Capítulo 35

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Capítulo 35

IMPORTANTE LEER NOTA AL FINAL DEL CAPÍTULO

Contiene escenas subidas de tono, si lees estas bajo tu responsabilidad, yo ya he avisado.


María sonrió al ver que él no hacía nada. Solo estaba allí, flotando, mirándola como si se tratara de una loca. Al parecer tendría que hacer algo más para hacerlo reaccionar de una buena vez. Entonces se acercó a la orilla y salió del agua, siempre dándole la espalda. Escuché una suave maldición por parte de él y se mordió los labios. Se acercó a su ropa y comenzó a vestirse. Cuando ya iba por el vestido, lo miró sobre su hombro. Él estaba en el mismo lugar. Realmente él estaba teniendo una guerra en su interior. Ella terminó de vestirse y se giró del todo a verlo.


—Ya que has planeado algo... vamos a hacer lo que preparaste —le dijo y entonces se dirigió hacia la pequeña casita.


Blas observó como ella se alejaba de allí e ingresaba a la pequeña casita. Bien, pensó, todo estaba saliendo perfectamente bien. Si, claro. Él se estaba comportando verdaderamente como un niño odita que no sabía como reaccionar. Pero haber escuchado aquel 'te amo' de sus labios, lo había dejado completamente sin pensamientos, sin habla, sin reacción. Lo que si había reaccionado a ella había sido su cuerpo. Maldita sea, en situaciones así odiaba ser hombre y tener algo que demostraba completamente su excitación. Haber visto su cuerpo desnudo de espaldas, no lo había ayudado mucho a concentrarse.

María López comenzaba a jugar con fuego y él sabía que ambos iban a quemarse.


Suspirando nadó hacia la orilla y salió para vestirse rápidamente. Cuando se colocó la camisa, se dio cuenta de que no podía abotonarla, así que la dejó así nomás. Sacudió un poco la cabeza, para secar su cabeza y respiró profundamente antes de caminar hacia la casita. Bajó la mirada a su entrepierna, aun no se había calmado.


—Compórtate, compañero —le pidió —Si te mantienes a la raya, va a ser mejor...


Se detuvo frente a la puerta y suspiró antes de entrar. Divisó que ella estaba parada mirando la parte de la pequeña cocina. Se giró a verlo y le entregó una dulce sonrisa.


—Esto es realmente hermoso, Blas—le dijo.
—Me alegro que te guste...
—Veamos que hay para cenar —ella se acercó a una cesta y comenzó a sacar la comida. Él solo la observaba. Entonces puso todo sobre la mesa y se sentó —¿No te sientas?


Él asintió y se sentó en la silla que estaba pegada a la de ella. María lo miró fijo a los ojos, haciendo que él se sintiera más intimidado. Pero ¿Qué diablos pasaba con él? Allí estaba la mujer de su vida y lo único que podía hacer era comportarse como un completo imbécil.


Entonces ya no lo dudó. Nada ganaba con seguir con ese estúpido jueguito de quedarse callado y haciendo nada. Se acercó en una respiración a ella y tomó su boca con la suya. María gimió suavemente contra sus labios. Blas la tomó de la nuca, acercándola más a su beso. Ella levantó los brazos y rodeó su fuerte cuello, para no caerse. Cada parte de ella temblaba con aquel hermoso sentimiento que latía en su corazón.


—Te amo —murmuró él soltando su boca levemente para comenzar a besar su mentón. Los ojos de ellas seguían completamente cerrados, entregándose a cada sensación.


Blas bajó sus labios hacia su garganta. Encontró aquel punto en donde su pulso latía desenfrenado y la lamió suavemente. Un escalofrío caló hasta los huesos de la morena. Pequeñas gotas de agua caían cerca del escote de su vestido, desde el cabello húmedo de él, erizándole la piel.

STORY OF MY LIFE - BLAS - AURYNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora