Capítulo 10.

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Su corazón latía rápido, como si el descubierto hubiera sido él. Sintió los pasos apresurados de alguien apresurarse al cubículo en el que estaba y de manera torpe resbaló ganando su espada contra la pared. Como si allí estuviera protegido, como si de alguna forma él pudiera volverse invisible.

—¿Quié..-quién está ahí?.—Se oyó sonar Jimin, con una voz firme, a lo que TaeHyung con la vista entornada en la puerta tragó saliva, hincándose lentamente.—Si no contestas voy a entrar.

Y con los nervios a flor de piel, el castaño se terminó de parar hecho un atado de nervios.

—Abre..—Soltó sin más y la puerta finalmente se abrió.

Para mostrarle a un espantado JungKook que tenía la vista cristalina, el cabello revuelto y sus pequeños labios rojizos e hinchados.

Y a un serio Jimin que le miraba sorprendido, fijamente.

—Tae...hyung..—Susurró para sí mismo JungKook, totalmente perplejo al igual que su hermano.

—Y-yo..necesitamos hablar.—Pidió Jimin relajando su expresión, tenía el ceño fruncido mientras apretaba de manera inconsciente y una feroz fuerza la cabecilla de la puerta.

—No sé a que te re-refieres.—TaeHyung no fue capaz de mirarle y sin más se decidió a pasar por la puerta, empujando suavemente con su cuerpo al de Jimin para obtener el paso.

—¡TaeHyung!.—Soltó JungKook, quien lo tomó por la parte inferior de la tela de su camisa. TaeHyung detuvo sus pasos y volteó para mirar al par de hermanos que padecían una extrema palidez, como si de dos fantasmas se tratase.—Por favor..—Aquellas últimas palabras sonaron en un susurro, las mejillas del menor estaban húmedas a causa de las silenciosas lágrimas que se encargaban de su labor.

Jimin se acercó a su pequeño hermano y lo tomó por lo hombros, deteniéndolo.

—Es suficiente.—Demandó deslizando sus manos por los brazos del menor, hasta apartarlos suavemente de los del castaño.

Aquello simplemente tenía aturdido a TaeHyung, como si pudiera sentir en carne propia el miedo ajeno de los dos hermanos.

Mordió sus labios y suspiró mirándoles con el ceño fruncido, dándoles a saber de que al igual que ellos. También se sentía de aquella manera tan..

Inestable.

Asustado.

Sorprendido.

Muerto.

Si, muerto estando vivo, después de todo, su situación no era ni mejor ni peor que la de ellos.

—A la salida...—Vaciló observándolos con aquellos intensos ocres.

....

—Buenos días muchacho.

—Buenos días doctor.—Saludó extendiéndole la mano al viejo hombre para saludarlo. Quien la aceptó en el acto.

—Tome asiento por favor.—Pidió el menor yendo hasta la mesada, donde cogió una mediana libreta que se encontraba entre las rejillas cargadas con tubos de ensayos y alguna que otra plaqueta de contacto dispersas en el lugar.

—Hemos vuelto a mandar las muestras para una segunda revisión.—Comentó el hombre colocándose sus anteojos cuando el joven se acercó de nuevo.

—¿Dieron positivos los análisis?.—Cuestionó tragando saliva el más joven, con la mirada fija en el viejo hombre que yacía unos centímetros bajo él por estar sentado.

-Chupachups-   [V-Hope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora