Prólogo

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-Quédate -susurró David en su oído, al tiempo que acariciaba suavemente su espalda desnuda.

Karina sonrió de forma perezosa, sin abrir los ojos todavía pero negando con la cabeza.

-No puedo.

-¿Por qué? -Depositó un suave beso en su omóplato derecho.

-Porque tengo que ir a trabajar.

-Pues entonces vas a llegar tarde.

La chica frunció el ceño y se frotó los ojos antes de levantarse para ir al baño y asearse. Su ropa estaba por el suelo, tirada de cualquier manera, y la recogió rápidamente, dando gracias porque tenía allí otro conjunto que ponerse.

Corriendo, se preparó una taza de café, tomó un donut y se despidió de David, que seguía en la cama, con un beso antes de salir.

Cuando la puerta se cerró tras de sí, no pudo contener un suspiro melancólico por los recuerdos que su novio había evocado sin querer.

Él también la pedía que se quedase. Y nunca la habría dejado irse tan fácilmente.

Él...

Theo Hernández.

Verte volver || Theo Hernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora