➸ O4: Espejos del pasado

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Aviso: En éste capítulo hay spam de otros capítulos, por lo que ya es opción tuya leer o no; aún así, es preferible que se lea,  pues así en otros capítulos ya entenderán un poco más y no se van a enredar.

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Sus pies estaban siendo torturados por esas pequeñas piedras que estaban en el suelo, pero Moesha no se detenía. La niebla no estaba siendo de gran ayuda, nada estaba siendo de gran ayuda a decir verdad. Los casilleros de la escuela se cerraban en azotes y se abrían, repitiendo el mismo acto una y otra vez y aumentando los nervios de Moesha. "¿Qué sucede?" se preguntó para sí misma. No pudo más, simplemente se dejó caer en el suelo y cerró sus ojos, con la respiración agitada la cual intentaba calmar. Y entonces, tan sólo dos minutos después de haberse recostado en el frío suelo, una campana sonó, obligándola a abrir los ojos. Se levantó y miró alrededor, los casilleros ahora eran verdes, rojos, rosas y azules, había pegatinas y cosas así en las paredes, y se escuchaban a los ruidosos niños en sus clases. Moesha miró su vestimenta; ahora tenía un uniforme escolar, el mismo que Agatha usa para su Instituto, se miró los brazos y en éstos ya no habían moretones y rasguños; la castaña ya no entendía nada. Dio paso por paso hasta llegar al salón 2 A, dónde al parecen estaban dando clases de matemáticas. Observó una mesa de todas las demás en especial, dónde estaba ella, pero allí parecía tener diez años. En la escena, su "mini-ella" estaba torturando un bicho con sus tijeras, se trataba de una mariposa amarilla, y por lo visto, nadie le estaba poniendo atención; oh bueno, casi nadie. Más adelante, se podía ver cómo Regina McWeells, la preferida del director y todas las maestras, le empezaba a tirar bolitas de papel con saliva por una pajita de color rosa pastel, las que daban en la cafetería a la hora del almuerzo. 

Las luces se apagaron de un momento a otro. Cuando se giró para ver que sucedía, las luces volvieron a encenderse y se encontraba en el mismo lugar que hacía unos minutos, antes de la colorida primaria. Pero su vestimenta seguía siendo la misma; la falda azul con la blusa blanca de manga corta, unas medias blancas hasta las rodillas y los zapatos negros, en otras palabras, uniforme escolar. Un espejo apareció frente a ella. Moesha se miró: Su cabello era algo ondulado y llegaba hasta abajo de sus pechos, estaba más alta, y ahora su cuerpo ya no era el de una niña de ocho años, sino de una señorita de dieciséis. En cuánto Moesha tocó el espejo con su dedo índice, éste se quebró y desapareció.

—¿Hola? ¿¡Hola!? —llamó, mirando a todos lados; estaba sola. Siguió caminando hasta toparse con otro espejo, en el cual se posaban unas cuantas luciérnagas de una luz hermosa y fuerte color verde. En el espejo ya no se reflejaba ella, se reflejaba a la niña de ocho años, que... bueno, seguía siendo ella pero más pequeña. Allí, Moesha estaba en un día de campo con Julieta, Agatha, Adrianna y su querido Logan, riendo y comiendo sándwiches de mantequilla de maní o de frambuesa. Luego, cambió; Moesha allí tenía nueve años, estaba hablando con Logan y estaban en la sala dónde hacían las terapias. Ésta salió enfurecida de la recámara y luego de la casa, corriendo y siendo perseguida por Logan pero ella no hacia caso a los gritos de él. De pronto, llegó a aquel bosque peligroso, y nuevamente, la "visión" volvió a cambiar, encontrándose con una Moesha de diez años; en ésta, la "pequeña" estaba en el ático de la casa dónde le prohibían ir siempre, estaba cociendo el ojo de un gato peludo, blanco pero manchado de sangre. El gato no dejaba de chillar y arañar a Moesha, pero ella seguía cociendo su ojo, hasta que de la furia termino clavando las tijeras en el cuello del animal, matándolo por completo. 

Las luces se apagaron, el espejo se rompió y las únicas luces que quedaban allí eran las de la luciérnaga.



Amor enfermizo // MoeshaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora