me pasó.

– ¿Qué pasó? ¿Cómo terminaste aquí? – esa era una respuesta de espía interrogadora, no de amiga curiosa. No se estaba creyendo lo que decía y desconfiaba de mi información.

– En mi tiempo, yo estaba...– de repente se me confundieron los tiempos verbales y por un segundo tuve una laguna ortográfica. – ¿Estaré? – hice una mueca hacia ella y me miró pensándoselo por un momento.

Ambas sacudimos la cabeza para quitarle importancia al asunto y dejarlo pasar, ese era un ademán que compartíamos. Ella lo notó y por un momento vi como registraba y archivaba esa mueca, la similitud.

–Bueno, dejémoslo en presente, para no confundirnos. – hice una mueca bajando las comisuras de mis labios y mis manos.

– Si, si, mejor. – asintió y por un segundo miró significativamente al espejo polarizado al lado de nosotras; del otro lado había agentes escuchando y grabando todo.

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