Capítulo 13
—¿Quiere... —sacudió la cabeza —quieres ir a montar?
Ella lo miró emocionada.
—¿Me vas a acompañar?
—Si quieres.
—Si quiero —asintió contenta.
—Bien —sonrió él —Prepararé a los caballos entonces.
María observó como él sacaba a White de su cuadra y luego agarra a otro caballo color café. Ella frunció el ceño levemente.
— Blas —le habló.
—¿Si? —preguntó.
—No estarás pensando que voy a subir a White ¿o si?
Él la miró sobre su hombro y le dedicó una galante sonrisa. María sintió cosquillas en la panza.
—Es tu caballo, enana —dijo divertido. Ella sonrió —Obvio que vas a subirte a él. Además de que ya te dije que no tienes que tenerle miedo.
—¿Y cómo sabes que no va a hacerme daño? —quiso saber.
Blas les colocó las sillas a los animales.
—Yo mismo lo crié y enseñé todo lo que sabe.
—Así que... ¿debo confiar en tu enseñanza?
—Claro que si.
Terminó de acomodar todo y se giró a verla. Ella lo miró algo nerviosa.
—Creo que olvidé como montar, Blas.
—Tonterías —dijo él y se subió al caballo café —Ven aquí.
Lentamente ella se acercó hasta donde estaba él. Blas se inclinó un poco y sin el más mínimo esfuerzo la alzó y la colocó sobre White. El caballo protestó un poco y ella se agarró con firmeza del brazo de Blas. El castaño le habló al caballo y al instante este se quedó quieto. María lo miró sorprendida.
—¿Siempre es así de obediente? —quiso saber.
—Solo conmigo.
Blas le dio un leve golpecito a su caballo y este comenzó a galopar. María miró asombrada como se alejaba y salía del establo. Respiró profundamente y tomó las riendas de White. No era que ella había olvidado como hacerlo, no. Solo le faltaba un poco de práctica. Pateó el costado del caballo y este comenzó a andar a toda velocidad. María ahogó un gritito y la luz del sol le dio en el rostro cuando salió del establo. Divisó a Blas a unos cuantos metros, esperándola. El caballo se dirigió hasta él.
Ella lo detuvo cuando estuvo cerca. Blas la miró realmente divertido. María se aferró con firmeza y lo miró con seguridad.
— Vamos a jugar, te hecho una carrera —le dijo. Él arqueó una ceja
—¿Una carrera? —inquirió.
—Si —sonrió ella —Hasta el viejo roble.
—¿Aun recuerdas donde queda? —dijo sorprendido.
—Claro que si, salvaje.
Él sonrió bobamente. María se acomodó mejor y lo miró. Blas también se acomodó.
—Nada de trampas, enana.
—Jamás hice trampa —aseguró.
—No lo sé, no lo sé.
Ella rió divertida.
—¿Listo? —él asintió —¡Ya!
White comenzó a tomar ventaja. Sorprendido, Blas, intentó alcanzarlos. Pero le fue imposible, ese caballo era salvaje.
Ella llegó y detuvo a su caballo. Se bajó y comenzó a festejar divertida. Volvió a abrazar al gran corcel blanco. Parecía ese caballo de los cuentos de hadas, que traían encima al príncipe azul.
—¡Ay que hermono eres, White! Gracias hermoso, gracias por dejarme ganarle —le dijo sin soltarlo.
Blas llegó hasta ellos y se detuvo.
—Tú sigue, White, sigue que voy a contarle a Estrella que le estas coqueteando a la hija del jefe.
María se giró a verlo y sonrió divertida.
—¿Quién es Estrella? —le preguntó.
—Estrella es la novia de White —le contó
Ella se giro a ver al caballo.
—No puedo creer que mi caballo tengo una novia —le dijo divertida. El caballo pateo el suelo unas cuantas veces. Ambos rieron. Ella volvió a mirar a Blas —¡Te gane!
—Eso fue trampa —dijo él.
—¿Trampa? Claro que no —dijo ella sin poder creerlo —Siempre haces lo mismo, eres un mal perdedor.
—¿Yo mal perdedor? Tú eres una tramposa —le dijo él.
—Ahora por eso recibirás tu castigo.
Él la miró bien y cautelosamente comenzó a caminar.
María se agachó y buscó lo que estaba buscando. Barro.
Se puso de pie y le arrojó lo que había tomado.
Blas no pudo evitar la maldad de la morena, y no llegó a salirse a tiempo de su camino. El frío barro cayó justo en su brazo derecho. Se miró a si mismo para luego dirigir su mirada a María. Ella rió divertida y volvió a tomar barro. Se acercó a él y comenzó a pasarle barro por la cara.
—Creo que así, te verás muy bien —dijo divertida.
Cuando quitó sus manos de su rostro, Blas tomó un poco de barro de su cara e imitó su acción.
María cerró los ojos al sentir el asqueroso y frío barro sobre su piel.
—Creo que así, te verás igual de linda que Estrella —le dijo y se alejó de ella para empezar a correr.
Ella abrió los ojos y lo encontró corriendo.
—¡Ven aquí, Blas! —le dijo fuerte y comenzó a seguirlo.
El rió divertido al verla correr detrás de él. Detuvo sus pasos y la esperó de espalda.
María corrió más rápido al verlo detenido. Cuando lo alcanzó se subió a su fuerte espalda.
Blas la sujetó con firmeza y comenzó a correr.
—¡Ya, Blas! ¡Bájame! —gritó divertida.
Él no le hizo caso, siguió corriendo. Hasta que a causa del cansancio se dejó caer con ella encima. Ambos rieron divertidos.
—Creo que ya no tenemos 12 y 13 para hacer esto —le dijo agitado.
Ella rió divertida e intentó ponerse de pie, pero sus manos resbalaron en el barro y cayó de lleno sobre él. Lo volvió a mirar a los ojos. Blas pensó que iba a volverse loco y no podría detenerse si ella seguía mirándolo así. Había tantas cosas en aquella mirada. Su corazón se aceleró aun más.
María otra vez intentó ponerse de pie, y está vez si tuvo éxito. Le entregó una mano y lo ayudó a ponerse de pie. Blas se rascó la nuca, algo nervioso.
—Creo... creo que deberíamos volver.
—Si, también yo... —asintió ella.
Se subieron a sus respectivos caballos y cabalgaron en el más completo silencio hasta la estancia.
Hola amores!!!Espero que os haya gustado el nuevo capítulo.
Espero como siempre vuestros comentarios con vuestras opiniones y vuestros votos.Gracias por leer.
Besos, María.
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STORY OF MY LIFE - BLAS - AURYN
Fanfiction{Novela Terminada} Qué nerviosa se sentía, le temblaban las piernas. No recordaba, o eso creía, haber pasado un día tan emocionante como ese. Su cumpleaños número doce. No podía dejar sus manos quietas y se mordía el labio, nerviosa. Novela adaptada