Koumei 3

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Apenas hemos llegado y ya me estoy arrepintiendo. La base de Rodrik ya se ve entre los árboles, a lo lejos, mezclada con la bruma del mar. Arriba, en el cielo, el sol brilla provocando junto al ambiente salado una desagradable sensación. Siento que el calor podría derribarme de un momento a otro. Aunque, bien pensado, tal vez sea la tensión.

Muchas cosas podrían salir mal en el rápido plan que ha trazado mi hermano para rescatar a Kougyoku. En otras palabras, las probabilidades son básicamente nulas. Se lo he advertido al salir de la ciudad, y se lo sigo advirtiendo ahora. Pero está aferrándose a una absurda creencia y a un poderoso deseo de salvarla. ¿Y qué puedo hacer yo para impedirlo? Podría, por ejemplo, utilizar el poder de mi djinn del transporte. Podría, también, pensar una negociación satisfactoria con Rodrik, dada nuestra condición imperial. Hay muchas opciones, pero él ha optado por la más torpe. Y no se lo puedo reprochar, después de...

Sacudo la cabeza, evadiendo esa terrible dolencia en el estómago cada vez que me acuerdo de él. Sigo pensando que no está muerto, que no puede estarlo incluso cuando he visto su cadáver. Tiene que haber un truco sucio detrás. No puede ser que mi hermano menor... No. Simplemente no lo acepto. No hasta que el tiempo me demuestre que realmente ha desaparecido, aun cuando eso suponga morir de viejo.

Me llevo una mano a la cabeza, agotado como jamás en mi vida lo había estado. A mi lado, los hombres de Arek nos siguen en silencio.

Abdai, la esclava que salvamos la noche en el palacio de Rodrik, se aproxima y me mira con sus ojos oscuros.

–¿De veras crees que es una buena idea? –me pregunta con cierto recelo.

Sabe tan bien como yo mi respuesta.

–En realidad... pienso que mi hermano tiene un plan –susurro, mirando a Kouen–. Sencillamente me es increíble que se adentre en la boca del lobo de forma tan descuidada.

La mujer desvía la mirada y asiente, pensativa. He podido hablar poco con ella, pero lo suficiente para conocerla mejor. Nació en Heliohapt, pero por razones personales se vio obligada a viajar por el resto del mundo, cuyos pasos la llevaron a una ciudad donde fue esclavizada y posteriormente llevada a Tártalo. Es bastante seria, pero también muy agradecida. En sus ojos veo el agradecimiento hacia nosotros, que la hemos salvado a ella y a sus compañeros.

Abdai ha sido la única compañía agradable que he tenido desde que envenenaron a Kouha. Con su oscuro silencio me resulta más reconfortante que el estúpido de Yira y el resto de sus amigos.

De repente, mi hermano se detiene, y nosotros con él.

–¿Qué pasa? –pregunta alguien.

Kouen se gira hacia nosotros con mirada firme y dice:

–Viene alguien.

Silencio. Todos nos mantenemos atentos y ocultos, escuchando cómo la hierba se agita más allá. A mi alrededor, los piratas desenfundan sus armas sigilosamente, mientras que mi hermano observa tras los matorrales.

Y entonces, envaina su espada y se levanta. Todos imitamos el segundo movimiento, y también el primero cuando descubrimos que no son enemigos. Es un muchacho, y a juzgar por su aspecto, no es de Rodrik.

Yira da un paso al frente y exclama:

–¡Temnen! ¿Qué haces aquí?

–Shhh, baja la voz –replica el recién llegado.

Mi hermano alza la barbilla y pregunta con voz ronca:

–¿Quién eres?

El joven, perplejo, nos estudia a todos rápidamente y después se gira hacia la base de Rodrik.

–No nos deberíamos acercar mucho. –Se aproxima hacia nosotros–. Me envía Sesya, junto con otros tres más que os estarán buscando por los alrededores.

–¿Sesya? –repito.

–Sí. Nos llegó un extraño mensaje, uno mágico, hecho seguramente por Ania. Decía que habían rescatado a Kougyoku, que está con ellos en algún punto del bosque y que os espera a vosotros, los hermanos Ren, en la Cala del Tuerto. Yo mismo os puedo llevar, si no sabéis dónde es.

Miro a Kouen, que sigue atento a las palabras del joven. ¿Que han rescatado a Kougyoku? ¿Sesya? ¿Acaso no formaba parte de sus planes? ¿O estaré totalmente equivocado sobre sus verdaderas intenciones? Por un instante, siento que he hecho mal en desconfiar de Sesya. Pero... sigue siendo Sesya. Incluso rescatar a Kougyoku me parece parte de un ridículo y sucio plan suyo.

No obstante, si lo que dice este joven es cierto, ¿debo sentirme aliviado o preocupado? Mi hermana, supuestamente, no está con Rodrik. Pero está con Sesya, y eso suena terriblemente preocupante.

Mi hermano, que mantiene la calma como siempre, pregunta:

–Llévanos ahora, sin demora. –Su voz, no obstante, está teñida de furia e impaciencia. Me pregunto qué estará pensando realmente...

El chico llamado Temnen asiente, nervioso, y se abre paso entre nosotros hacia la dirección opuesta en la que está la base de Rodrik.

Lo seguimos inmediatamente, sólo hasta el momento en que debamos separarnos de los hombres de Arek. A mi lado, Abdai frunce el ceño. También me gustaría saber lo que está pensando ella. Sobre este asunto, y sobre mí. Tal vez me precipite al pensar que esta mujer me ha jurado lealtad con su mirada y su compañía, pero siento que no es así.

Instantes antes de abandonar la ciudad, Abdai me preguntó si podía acompañarnos, asegurando que sabía defenderse tan bien como cualquiera de los piratas. Evidentemente, no pudimos negarnos. La libertad para elegir es lo que le hemos otorgado nosotros. Y quizá por eso siento que, inesperadamente, nos acompaña para probarnos. Para probar si somos dignos de su confianza, y si seguimos siendo, ante todo, los hombres que la liberaron. Lo que no parece saber es que nosotros no la salvamos a ella. Simplemente colaboramos en su liberación.

Me pregunto... si lo sabrá también. De hecho, son muchas las preguntas que tengo acerca de esta mujer. Pero todas ellas tendrán que resolverse después. Por ahora, debo comprobar con mis propios ojos que Kougyoku está a salvo, y que Sesya no la está utilizando para alguno de sus sucios fines. De ser así... Sesya puede ir preparándose para lo que el Imperio Kou le va a hacer a esta ciudad. Por el dolor que ella nos ha ocasionado, su amado Tártalo pagará la deuda. 

El Imperio Kou: Tártalo (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora