Po. Kurt
Después de una hora de camino, llegamos al refugio, que era una construcción abandonada encima de una montaña, alrededor de esta se encontraba una muralla color gris con alambres y una gran puerta custodiada por soldados, estabamos en la cajuela al aire del vehiculo, junto con dos soldados.
Cuando entramos a la base y cerraron el portón, pude ver personas caminando de un lado al otro, construyendo chozas, unas torres que supuse que eran de electricidad recorrían todo el complejo, a la distancia pude ver que abajo de un techo estaban unos niños alrededor de la que supuse que era una maestra, me asombre lo bien organizado que estaba la base con tan solo unos meses del comienzo del apocalipsis. Los soldados nos hicieron señas para indicarnos que era seguro salir de la camioneta, cuando estuvimos todos fuera, esta se fue dejándonos en medio del gran patio, el soldado nos indico que lo siguiéramos y nos dejo con un pequeño grupo de personas, un hombre de cuarenta años que sostenía a un niño de no mas de cinco y una chica con lentes de sol y cabello cobrizo agarrado en una coleta, estaba apoyada en la pared de una de las construcciones y el ceño fruncido.
Después de unos minutos esperando, me sorprendió el pequeño grito de alguien, cuando voltee, me encontré con la madre de Evelyn caminando hasta nosotros, cuando llego abrazó a Carola con fuerza y no se separó hasta unos segundos después, mi madrina tenia los ojos llorosos de la emoción, pude ver como intercambiaban algunas palabras y como la mayor me señaló.
-Hola Kurt- me dijo mi tía cuando llego a mi altura y me abrazó- Gracias por cuidar de mi mama- me susurró con emoción.
-Es un placer señora- contesté con sinceridad, pues ellas eran la última familia que me quedaba aparte de mi gato.-¿Alguna noticia de Evelyn?
La castaña negó un poco con la cabeza, le sonreí con comprensión pues yo también estaba preocupado por ella. Estaba a punto de agregar algo mas pero una soldado nos interrumpio, ordenándonos que los jóvenes y adolescentes hiciéramos una fila mientras que los niños, adultos y adultos mayores hicieran otra.
Mis amigos y yo seguimos a otro soldado por el patio, el clima era seco y caluroso y el sol me quemaba los ojos, por lo que me cubrí con una mano, pasamos el edifició principal y atrás de este se encontraban unas diez casas de algunos pisos como si fueran una medio luna en el centro, a la izquiera de estas había una gran habitación con dos puertas decoradas con señales de baños públicos, por lo que deduje que eran las regaderas y baños, a la derecha se encontraba un campo de tiro y una zona que supuse que era de entrenamiento pues habían jóvenes corriendo y en clases de pelea, rodeamos las casas para encontrarnos un gran patio de al menos una hectárea de largo y ancho con una alambrada impidiéndonos el paso, esta estaba vigilada por unos chicos con rifles, pero unos metros antes de esta había una última gran cabaña de dos pisos ala cual entramos.
Por dentro la cabaña era un poco oscura, pero la luz que entraba era la suficiente para ver las cosas, pude ver la entrada de un gran armería, que ocupaba toda la parte derecha del piso inferior, mientras en la parte izquierda se encontraba una sala con una mesa y sillas, había escritorios pegados a la pared, con adultos en ellos, por sus uniformes me dí cuenta que algunos eran coroneles o comandantes, nos paramos en medio de la sala.
-Señor Rivera, encontramos mas civiles en nuestra última expedición a Queretaro.
Un hombre de unos treinta años, musculoso e imponente alzó la vista al oír su nombre, y nos analizó con la mirada.
-¿Había mas?- preguntó con tranquilidad.
-Un adulto y un niño y una señora de mayor edad, señor- la voz del soldado era firme.
-Bien. Llévalos a enfermería y después a que los asignen.- el señor nos despacho con un movimiento de mano.
El soldado se inclino en señal de respeto y dio la media vuelta, indicándonos que lo siguiéramos, cuando salimos de la construcción el sol me deslumbró un poco, voltee a ver a mis amigos. Abril estaba unos pasos detrás de mi con una expresión de confusión, mientras que Daniel estaba revisando su mochila, checando que Rayas estuviera bien, aprovechando me fije en mi mochila, al abrirla un poco mas pude ver a Trevor durmiendo con tranquilidad, por lo que me la volví a colgar dejándola medio abierta. La chica de lentes solo caminaba mirando al frente, me pregunte porque estaba tan seria,si había perdido a alguien importante.
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el tiempo para morir
Paranormal"No importan las condiciones si vives al borde (literalmente)" Evelyn es una chica de 16 años. Cuya vida dio un giro de 360 grados cuando llegó el Apocalipsis y con el los Depredadores ella y sus amigos se enfrentaran a las dificultades de...