Gotham Kings 2: Life Loves Villains.

Capítulo Dos: "El día del apagón".

-¿Tú me amas?- La miró expectante, frente a ellos estaba una cámara, grabando en vivo y en directo, detrás estaba el responsable de que Jerome tuviera que engraparse el rostro.
-Sí- sintió que mentía, solo deseaba que Edward,Oswald o hasta su padre apareciera para salvarla. Una gota de sudor frío recorrió toda su columna.
-¿Te alejarías de mí?
-Para nada- más sudor,pero en sus manos.
-¿Lo juras?
-Jerome,moriría por tí-. El sonrió como el psicópata que era y acarició el cabello de su pareja, era como la última vez pero estaba segura que no caería de un edificio. El no lo permitiría nunca más o se intentó convencer de eso.
-Damas y Caballeros,James Gordon en especial.Les presento A Miss J. mi novia, Lily para los conocidos más íntimos y Elle para los idiotas de su colegio.

Y allí estaba ella, con unos jeans gastados y una blusa vieja.
Aprovechó que Jerome no la veía y dirigió su mirada a la cámara moviendo los labios y diciendo en silencio “Sálvame” era más que obvio que su padre, Oswi Doki y Nygma sabrían que decía pero la pregunta era ¿Irían por ella?

Esa noche Gotham incitó a sus habitantes a la locura,la destrucción,la muerte. La primer noche de cuatro se hizo presente.
Lily fue encerrada en una habitación con la excusa de Jerome: “Te amo pequeña, no miento, pero eres mucha normalidad entre tanta locura”. Así que su plan fue fácil; la encerró en la habitación más blanca que encontró y la puso a escuchar música de circo distorsionada, creada por uno de sus seguidores payasos con experiencia en mensajes que el cerebro interceptaba de manera distinta a la que se escuchaba a simple oído. Un mensaje subliminal.
Veinticuatro horas le llevó, escuchando la misma canción una y otra vez, con las voces que ya estaban allí alborotadas y juró ver como el cuarto tornaba distintas tonalidades de azul,violeta, rojo. Sin contar que el ruido no la dejaba dormir entonces a la locura se le agregaba el hambre, el sueño y el leve dolor de cabeza.
Se dejó llevar por las voces y comenzó a reír, a bailar, a cantar con frases inentendibles. Jerome había encontrado su punto débil.

El segundo día fue sacada del lugar, alimentada y la llevaron a dormir. Bárbara estaba entre los payasos más preocupada que nunca, se quedó junto a ella hasta que despertó antes de media noche. La guió al baño escuchando como tarareaba lentamente una canción de circo, abrió la ducha y la metió a bañar.
-Jerome quiere que estés lista para la media noche, quiere presentarte como reina oficialmente frente a esos feos seguidores.
-¿Je-Jerome?- tartamudeó-Jerome está muerto- rió levemente-¡Muerto!- exclamó y rió aún más. Bárbara se vio reflejada en la muchacha, sin embargo, por primera vez en su vida se sintió triste de que tal mente fuera influida por un demonio de cabello rojo. Le colocó un vestido negro y la maquilló levemente, la puerta fue abierta. El causante de todo eso estaba allí, vestido como un muñequito de torta.
-¡Bebé!- exclamó la chica y saltó a sus brazos. El sonrió macabramente y tomó las mejillas de la muchacha para plantar un beso en sus labios.
-Veo que estas lista para la cena,¿no?- uno de sus brazos esperó a que Lily lo tomara y salieran. Bárbara se adelantó y fue hacia la sala junto a los demás.
-¿Vamos?- preguntó él. Ella asintió con una sonrisa de oreja a oreja, parecida a la de él, escalofriante.
Bajaron la escalera con la mirada de todos puesta sobre ellos, era una mesa gigante. En la cual se encontraba: Nygma(vestido completamente de verde), Oswald, sorprendentemente Falcone con dos gigantes a su lado,Fish Mooney, Victor, Selina, Tabitha, Bárbara, más mafiosos y algunos payasos, los demás seguidores observaban desde la lejanía. Todos se veían con odio e incomodidad, como si hubieran sido obligados a compartir aquella macabra cena.
-¡Sean bienvenidos a nuestra cena!- habló Jerome alto cuando llegó a su silla en la punta- ¡Con ustedes mi hermosa novia!¡Y reina!- el besó la mano de esta y la ayudó a sentarse como un caballero. Bárbara apartó la mirada recordando el estado de la pobre, Oswald sonrió falsamente y Nygma apretó los puños con la misma sonrisa falsa; los tres le tenían especial afecto a la muchacha.