Capítulo 32

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Capítulo 32


María fue la primera en entrar, pero se detuvo al ver que Blas le seguía. Se giró a verlo.


—¿Por qué no vienes? —le preguntó.
—Yo... ¿quieres que entre? —dijo inseguro.
—Claro que si, Blas, te necesito aquí... conmigo.


Él sonrió e ingresó. Mattie también entró junto a ellos y cerró la puerta con cuidado. María se acercó rápidamente a la cama al ver a su padre con los ojos levemente abiertos.


—Por Dios, papá... me asustaste tanto —le dijo ella y se acercó a él para abrazarlo. Sam sonrió levemente.


La puerta de la habitación se abrió y Marta ingresó como un rayo. Corrió hacia la cama y se sentó del otro lado.


—Dios santo, estás bien —lloró y también lo abrazó.


María sonrió y se puso de pie. Miró a Blas y este se encogió de hombros. Mientras Marta abrazaba y lloraba sobre Sam, ellos dos y Mattie se acercaron al doctor.


—¿Qué es lo que tiene, doctor? —preguntó Blas.
—No es para alarmarnos —les dijo primero —Pero si para tomar precauciones. Sam sufre de presión alta... por eso últimamente ha estado teniendo dolores de cabeza, mareos y falta de aire, como me lo ha mencionado...


María miró a su padre.


—¿Por qué no me dijiste nada? —le preguntó enojada. Sam se sentó en la cama, con la ayuda de Marta.
—No quería preocuparte, hija...
—Eres un... inconsciente —le aseguró —Pero ya voy a hablar seriamente contigo... prosiga doctor.
—Esto de la presión se puede deber o mejor dicho... se debe a una serie de situaciones de nervios y preocupaciones.
—¿Qué más me has estado ocultando, Sam López? —dijo la morena sin poder creerlo.
—Ya niña María —dijo Marta —No lo retes más...


María suspiró y volvió la vista al frente.


—¿Qué es lo que tenemos que hacer? —le dijo al doctor.
—Debe descansar, relajarse, estar en cama, dar paseos tranquilos... Eso si, ya nada de sal en las comidas. Y no más negocios por un tiempo.
—Doctor... —murmuró Sam. Todos lo miraron —Usted no me puede pedir dejar mis negocios. Todo se va a venir abajo...
—Yo voy a hacerme cargo de ellos —sentenció María.
—Pero hija, estás son tus vacaciones...
—También las tuyas, papá. Yo puedo hacerlo, Mattie va a ayudarme y —miró a Blas y no pudo evitar sonreír — Blas también.
—Claro que si, señor —dijo él.
—Bien —suspiró Sam —Voy a tomarme las vacaciones... realmente.


Todos sonrieron. El doctor guardó sus cosas y caminó hacia la puerta.


—Lo acompaño abajo, doctor —dijo Mattie. Ellos dos salieron de la habitación. María se giró a ver a su padre.
—Te vas a salvar de mi regañada, Sam López, solo porque no quiero que te vuelva a dar un ataque...
—María —sonrió él —Voy a estar bien, hija. Voy a hacer todo lo que me diga el doctor ¿si?
—Más te vale —miró la escena de Marta sentada a su lado. Ellos dos necesitan unos momentos a solas. Miró a Blas —¿Me acompañas a hacer una sopa para mi padre?
—Por supuesto —asintió él.


Salieron con cuidado del cuarto. Y suspiraron a la vez cuando cerraron la puerta. Ahora estaban solos. Si, solos. El corazón de María se aceleró.
—¿María? —dijo Blas.
—¿Si? —preguntó ella.
—Voy a besarte...


Ella rió y comenzó a retroceder. Jugar un poco en aquel momento podía ser realmente relajante.


—Solo... si logras alcanzarme, salvaje —aseguró y comenzó a correr.


Corría tan rápido como podía. Pero entonces giró la cabeza y Blas no estaba detrás de ella. Frunció el ceño, ¿Por qué no la había seguido? ¿Acaso no había entendido el juego?


Llegó hacia las escaleras y las bajó sin dejar de mirar hacia atrás. Se sentía algo decepcionada. Él no la había seguido. Pero entonces chocó con algo y ahogó un grito... miró al frente y él estaba allí. ¿Cómo demonios lo había hecho?


—Te atrapé —dijo tomándola de cintura. Ella miró hacia atrás y balbuceó tontamente.
—Pero... pero... ¿Cómo es que... estás aquí? ¡No me seguiste! —exclamó.
—Primero te beso, y luego te explico —sonrió él.


Bajó la cabeza y capturó sus labios. María cerró los ojos y abrió la boca, recibiendo su sabor. ¡Que descarada que estaba siendo! Besar así como si nada a un hombre que todavía tenía novia. Pero no le importaba, realmente no le importaba.


—¡¿QUE SIGNIFICA ESTO?! —chilló ella.


Ellos se alejaron asustados y se giraron a verla.


—¡EVANGELINA! —dijo Blas. La castaña los miraba sin poder creerlo.
—Uups, creo que hoy mataremos dos pájaros... ¿de dos tiros? —inquirió ella en voz baja.
—¡Estoy esperando una respuesta! —gritó histérica.


Blas tragó saliva. Ya era hora de dejar todas las cosas bien claras.






Hola amores!!!


Espero que os haya gustado el nuevo capítulo y como siempre espero vuestros comentarios.


Gracias por leer.


Besos, María.


PD: Os recuerdo que aun podeis comentar sobre la nueva novela de Auryn, y sobre quien queréis que sea el prota.

STORY OF MY LIFE - BLAS - AURYNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora