Capítulo 10

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Capítulo 10


—¡Te encontré! —exclamó de repente haciendo que él cayera hacia atrás.


La morena estalló en risas.


—Esto no debería ser así —se quejó él divertido mientras se incorporaba.


María no podía dejar de reír, estaba tentada. Trato de calmarse, pero cada vez que lo hacía volvía a estallar en carcajadas.


Blas arqueó una ceja cuando ella se calmó del todo. Era su turno de vengarse.


—Oh, no —musitó ella.


Sin pensarlo dos veces comenzó a correr, ya que lo que venía después de haberlo encontrado eran las malditas cosquillas.


Blas fue mucho más rápido de lo que ella había esperado y en un abrí y cerrar de ojos ya la había atrapado. Cayeron juntos al suelo. A María le dolía el estomago, la garganta y hasta el pelo de tanto reír. Él era malvado, si que lo era.


Pero de alguna manera lo logró y giró sobre la paja, quedando sobre él. Ella también podía vengarse.

Recordaba que Blas no era muy de cosquillas como ella, pero si que tenía un punto débil. Y ese era el cuello. Blas intentó esquivar sus manos pero no pudo. Le dolía el abdomen de tantas risas. Volvió a girar para vengarse. Y otra vez, y otra vez...


—Ya... ya no... puedo más, Blas —dijo ella sin dejar de reír.


Él detuvo sus manos y ambos comenzaron a calmar sus risas. Aquello había sido tan divertido. Pero todo rastro de diversión se fue cuando fueron consientes de cómo habían quedado.


Ella lo miró fijo a los ojos. Él había quedado sobre su cuerpo. El peso masculino era simplemente agradable, y no la aplastaba.


Blas la observó detenidamente, ¿Por qué es tan hermosa? Y de repente su mirada bajó hasta sus labios. Estaban semiabiertos...

-María, ¿estás aquí...? —preguntó entrando a la caballeriza. Sus ojos se abrieron bien al ver la escena.

'Diablos, arruiné el momento' —pensó Matt.


Blas sepuso rápidamente de pie y tomó una mano de María para pararla de un solo tirón. Ella comenzó a acomodarse nerviosamente, mientras que Blas levantaba su sombrero del suelo y se lo colocaba.


—¿Qué pasó, Mattie? —preguntó nerviosa.
—Estaba buscándote —miró a Blas y volvió la mirada a ella —Porque el desayuno ya esta listo...
—¿Ya? —preguntó asombrada —¿Qué hora es?
—Más de las 8.30 —contestó su amigo.
—Bien —habló Blas —Voy a ver si mi madre necesita ayuda.


Salió de allí rápidamente, dejando a María completamente sola con la escena a cuestas. Ella miró a su amigo y sin decir nada comenzó a quitarse la paja que le había quedado en el cabello. Matt se tocó el mentón, mientras reprimía una sonrisa.


—¿Y bien? —le preguntó.
—Y bien, ¿Qué? —dijo ella.
—Vamos linda —dijo divertido —¿Qué estaban por hacer?
—No seas mal pensado, Matt Donovan —dijo con tono firme.
—¿Mal pensado yo? —inquirió —No, mi vida, estás muy equivocada. Porque déjame decirte que encontrar a dos personas en el suelo de una caballeriza, una encima de la otra, jadeantes... da que pensar.
—Pues, estás pensando mal... —lo miró bien —Y no estábamos jadeantes.
—¿Entonces que estaban haciendo? —le preguntó y se acercó a ella para ayudarla con su cabello. La miró divertido —Porque no estaban hablando, darling.
—Estábamos jugando —dijo ella.
—¿A que? ¿A revolcarse apasionadamente en la caballeriza? —dijo con cierto tono de burla.
—No, Mattie. Estábamos jugando a las escondidas. Lo encontré y comenzó a hacerme cosquillas y yo a él como cuando éramos niños.
—Pero ya no son niños, ¿Qué necesidad tenían de jugar?
—Fue un... impulso —dijo algo fastidiada.
—Como su beso de hace 10 años —dijo enternecido —¿Se besaron?
—¡No, no nos besamos!
—Solamente porque yo llegué —exclamó —Soy un imbécil, no tuve que haber venido, ¡No tuve que haber llegado!


María se alejó de él y comenzó a caminar hacia la salida. Matt la siguió


—Mira no sé que es lo que debe estar maquinando tu pervertida mente, Matt. Pero Blas es un gran amigo para mí, como un hermano.
—Si, por eso se besaron —dijo asintiendo.
—¡Éramos niños! —chilló —Fue solamente para experimentar.
—Oh, por favor ¿Acaso vas a decirme que no sentías nada por él cuando eran niños?


María siguió caminando hasta que estuvieron fuera del lugar. No le contestó enseguida a Matt porque estaba pensando en aquello. Lo que ella había sentido por Blas siendo una niña no lo podía explicar. Era algo que no había vuelto a sentir por otra persona. Era extraño. Sacudió la cabeza y miró a su amigo.


—Una no sabe de esas cosas cuando es niña, por el simple echo de que es una niña. Pero no lo sé... creo que me gustaba.
—¿Y ahora te gusta? —le preguntó mientras movía ambas cejas en forma pícara.


María se aguantó las ganas de reír.


—Eres intratable, Mattie.
—Pero me amas... admítelo —dijo mientras la empujaba levemente —Y también admite que ese bombón campestre te movió hasta la médula.
—No, no me gusta —dijo ella poniendo sus ojos en blanco.
—Mentirosa —la acusó él —Además es increíble como ese hombre te mira.


María se detuvo y lo miró bien.


—Eres un tonto... no me mira de ninguna manera —aseguró. Matt sonrió.
—Claro que si, María. Te desea, Sweetness, el papacito de telenovela, te desea.








Autora:


Espero que os haya gustado este nuevo capítulo y también espero vuestros comentarios abajo y vuestros votos.


Gracias por leer.


Besos, María.

STORY OF MY LIFE - BLAS - AURYNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora