Cap 7 "Primer dia de clases"

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¡Primer día de clases! Puede ser emocionante para algunos, pero el venir de otro país fue un inconveniente para mí, era casi como un espía en cubierto tratando de mantener en secreto mi verdadera identidad para que los de la mafia no me maten o algo así; pocos fueron los curiosos del chico nuevo, a la mayoría les daba igual, lo que me beneficiaba a mí.

Cuando todos estaban reunidos para cantar el himno nacional, yo simplemente estaba al final de la fila tratando de no llamar mucho la atención, usando como pretexto que no conocía el himno nacional. En lo que a mi concernía, mi trabajo fue espléndido, debido a que nadie noto mi existencia hasta que entramos en el aula.

Una vez dentro del retén de psicópatas que la mayoría de la gente llama "salón de clases", los seres que allí se encontraban notaron la existencia de un intruso, un nuevo ser que se allí convivía. Después de un rato, comencé a rogar que el profesor no me pidiera que me presentara; justo cuando iba por el segundo verso del Padre Nuestro, el muy descarado profesor, el ser mayor que gobernaba y mantenía el orden en el aula de clases me pidió que me presentara: me dijo que le dijera a todos mi nombre, apellido, edad y lugar donde nací; como yo esperaba, todos entraron en shock cuando dije mi nacionalidad. Después de termina esa clase, teníamos un receso hasta entrar a la siguiente. Tengo que admitir que me sorprendió mucho la reacción de mis nuevos compañeros al sonar la campana que nos indicaba el final de la clase, antes de que pasara una milésima de segundo todos habían salido del aula. En fin, para ir directo al grano, mientras me sentaba en una especie de muro, un chico más alto que yo se me acercó.

–¡Hola! –saludó con sorprendente simpatía.

–Hola. –contesté intentando ser amigable.

–¿Qué haces? –me pregunta tratando de buscar un tema de conversación.

–Al igual que tú y que todos los de por aquí, consumo oxígeno y produzco dióxido de carbono. –respondí de la manera más cortante posible.

–Te gusta la química, por lo que veo –dijo –, por cierto, me llamo Matías.

–Ronnie –contesto –, pues sí, me gusta mucho la química.

–A mí en realidad no me gusta ninguna clase –dice el –, me gusta más vivir la vida Light, tu sabes, sin preocupaciones.

Aunque no era amante de vivir de esa forma, soy más de rutinas y muchos horarios, el tipo me caía bien y algo dentro de mí me decía que no era mala persona.

–¿Aquí hay donde poder comprar, al menos una galleta? –pregunto mientras busco una pequeña tienda o algún vendedor –. Me muero de hambre.

–Sí, está por acá. –contesta señalando una puerta.

–Pues, vamos. –le digo.

Fuimos a la pequeña tienda que estaba dentro de la puerta que él me indicó, justo cuando faltaban pocos metros para llegar, sonó la campana. Era la alerta de entrar a clase de física, por lo que, desgraciadamente, no pude comprar mi galleta.

Después de salir de clases, decidí ir directamente al apartamento de mi tío, pero mientras caminaba a la parada de autobús, Matías me detiene.

–¿A dónde vas? –me pregunta.

–A mi casa, no tengo mucho que hacer aquí. –contesto.

–Quédate un rato más, conoce a los chicos, son muy amigables. –me dice insistentemente.

–Matías, la verdad, quiero irme a mi casa, será otro día. –le respondo. En realidad, no era mentira, ya tenía demasiada socialización por un día.

Antes de que Matías pudiera convencerme ya estaba subiendo al bus camino a casa de mi tío.

Cuando llegue al apartamento, me sentía culpable, en cierto modo, pero no deje que eso me abrumara; sólo me quite el morral, tome una lata de refresco y simplemente me acosté en mi cama, donde me quede dormido hasta el día siguiente.

Cuando los pacmans conquisten el mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora