Capitulo 6

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Hace siglos que no actualizo, perdón por eso :P. 

Pov.Kurt

Me desperté sobresaltado por la pesadilla que había tenido, estaba temblando y jadeando. Tengo que admitir que me dio miedo, mucho miedo.

Lo que mas me molestaba era mi brazo que ardía. Miré mi brazo y vi que lo tenía vendado, después me fije en la familiar habitación en la que me encontraba. Tenia una cama realmente alta, recuerdo que Evelyn y yo teníamos que saltar para subir a esta, seguía teniendo las sabanas y colcha de Hello Kitty, de esta cama sale por abajo otra que era individual que era en la que yo solía dormir cuando me quedaba en una fiesta de piyamas. En frente de la cama había una cuna llena de ropa, al lado de la cuna había un armario que estaba lleno de juguetes, ahora no se que albergará, al lado del armario hay un vestidor que tiene mas juguetes, ropa, un teclado y una guitarra, en la pared de la derecha tenia una puerta que daba a un baño.

Me senté, se alcanzaban a escuchar pasos abajo y el aire olía a comida, era una mezcla de tocino y Hot Cakes. También se escuchaba que alguien estaba usando la bicicleta de ejercicios que esta en el baño de las escaleras.

Me levante de la cama y tomé mis lentes que estaban en la encimera de al lado de la cama, usualmente usaba lentes de contacto, pero por suerte están en mi mochila. estaba a medio camino hacia el baño cuando escuche un maullido atrás de mi, me volví y vi a Trevor caminando hacia el baño, decidí seguirlo, aún así ya se había bañado conmigo antes, es un gato un poco miedoso y desde que empezó todo no le gusta quedarse solo por lo que siempre me esta siguiendo, pero en realidad no me importa, se lo agradezco, así no me preocupo de su paradero.

Trevor se tumbo en el lavabo y me miro interesado en lo que estaba por hacer.

<Me siento sucio, hace días que no me doy un baño>

Me quite los harapos que vestía y me metí a la relajante agua de la regadera.

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Salí del baño con una toalla enredada a mi cintura, me dirigí al armario de Evelyn ya que mis cosas no estaban en la habitación.

"Espero encontrar algo de mi talla"

Abrí un cajón y escogí una playera de Metallica  que un día había dejado aquí alguna vez, un pants gris que también había dejado y unos boxers que para variar había olvidado. Deje la ropa encima del armario, me puse la playera cuando escuche que alguien hizo un sonido atrás de mi.

- Madrina, estoy bien, no te preocupes- dije sin voltearme.

-Supongo que te refieres a la señora García- me contesto una voz femenina que claramente no era mi mejor amiga.

Voltee mi cabeza y me encontré a una chica con unos hermosos ojos ámbar y una cabellera castaño claro, tenía una piel clara como porcelana y una sonrisa que te hacía querer ayudarle en todo lo posible. 

-Es-Espera- Balbuceé y me metí al baño para ponerme unos pantalones, acto seguido salí a enfrentarme con esa hermosa desconocida.

Seguía parada en el mismo lugar, estaba viendo con aire distraído la ventana. Me acerqué a ella y le toqué el hombro derecho para sacarla de su pequeño trance, ella volteo y se me quedo viendo, sus ojos estaban inexpresivos.

-Hola, Me llamo Kurt- me presenté con voz amable y quite mi mano de su hombro colocándome enfrente de ella - ¿Y tú? 

-Ambar.

-¿Por tus ojos?- Le pregunté divertido.- Son hermosos por cierto.

-Mmm, Gracias-Se puso roja y volteo a otro lado, como si quisiera ocultar sus bellos ojos de mi- Y si, mi madre me puso el nombre cuando me vio.

Pasaron unos incómodos segundos los cuales yo me la pase observándola. Ambar es un poco menos alta que yo y tiene una apariencia dulce y generosa, pero por su forma de pararse te das cuenta que es una persona mucho mas ruda, al igual que sus hermosos ojos que en vez de reflejar la dulzura que seguro antes tenían ahora eran tristes.

-Creo que es mejor bajar a desayunar- Dijo Ambar cuando se dio cuenta de que la veía.

Me costo un poco procesar las palabras por mi concentración en el análisis de la chica.

-Ehh.. si, si claro.

Ella salió del cuarto primero, la seguí y en las escaleras me encontré a mi Trevor que al verme maulló.

-Supongo que tienes hambre ¿No amigo?- Le dije a lo que el me contesto con otro maullido.

-Vamos a conseguirte algo rico para que comas.

Minutos después nos encontrábamos desayunando tranquilamente. Ajenos al mundo exterior y sin darnos cuenta que ese era el comienzo de nuestra gran aventura. 



el tiempo para morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora