➸ O7: Tortura

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El espectáculo que hizo Moesha el día de su fiesta no había sido aplaudido, más bien, se ganó todo el odio posible de Laura. Pero eso no le molestaba a la infante, la iba a terminar odiando tarde o temprano, y fue temprano para su suerte; odiaba que Laura le estuviera dando esas sonrisitas falsas, que la estrujara en sus brazos por obligación y pusiera una voz tan dulce que te daba diabetes, pero a la vez tan falsa. Laura le dijo hasta de qué se iba a morir a la pequeña niña, y aunque sí, Logan era el prometido de la castaña, no permitiría que le hablara de tal forma a Moesha. Y así fue, el mayor terminó defendiendo a la castaña. 

Julieta no había castigado a la menor, porque no tenía con qué; Moesha se la pasaba dibujando, jugando sola o simplemente estando en el jardín en los columpios. No veía casi la televisión, mucho menos usaba aparatos electrónicos cómo ordenadores o móviles, ¿y qué haría la pobre niña si le quitara su libreta de dibujo y lapices de colores? Pero claro que le había dado una buena regañina por el show. Moesha había quedado satisfecha al ver cómo a la que defendieron fue a ella, y no a Laura, pero esa satisfacción y alegría terminó muy pronto, cuando le avisaron que mañana en la mañana su padre, Matteo, vendría por ella.

Matteo era el ex esposo de Julieta, pero éste la abandonó en cuanto Moesha empezó a hacer esas... "travesuras", por así decirlo. Matteo fue un hombre con mucha paciencia, pero eso parecía volverlo loco, y aunque la niña hacia travesuras cómo pintar paredes y cosas así, no era normal; el problema se hubiera solucionado si Moesha hubiera pintado una princesa en un castillo en la pared, pero no fue así, pintó un gato ahorcado. Eso empezó a sacar de quicio a Matteo, que unos cuantos meses después de haberse separado de Julieta, conoció a Marcela, su esposa, la cual está embarazada de dos gemelos. 

Marcela no ha conocido a Moeshaa, porque Matteo había intentando a toda costa que así fuera, pero cómo ya llevaban dos meses en su nuevo hogar, viviendo juntos, no tenía escapatoria. Claro, Marcela tenía grandes expectativas sobre Moesha, y, ¿quién no las tendría? Si pensamos un poco, Moesha hace cosas de niñas de su edad, aunque algunas de esas "cosas" se distorsionan un poco, la menor sólo piensa de otra forma a la del resto. O eso quiere pensar ella.

...

—¿Dónde está? —preguntó por quitna vez Matteo.

—¿Por qué no subes y llamas a su habitación? —preguntó con impaciencia Julieta, girándose a su ex esposo y cruzándose de brazos.

—Porque no quiero, quizá. —rodó sus ojos.

—No lo puedo creer, no lo puedo creer... —suspira— Matteo, si tanto odias a Moesha, ¿por qué sigues viniendo por ella? Digo, te saca de quicio, ¿verdad?

—Mujer, mujer, mujer... Me la llevo porque sé que conmigo, tal vez empiece a ser normal, tal vez pueda llegar a ser una niñita de ocho años que no dibuja personas muertas o anda por allí asesinando hamsters o conejos, o mojando a la gente con globos de sangre, por eso, porque tengo esperanza de que ganaré su custodia y la alejaré de ti, de una mujer que...

—Moesha no es así por mí, Moesha es una niña normal, sólo piensa de forma diferente, Matteo. Y sí crees que ganarás su custodia, es que estás soñando. —los rieron sin gracia alguna. 

De las escaleras en forma de caracol bajó Moesha, con una maletita blanca de ruedas. Matteo puso su mejor sonrisa, se levantó y fue hacia ella con los brazos extendidos, dándole a continuación un gran abrazo. 

...

—Bien pequeña, pasa. —Matteo se hizo a un lado, dejando pasar a Laneya a la casa.

—Gracias, papi. —Moesha empezó a caminar hacia el interior de la casa, mirando todo con detalle; era muy bonita, grande y espaciosa. 

Matteo suspiró y tomó aire, sabía que esa semana sería larga, muy larga, pero intentaría que sea la mejor. Debía demostrarle a Julieta que Moesha estaba mejor con él. Pero la pequeña tampoco era tan tonta cómo Matteo creía que lo era; sabía que él pensaba que era un monstruo, y la intentaba llevar por el "buen camino", pero era gracioso ver cómo el hombre que creía que su hija era un demonio la trataba de forma dulce y cariñosa. 

Amor enfermizo // MoeshaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora