Te llevo en mis letras. [PAUSADA]

"Solo estoy fingiendo"

- ¿Dónde estás? – Cuestionó Jennifer.

- Tuve que salir de la ciudad, pero obviamente estaré para el día de nuestra boda. – Dije mirando a Alex, pero ella dirigió su mirada hacia la ventana.

-Excelente cariño, espero que todo salga bien en tu viaje. – Era impresionante lo rápido que me creía y lo poco que le importaba mi paradero, pues no pidió más especificaciones de mi "Viaje".

- ¿Y tú dónde estás? - Cuestioné.

-Extrañándote en casa, amor. – Mentía, podía escuchar en el fondo la música a todo volumen, pero supongo que estábamos a mano, yo también le estoy mintiendo.

-Te dejo, ya tengo que dormir. –

-Está bien, amor, te quiero. –

-Yo también te quiero. – Dije esto último mirando a Alex para después terminar la llamada.

*Fin de la llamada*

- ¿Ya terminaste de hablar? –Preguntó con aquella frialdad tan característica de su voz.

-Si. –Dije extendiéndole mi celular, ella me miró extrañada. – No quiero tener contacto con nadie. – Ella asintió y tomó el celular haciendo que nuestras manos rozaran y ahí estaba esa corriente eléctrica tan singular que surgía al simple roce entre nosotras.

- Ya sabes dónde está mi habitación, descansa. – Dijo dándome la espalda.

- ¿Y dónde vas a dormir tú? – Ella se detuvo en medio de la sala y se dio la vuelta para encararme.

-Pues aquí, ¿Dónde más? – Dijo como si fuera muy obvio y yo me sentí muy tonta.

- No, no quiero ser una molestia más de lo que ya lo soy, por favor, duerme conmigo. – Dije extendiendo mi mano para que ella la tomara, me miró confundida y después alzó una de sus cejas. – Por favor, Alex. – Dije casi suplicando, ella después de unos segundos de mirar mi mano, pasó a un lado de mí y se metió a su recamara.

Me quedé unos minutos parada en medio de su sala y después yo también fui a su recamara para ver que estaba haciendo, al entrar, miro su silueta recostada en la cama gracias a la luz de la luna, está acostada del lado que queda hacia la ventana, me acerco a ella para poder mirarle el rostro, sus ojos verdes están abiertos y miran hacia la ciudad, me acerco a ella y me inclino a su altura para quedar cara a cara, veo como sus pupilas se dilatan y en sus ojos el reflejo de la ciudad y un brillo singular se hace presente.

-Gracias. – Le dije, deposité un beso en su frente y me puse de pie para ponerme el pijama que estaba en mi lado de la cama, después de estar lista para dormir, abro las sabanas y me acuesto para después dejarme llevar por Morfeo en un profundo sueño.

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Me despierto desesperada, una gran ansiedad se apodera de mí y mi respiración se agita, pongo la mano en mi pecho que sube y baja rápidamente, mi corazón está acelerado, solo aquel polvo blanco puede calmar esto, necesito ir a mi casa, necesito inhalarlo, rápidamente me pongo mis zapatos que traía la noche anterior, y salgo de la habitación, no me importa salir a la calle con pijama, paso por la sala y estoy por abrir la puerta principal cuando una mano en mi hombro llama mi atención.

-Hey ¿A dónde crees que vas? – Me pregunta con sus intensos ojos verdes fijos en los míos.

-Necesito... - Dudé en que iba a decir, me quedé callada y ella supo que estaba pasando, puso una cara de disgusto y habló.