Capítulo 5.

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Capítulo 5: Guerra.

—No puede ser, esto no puede estar pasando tú y... ¡NO!

Desperté de un susto. Casi me caigo de la cama.

«Que horrible pesadilla».

De todas las que he tuvido, está era la peor. Estaba en una cama con Xiumin, desnudos. Con solo pensarlo me da asco, náuseas.

Me dolía demasiado la cabeza. Hice mi rutina, me duché para despejarme y para terminar la "mañana", porque ya era tardé, comí el almuerzo.

Flashback.

—Te lo advierto esta vez, no dejaré que estés con él por ninguna razón. Sé tus intenciones.

—¿Así? Sabes, no tengo miedo de pegarles a las mujeres marranas como tú —Alce la mano para darle una cachetada hasta que Xiumin se interpuso al medio.

—Si lo haces, que sea sobre mi cadáver. —Enfrentó Xiumin desafiante.

Reí irónico.

—No me desafies, idiota.

—Pegame si eres tan hombrecito.

—¡Amber! —Llamó la atención, Xiumin.

Suspiré fastidioso.

—¡¿Qué?! Hazte cuenta que él no es lo que parece.

—Lo sé muy bien, Amber.

—Miren, a mí no me van los dramas. Así que los dejaré aquí, yo me iré a mi casa —hablé molestó, largándome.

«Ni siquieras me conoces, Xiumin».

Fin del flashback.

[...]

Volvíamos al trabajo. Había un ambiente tenso con Amber y yo. No entiendo el porqué se tiene que meter en los asuntos de otras personas ¿No le es suficiente con la comida?

Grabamos unos dos vídeos. Ya haciéndose de noche, recogemos nuestras cosas hasta que a la estúpida se le ocurre empujarme.

—¿Qué te pasa, peppa pig? —Pregunté enfrentandola.

—Nada ¿y tú, frentudo?

—Eres tan poca cosa que intervienes en asuntos que no te ameritan —dije sincero.

—Yo hago lo que quiero, y más cuando se trata de mi mejor amigo.

—Aja, ¿Y? ¿Crees que él no se puede defender o qué?

—El problema es que es ingenuo, y no sé que le has hecho para que se... —Se tragó las palabras, molesta.

—Yo hago con Xiumin lo que se me pega la gana. Y sí vas a estar como mosca, hazlo. Pero, te vas arrepentir de competir conmigo.

—No querido —rio—. Puedo mandarte a tu misma casita, si así lo deseó. —Empujó nuevamente.

—¡EH! ¡Calmados! —Vino el grupo, incluyendo Xiumin.

—¿Quieres guerra? La tendrás —Nos fulminamos con la mirada.

—Aquí nadie hara guerra, se relajan un poco —dijo Seung, con su característico humor.

—¡Díselo a esta peppa pig!

—Al menos no soy un frentudo e malo como tú —defendió.

—Il nis ni siy in frintidi i mili cimi ti —burlé sarcástico.

—Hijo de tu ma... —Casi se viene encima mío. Graciasa los demás, me salvaron de una asfixia.

—Chen, vete. No llegues tardé a casa —habló Seung, echandome. Le hice caso y recogí mis cosas.

Caminé unas cuántas cuadras. El nombre mío se escuchó atrás de mi espalda, di la vuelta y era Xiumin todo sudoroso. Al parecer había corrido, pero parecía que casi se estaba muriendo.

Reí.

—¿Estas bien? Pareces un jamón mojado.

Repiraba agitado, intentando recuperar el aliento.

—Es que te quería decir algo.

—Me lo hubieras dicho antes.

—No. Es algo importante y quiero que sepas. —Mantenía el misterio.

—Sabes, no debería hablarte quizás esté la peppa pig detrás de los arboles.

—Es posible —dijo serio.

—Bueno ya, suelta la sopa —apresuró.

—Salgamos. —Soltó Xiumin.

«¿Qué?».

No hubo respuesta por parte mía.

—Sé que es sorpresivo, pero quiero que salgamos lo dos solos a una discoteca.

Me reía. Era demasiado ¿Inocente? ¿Indiferente? Nada sorpresivo.

—Xiumin. —Pose mi mano en su hombro—. Hay cosas que no puedes hacer por...

—Quiero intentarlo, por favor —. Interrumpió. No comprendía si era una cita o algo por el estilo.

No tuve más opción que aceptar.

—Esta bien. Lo haré.

—¡Great! (Genial).

—Pero, mañana al centro comercial a las 4 de la tardé.

Asintió ansioso.

«¿En dónde me estoy metiendo?».

[...]

Dulces apariencias |Chenmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora