La locura que hubiera dicho al intentar explicarle eso no llegó más rápido que el siguiente coletazo del viaje en el tiempo.
Todas las luces empezaron a fallar, la nave se tambaleó y, sorpresivamente, también la seguridad de la celda.
Él miró hacia la puerta de vidrio, bajo la mala costumbre de siempre intentar escapar.
– Ni se te ocurra. Que pena que hicieras eso después de que no te dispararan apenas verte. – le advertí, señalándolo acusadoramente.
Mi mamá entró en la antesala de la celda dando órdenes a los guardias que esperaron fuera de la puerta mientras ella entró para esposarnos pues nos iban a trasladar a un lugar más seguro por la falla pero no tuvo tiempo de hacer nada porque la puerta se cerró tras ella abruptamente y la luz blanca de la celda se volvió roja. Sonó una alarma.
"Desenganche en T menos 3, 2..." dijo una voz en el panel de control antes de distorsionarse y desaparecer, sin poder llegar hasta el 1 porque falló la electricidad y esta vez no volvió a tiempo para mantenernos en la nave.
Fue una caída libre en picada que nos lanzó directo al techo tibio, que lanzó pequeñas chispas del impacto, los escuché inspirar por el ardor o quizás por el susto.
Tomé la mano de mamá y miré a Loki a los ojos para tocar el lado de su pierna, donde sabia que estaba Gram, la espada de la verdad, del primer héroe de Asgard, escondida bajo un glamour en su muslo junto a su Mjolnir, tomando de nuevo visibilidad cuando la toqué.
"¡La mesa!" le grité a él articulando mucho la palabra para que entendiera, la susodicha estaba a su lado y la tomó con la mano.
Puse la espada frente a mi y la acerqué a el costado de mi rostro para abrir una brecha pequeña, obligando al carbón a separarse para que luego el mismo se terminara de soltar, ampliando la brecha poco a poco; yo puse el arma en mi muslo, adherida por magia, tomé la mano de Loki con fuerza justo a tiempo para cuando la brecha se hacía tan amplia que pasamos por ella hacia el aire, cayendo al vacío sólo un poco más lento que antes.
La celda negra iba sólo unos metros delante de nosotros, impulsada por su peso mucho mayor al nuestro, que seguía deshaciéndose frente a nuestros ojos, haciendo que cúmulos de lava chocaran contra nosotros, pegándose a todo.
La celda giraba y eso la hizo tocar el agua a unos metros de nosotros, enfriándose de inmediato lo que rompió el carbón y empezó a soltarse en trozos mientras se hundía.
Cuando chocamos con el agua la mesa se rompió como era de esperarse pero aún así tomamos los pedazos que pudimos para flotar. Estábamos congelados en acción, viendo como se hundía el gigante metálico y negro que fue nuestra celda.
Cuando me solté del shock inicial, miré a nuestro alrededor y vi que estábamos relativamente cerca de la orilla y eso estaba a nuestro favor, al contrario del oleaje enorme que había hecho nuestro aterrizaje.
No tenía aire para decirles que nos dirigiéramos a la orilla así que solté la madera y sólo empecé a hacerlo y me siguieron por unos metros, tampoco es como si tuvieran muchas opciones.
– ¡Romanov! – Gritó él y me volteé justo para verlo desaparecer bajo el agua. Mi mamá no estaba por ningún lado y temí lo peor.
Tomé mucho aire y me sumergí para buscarlos, él ya estaba subiendo con ella a cuestas, inconsciente probablemente por el golpe.
La halé hacia arriba y al volver a la superficie, la tenía abrazada contra mi para mantenerla a flote e intenté despertar tocándole el rostro y llamándola.
– ¡Mamá! ¡Mamá! –grité y vi de reojo la cara de confusión de Loki. Tomé una decisión. – Ok, yo la voy a despertar y me van a tener que llevar los dos hasta la orilla, justo ahora peso menos que ustedes así que no es un problema pero voy a estar inconsciente y para despertarme tienes que conjurar magia Vanir (N/A: magia de Vanaheim, mundo de Frigga), cederme parte de tu fuerza, con tu cetro sobre mi. – Saqué la Mjolnir del agua mostrándosela sin entregarla – Prepárate para agarrarnos a las dos y no dejes que me ahogue. – Le espeté con seriedad y extendió los brazos alrededor nuestro, preparándose.
Dirigí mi mano hacia el pecho de mi mamá, cerré los ojos y visualicé sus pulmones, que tenían agua, y tomé la energía que me quedaba para obligarlos a expulsarla.
Sólo la sentí moverse en mis brazos antes de perder el conocimiento.
Fue un gran salto de confianza porque ninguno de los dos me conocía de verdad y era una amenaza así que me podrían haber dejado ahí mismo para que me ahogara.
Pero no fue así: confiaron en mi palabra, llevándome hasta tierra firme y poniendo el cetro sobre mí, de forma que mi historia se unió a las de su centro, reconociéndome como su compañera de un futuro.
Imitando a la única persona que había visto hacer el hechizo de unión, su madre, Loki sostuvo sus dedos sobre mis sienes para luego pasarlos sobre mi rostro y hacia mi torso, recitando en su mente el encantamiento.
Desperté desorientada y lo vi de cabeza a contra luz, estaba viéndome y soltó un suspiro de alivio para luego dejarse caer sobre la arena, exhausto.
Mamá estaba en una situación similar, sentada junto a nosotros, tomando bocanadas grandes de aire.
Me levanté con la lanza aún abrazada junto a mi torso y vi algo que me animó un poco: un enorme yate blanco que se dirigía hacia nosotros. Los otros dos también lo vieron pero creo que no tenían en mente lo que yo: ¡de seguro tenían comida!
vV8@
ESTÁS LEYENDO
Vidas Desorganizadas
Science FictionLeia Fury pasa el año nuevo con su esposo a cargo de la maquinaría que su padre le dejó a cargo. Una máquina del tiempo averiada la lleva hasta el mismo día en el que fue creada. Al probar quién es a sus padres, la siguiente piedra...