Capítulo 01. El chico molesto.

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 Me encontraba sentada en una de las mesas situadas al fondo de la clase, junto a la ventana. Hoy parecía un día triste, pues el sol no se lograba ver a causa de las grandes nubes grisáceas tapándolo por completo. Creo que llovería dentro de unas horas, no me importaba.

Fijé mi vista en el cuaderno que tenía sobre la mesa color beige, junto a él estaban mis lápices de distintos tonos de negro, y uno color blanco, el cual no usaba mucho. Me gustaba dibujar, dibujaba sin pensar en qué. Tomé uno de mis cuantos lápices, uno de un color negro oscuro, y comencé a trazar líneas horizontales y luego verticales. Creo que cada dibujo que hacia, no lo pensaba, sino que algo en mi me decía que los dibujara. De mis tantos dibujos nunca entendí porque la mayoría eran extraños, como si todo en mi fuera…oscuro. Cuando estaba por terminar mi preciado dibujo, sentí la presencia de alguien a mi lado. Miré de reojo hacía mi derecha, y me encontré con un…chico ¿Qué hacía aquí? ¿Porqué estaba sentado a mi lado? Levante mi vista y recorrí todo el salón con mis ojos, viendo si no habían más mesas vacías. Y era así, no había más lugar en excepción el mío, que ahora lo ocupó él.

Sabía que me miraba, lo podía presentir. No me gusta que nadie me mire, no me gusta ser el centro de atención. Cuanto menos me hablen o miren, mejor.

— ¿Qué es lo que dibujas?—preguntó luego de unos minutos.

No respondí y seguí con lo mío…

—Son…rayas… rayas con un fondo gris?. ¿Qué significa?—volvió a preguntar.

No respondí nuevamente…

—Oye, ¿seguirás ignorándome o me hablarás?—dijo ya irritado de que no respondía.

No le hice caso, y cuando iba a hablar nuevamente, el timbre sonó aliviándome por completo. Me pare de mi lugar, y empecé a juntar mis cosas. Al terminar salí del salón yendo hacia mi casillero, dejé mis cosas ahí y me di vuelta lista para irme a la cafetería o a casa. Pero paré en seco al encontrarme frente al molesto chico que me molestaba con sus irritantes preguntas en clase. Lo ignoré y di media volta comenzando mi camino hacia la cafetería. Nuevamente el molesto chico se encontraba frente mío, al parecer me había visto. Decidí ignorarlo y seguir caminado, pero me paro…

—Hey, ¿puedo ir contigo? No conozco nada aquí y se supone que debería ir a la cafetería, pero no se ni donde queda—habló haciendo una mueca. Lo mire levantando una ceja.

—No me interesa—respondí cortante. Y volví a ignorarlo pensando que así ya me dejaría en paz, y que entendería que no quiero ninguna clase de compañía. Pero me equivoque.

—Oye, que te he hecho para que me trates así? Podrías ser un poco más amable?—usurro cerca de mí, lo que me causo un escalofrío sin saber porque.

—Mira, si no lo entiendes, quiero estar sola, SOLA. No me interesa un pepino sino te gusta, pero quiero que me dejes tranquila y pares de molestarme. Haz como esas otras personas, déjame sola, ya!—chillé molesta. Me hartaba que me siguiera y que me hablara como si fuera cualquier persona conocida. Prefería seguir así como soy, sin socializar con nadie, así nadie me molesta.

Él pareció entenderlo, pues me dio una última mirada para luego darse vuelta y buscar por si solo lo que quería. Y así me sentí mejor, estoy mucho mejor sola, como dice esa frase ‘’Mejor solo que mal acompañado’’ y creo que es verdad…

Preferí no ir a la cafetería e ir al baño, no me sentía bien. Entre y cerré la puerta para que nadie entrara. Tragué saliva y me senté encima del inodoro con la tapa baja. Suspiré molesta y sacudí mi cabello.

«Es culpa tuya de que estés sola así, sin amigas» dijo esa vocecita en mi mente.

¡La odiaba!, odiaba escuchar esas voces que decían que no servía. Me hacían sentirme más mierda aun.

—¡CÁLLATE!—grité irritada.

«Nunca te librarás de mi. Solo si…mueres, solo así te dejaré en paz. Matate» volvió a sonar ese susurro en mi mente.

—No, no lo haré—suspiré agitada.

«Vamos, te dará beneficios… ya no sentirás dolor, ya no tendrás problemas. Todo será mejor»

—Mentira, no es verdad. No creeré en nada de lo me dices—tomé mis cabellos entre mis manos y comencé a jalarlos

«Tu madre se fue, al igual que tu padre. Te dejaron sola, y sin nadie. Ellos nunca te quisieron»

—¡MENTIRA! Eso es mentira…no voy a creer en ti. Mis padres si me quieren, y se que ahora ellos están en un lugar mejor y me están viendo desde arriba—murmuré con rabia intentando calmarme. No debía creer y ni hacer caso a lo que esa voz me dice.

«Mentira, sabes que no  miento, lo sabes. No mentí cuando dije que nadie te quería»

—¡DÉJAME!—grité con las mejillas ya empapadas—. Déjame—susurré cayendo al suelo del baño..

Esto me perseguía por todas partes. Oigo voces, voces que me dicen que me mate. Y lo peor es que….ya les estoy comenzando a creer…

suicidal thoughts //c.r  -AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora