Capítulo 05. Yo no necesito amigos.

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#5

Al día siguiente.

Me levanté sin ganas, tomé algo de ropa y caminé hacia el baño. Ya adentro deje lo que me iba a poner sobre el lavamanos. Me quité la ropa y encendí la ducha, el agua no estaba del todo caliente. Me dolía mucho mis partes íntimas, también tenía muchos moretones por los brazos, piernas y algunos que casi no se notaban en el estómago. Creo que ya estaba acostumbrada a esto, el dolor físico no era nada comparado con el dolor emocional que siento todo el tiempo.

Hoy mis muñecas y brazos no conocerían a Steve (Mi cuchillo, lo sé, suena psicópata), no tenía tiempo ya qué me levanté tarde y no llegaría a tiempo al colegio. Luego de alistarme, tomé mis cosas y salí directo a la escuela.

En el camino iba pateando una roca, la cual paré de patear al ver que tenía boca y ojos, luego me habló…

— ¿Por qué llevas esas ojeras? ¿No pudiste dormir anoche porque pensabas demasiado? Porque te afecta tanto, ya deberías de estar acostumbrada si eres una puta—comenzó a reírse burlándose de mí.

— ¡Cállate! ¡No sabes nada, estúpida roca!—grité apretando los ojos fuertemente. Al abrirlos la piedra ya no tenía ojos ni boca, era normal. Sacudí mi cabeza volviendo a la normalidad. Tragando saliva miré para ambos lados fijándome si había alguien que había presenciado la escena, y con suerte no. Pensarían que estaba loca.

Llegué a la escuela y dejé mis cosas en el casillero, tomando únicamente mi libro de literatura, qué era lo que tenía ahora. Cuando entré al salón divisé un asiento vacío al final del aula junto a la ventana, pero para mí mala suerte estaba junto al chico molesto. De igual manera me acerqué tirando mi libro encima de la mesa, llamando la atención del chico, no hice caso y me senté mirando al frente con los brazos cruzados.

—Hola, creí que no te vería de nuevo chica emo—habló sonriendo. Giré mi cabeza mirándolo.

—Nunca dejarás de molestarme, ¿cierto?—dije desesperanzada.

—Nop—negó resaltando la letra ‘’p’’.

Suspiré mirando nuevamente al frente. La profesora entró dando inicio a su aburrida clase. Para no aburrirme más, saque mi cuaderno y mis lápices, dejándolos encima de la mesa. Tomé el lápiz de dibujo Nº 2B y comencé a dibujar. Ayer tuve un sueño, era raro.

Soñé que caía a un poso, un poso que parecía no tener fin. No sé qué significado puede llegar a tener eso, pero da miedo.

Empecé a dibujar lo que recordaba de ese sueño, sin perderme ninguna forma, trazaba los rasgos con delicadeza. Paré al sentir una respiración en mi cuello, miré de reojo y vi al chico molesto mirar mi hoja, rápidamente la tapé cerrando el cuaderno y lo miré de esta vez de frente.

— ¿Ahora qué quieres?—pregunté ya molesta.

— ¿Puedo ver cómo dibujas?—miro el cuaderno cerrado. 

Suspiré y volví a abrir el cuaderno sin decir palabra alguna.

— ¿Qué es lo que dibujas?—cuestionó curioso.

—Si vas a verme dibujar, al menos cierra el pico—musité volviendo a centrar mi atención a la hoja.

El timbre sonó retumbando en mis oídos. Me levanté y junté todas mis cosas, saliendo del salón con el chico molesto pisando mis talones.

—Ayer, ¿tus padres no te regañaron por llegar tarde?—soltó de la nada poniéndose a un lado de mí.

—Y eso a ti que te importa—dije borde.

— ¿Crees que si no me importaba te lo preguntaría?—agregó dejándome sin saber que decir.

Pasamos de largo la cafetería y el chico molesto me miro confundido mientras me seguía.

—Oye, ¿Qué no vamos a la cafetería?—inquirió confundido.

—Mira chico molesto, no estoy de humor, y si quieres ir vete, a mí no me interesa lo  que hagas—dije sentándome debajo del gran árbol, que estaba detrás de la escuela.

—No es necesario que seas así de fría conmigo, solo quiero ser tu amigo—habló sonando… triste? No, no lo creo.

—Yo no necesito amigos—dije arrancando las hierbas que apenas crecían con mis manos.

—Aunque no lo creas, todos necesitamos estar acompañados de alguien a nadie le gusta estar solo, y sé que tú no eres la excepción de ello—mencionó sentándose a un lado de mi—. Cuando era pequeño y entraba en el kínder, nadie quería ser mi amigo porque una vez me oriné en mis pantalones en medio de clases. Todos se rieron de mí ese día, hasta la profesora. Me sentí muy solo hasta la primaria, cuando conocí a mi amigo Sam Elica, quién fue mi mejor amigo hasta que me vine a vivir para acá. A lo que quiero llegar es que todos necesitamos la compañía de alguien para no sentirnos solos. Sé que tú también necesitas de un amigo a tu lado—habló mirándome. Su mirada tan intensa logró ponerme algo nerviosa, pero no le di importancia a ese sentimiento extraño que sentí al ver sus ojos azules.

El timbre me salvó de que dijera algo de lo que luego me arrepentiría. Me levanté rápidamente sacudiendo mi ropa, y empecé a caminar hacia la siguiente clase seguida del chico…molesto que, por suerte, no pronunció palabra alguna durante el camino hacia el salón.

Y yo me quede con esas palabras en la cabeza, quizás él tenía razón, no quería sentirme más sola…

Buano intenté hacer lo más largo que pude como recompenza de haber tardado en subir los capítulos :)

Espero les guste :3

Dejen su voto & comentario c:

Besos♥

Atte:La escritora (Agradezco que hayan votado y comentado el anterior capítulo, y la nota, lograron animarme c:)

suicidal thoughts //c.r  -AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora