Capítulo 17

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Creo que nosotros somos como una lata de refresco [gaseosa] lanzada a la orilla de la playa y nuestros sentimientos son como ese líquido en nuestro interior, puede que a algunas personas les guste ese sabor interno, pero a otras no, pero si nunca nos abrimos y soltamos esos sentimientos por miedo a desagradar a otros, poco a poco el agua y el oxígeno irán oxidando nuestro ser, y, aunque somos tan indestructibles como deseamos ser todos, y repito, todos tenemos un límite y cuando por fin decidimos dar de beber a las personas de esos sentimientos que estuvimos guardando por tanto tiempo ya ese líquido este vencido.

Era una hermosa mañana, no había ni una nube en todo el cielo. Tenía el día libre del cole, así que decidí ir al parque con los chicos. Una vez que llegamos a la entrada del parque pude de una vez oír las aves cantar, el sonido del viento entre los árboles, etc... era un lugar diferente al ajetreado centro de la ciudad. Tome mucho aire en una inhalación.

- ¿En Venezuela no hay de estos?- pregunta Martin viendo mi estado de ánimo.

-sí, si hay, de hecho esto me recuerda a uno- le digo con una media sonrisa en mi rostro.

-¿por qué no seguimos caminando hasta llegar a un lugar para sentarnos?, estoy cansada- dice lana simulando secarse el sudor de la frente

-no exageres- le digo a lana -solo hemos caminado 2 o 3 cuadras-

Después de su típica mirada de "te Matare y luego te picare en pedazos y le daré tus restos a los perros y después quemare a los perros y lanzare sus cenizas al rio" [en serio tiene esa mirada, algunas noches no puedo dormir gracias a eso] decidimos caminar por un sendero de árboles, habían robles, cedros y una vieja sequoia. Unos minutos más tarde vinos un campo de tréboles, lana y yo fuimos a verlos, mientras que Martin y Matías tenían una discusión dialogada sobre si hule podría vencer a King Kong.

-¿crees que podamos encontrar un trébol de 4 hojas?-

-lo dudo, ¿crees en la suerte?- dice ella volviendo su rostro hacia mí

-No, pero creo en las coincidencias-

-es difícil creer en las coincidencias, pero es aún más difícil creer en cualquier otra cosa ¿no crees?- dice ella

-supongo que si-

Después de unos minutos encontramos [bueno lana encontró] un trébol de cuatro hojas, era el primero que yo había visto en mi deprimente vida. Pero Lana no me lo dio...

-de verdad te daría este trébol, pero la suerte es para los idiotas- tomó uno de los pétalos entre las uñas del pulgar y el índice y lo arrancó -ya está- dice mientras lo coloca entre los otros tréboles -ya no eres una rareza natural-

-¿con quién hablas?- le pregunto algo extrañado

-razono conmigo misma- dice ella mientras buscaba otro trébol

Al cabo de un rato Martin y Matías regresan y decidimos ir al lago que está en medio del parque, recorrimos nuevamente un sendero de árboles, había flores e incluso vimos algunas ardillas que por ahí paseaban. Después de que llegamos todos nos sentamos uno al lado del otro; Martin, Yo, Lana y Matías.

Me doy cuenta de que lana ve el lago como tratando de decir algo pero, mas no lo hace.

-¿en qué piensas?- le digo mientras veo como su mirada esta clavada fijamente en el verde lago

-aun razono conmigo misma- me dice

-a veces no te entiendo-

No desvió su mirada del lago, simplemente sonrió.

-nunca me entenderás. De eso se trata todo esto-


Cuando los pacmans conquisten el mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora