Capítulo 10

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Karina echó la mitad del paquetito de azúcar en la taza de café y empezó a revolver distraídamente para que se mezclara bien.

Había llegado un poco de justa de tiempo al aeropuerto a recoger a David, que volvía de un viaje relámpago a Barcelona por trabajo, pero su vuelo se había retrasado, así que tendría que esperar media hora en el mejor de los casos.

Suspirando, le dio un bocado a la napolitana que había pedido y pasó una página al periódico... para encontrarse con una foto de Theo ocupando media página. Y para más inri tenía a Marcos de fondo.

-Llego a pedirles y no me salen ni en los cromos -masculló-. Si es que ya sabía yo que tanto centollo al final me iba a salir rata...

Soltó una risita irónica por su propio chiste malo y pasó de golpe a la sección de economía: de momento no quería saber nada de deportes y mucho menos de deportistas.

Casi tres cuartos de hora después, cuando ya empezaba a ponerse nerviosa, por fin anunciaron el vuelo de David y casi se levanto de un salto más por la necesidad de estirar las piernas que por las ganas de verle.

Su novio venía arreglado con americana y pantalón de vestir, llevando la pequeña maleta de cabina en una mano y en la otra una bolsa de Bimba y Lola. Se acercó a ella con una enorme sonrisa y la saludó con un beso.

-Gracias por venir -sonrió mientras acariciaba su mejilla.

-No me las des. ¿Qué tal el viaje?

-Productivo. Por fin hemos dejado firmado el contrato del que te hablé, y además he tenido tiempo para traerte una cosita... -levantó la bolsa que traía.

Karina se lo agradeció con una sonrisa, aunque también le riñó medio en serio. Siempre era lo mismo: él se iba de viaje unos días y volvía con un regalo más o menos caro, y aunque casi siempre acertaba no dejaba de reconocer que eran bastante impersonales. Habría apostado el cuello a que aquella vez le traía un collar.

-Venga, no protestes que para un día que pasamos entero juntos no quiero tenerte de morros -David pasó una mano por detrás de su cintura-. ¿Has pensado qué te apetece hacer?

"Improvisar" pensó Karina, pero en vez de esto respondió:

-No, pero seguro que tú tienes un plan.

-Cómo me conoces.

Ella se obligó a esbozar una sonrisa.

Se la llevó a Madrid Río a pasar la mañana, y luego comieron por Príncipe Pío, en el mismo restaurante de siempre donde ya había reservado la mesa. Y sí, todo estaba perfecto, como siempre, pero eso era parte del problema.

Después de comer quiso ir al cine, pero Karina se negó en redondo.

-Si quieres ver una película vamos a mi casa que para eso pago Netflix.

El modo en que se lo dijo, con esa sonrisa que sabía prometer el mundo, fue todo lo que necesitó David para renunciar a sus planes. En ese momento podría habérselo llevado adonde fuera.


Horas después los dos estaban en el sofá viendo 50 sombras de Grey, Karina tumbada con las piernas sobre el regazo de David, que se aprovechaba de que solo llevaba un fino camisón negro para acariciarlas.

-¿Te apetece cenar por ahí? -Preguntó, parándose en su rodilla.

-Me apetece ver al Madrid.

David puso los ojos en blanco.

-No puede ser que haya tantos partidos importantes y tan seguidos -resopló.

Karina no respondió inmediatamente. Por un lado tenía razón: lo de aquella noche no contaba como partido importante, era un 'simple' amistoso contra la Fiorentina, pero eso no significaba que fuera a perdérselo de buen grado. En ese momento vio que acababa de publicarse el XI oficial del partido, y le echó un rápido vistazo: Theo era titular -y también Marcos.

Verte volver || Theo Hernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora