Capítulo 10

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Decidió volver a costa dorada,donde la recibieron con los brazos abiertos, no la olvidaron. A los conocidos que tenía allí, les costaron reconocerla. La veían más elegante y sofisticada, y ella se justificó explicándole su experiencia en Stalas. Pero allí, cambió y volvió a vestirse como era, Amy Freeman, no Victoria de Stalas.
Realizó un concierto para afirmar las noticias sobre su vuelta al mundo del Jazz. En ese concierto, conoció a un chico llamado Frank Soldier, coctelero en una discoteca muy famosa allí. Era alto, moreno de piel y cabello, con los ojos marrones y bastante atractivo. Aparte de él, una chica llamada Anne, una chica que trabajaba en la biblioteca de una ciudad muy cercana, y era físicamente muy parecida a Lucien. Ambos tenían aproximadamente la misma edad que Amy, 31.

El amor a la música les unía, pero el orgullo de Frank le estaba separando de Amy y Anne. Ambas no soportaban esa actitud de Frank. Cada vez era prepotente y maleducado. No sabían cómo, pero ganaba mucho dinero desde hace poco tiempo, y hacía muchas apuestas. Su desfase llegó hasta el punto de ir con un deportivo rojo por toda la costa dorada. La gente que estaba arta de su chulería, cada vez lo odiaba más.
Frank era un chico que era muy bueno, pero estaba vacío y pasó prácticamente toda su infancia y adolescencia solo, y llenaba ese vacío con el aparentar una riqueza. Todos los amigos que tenía se le iban yendo, pero Anne y Amy esperaban que cambiase, o al final se verían obligadas a dejar de tratarle. No cambió, no porque no quisiera, sino porque no le dió tiempo. Le encarcelaron durante años por una pelea contra un hombre al que le dió un fuerte puñetazo, y al caer al suelo recibió un fuerte golpe en la cabeza que le hizo fallecer en el acto. Anne y Amy no podían creer la noticia del encarcelamiento de Frank.

                                  ***

Poco después, Anne se despidió de Amy. La destinaban a la biblioteca Nacional de la capital, era una oportunidad única para ella, no podía dejarla ir. Amy lo entendió, no pasaba nada, iban a seguir teniendo contacto y se verían también. Se despidieron en la entrada de costa dorada, donde empezó su amistad. Otra etapa que pasaba, pensó Amy. Se emocionó al ver como Anne se montaba en el taxi, que cada vez se alejaba más para ir a la estación de trenes para ir a la  capital.

Fue a la playa. Estaba en pleno atardecer, y viajó a través de sus recuerdos...

El Tíbet, su aldea con sus pocos habitantes...
La verde arboleda de Prince Hill...
La playa La Herradura Blanca...
Ciudad Costera...
Emily, Bill, Rose, Elisabeth, Francis...
New Weast-Port...
Costa dorada...
Stalas...
Y finalmente, Anne y Frank costa dorada de nuevo...

                                  ***

Caminó por la playa, la noche estaba en caer... Los colores rosados el el cielo y el agua cristalina, la invitó a bañarse. Dejó sus cosas en la arena, y se sumergió en el agua. Fue hasta donde no tuviese pie, y se sumergió todavía más hondo. En el agua, su cuerpo parecía que volaba quieto. Una íntima paz la envolvió. Todo terminó, ya sabía quién era, era Amy,
Amy Freeman.

AmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora