Probablemente lo más vergonzoso de la tarde anterior fue que Yoongi tuvo que decirle a Jungkook que Jimin no saldría con ellos, que sólo estarían los dos solos y que prácticamente tendrían una cita. Pensó que Jungkook no aceptaría, pero lo hizo; con la única condición de que Yoongi le mostrara algún escrito de su autoría —cabe recalcar que Yoongi tuvo que aceptar a la fuerza—.Así que ahora mismo estaba pensando a dónde podrían ir; algún lugar que fuese agradable y que no estuviera tan repleto de gente, en el cual pudieran hablar tranquilamente y sin interrupciones. Incluso estuvo considerando seriamente en volver a la cafetería de la última vez, puesto que Yoongi no conocía muchos lugares a donde ir y esa era su última —y única— opción.
Aunque pensándolo bien, no era una mala idea. El lugar era cálido y acogedor, no hacía mucho ruido y el olor a café y panecillos era agradable, además Jungkook le mencionó que le había gustado estar ahí.
Se acomodó bien la bufanda y se revolvió los cabellos, la temperatura estaba comenzando a descender y tenía que abrigarse bien, puesto que padecía de problemas respiratorios y se enfermaba con facilidad. Cerró la puerta del apartamento —que compartía con Jimin— detrás de sí y caminó rumbo hacia la cafetería.
Estaba nervioso, tal vez más que la otra vez, pero en ésta ocasión sería una cita; una maldita cita. Y, por la noche, Yoongi estuvo dándole vueltas al asunto sobre si confesarse o simplemente ocultar lo que sentía; pensó en varias posibilidades, lo que podría pasar si llegara a confesarle sus sentimientos a Jeongguk.
Quizás lo entendería, le diría que todo estaba bien y que su amistad no se vería afectada. O lo tomaría, no mal, sino incómodo y su amistad se rompería debido a esa incomodidad. Tenía que pensar con claridad, no precipitarse y buscar el camino correcto; incluso si ese camino podría lastimar a su corazón.
A Yoongi nunca le había gustado alguien a tal punto de querer ver a esa persona la mayor parte del tiempo, ni de hablar con ella todos los días. No iba a negar que en algún punto de su vida le atrajo alguien, ya sea físicamente o no; sin embargo, con Jungkook era... distinto, y no sabía si catalogar aquello como algo bueno o malo.
Abrió la puerta de la cafetería y se sorprendió un poco cuando divisó a Jungkook sentado en la misma mesa de la vez anterior. La calidez del lugar le hizo dejar de sentir escalofríos en cuestión de segundos, se dirigió al mostrador para hacer su pedido y, posteriormente, fue a donde se encontraba el dueño de sus estúpidos sonrojos.Se quitó la bufanda y la posó en su regazo. Le dedicó una sonrisa que fue correspondida al instante.
—No pensé que ya estarías aquí.
—Los ensayos acabaron temprano. —explicó. —No tiene mucho que llegué, casi nada; acabo de pedir, de hecho.
Yoongi asintió, estaba a punto de preguntarle a Jungkook qué tal le había ido y si se encontraba nervioso por la presentación que tendría que dar en unas cuantas semanas más, pero el menor volvió a hablar.
—Hyung, ¿cómo conociste a Jimin? —cuestionó.
Sonrió levemente al recordarlo.
—Jimin tenía dieciséis años y yo dieciocho —respondió—, en ese tiempo daba clases privadas de piano para ganar dinero extra y él me contactó. Teníamos y tenemos muchas cosas en común, aún si nuestras personalidades son diferentes. Aprecio mucho a ese idiota.
Jungkook rió ante el insulto, el mesero llegó y colcó ambas tazas de café —mas el panecillo del castaño— en la mesa; ambos le dieron las gracias y retomaron su plática.
—Yo conocí a Taehyung, mi mejor amigo, mediante internet —comenzó a contar —. Fue hace dos años, en diciembre, yo publiqué algo en twitter y él respondió; a partir de ahí empezamos a hablar mucho más, realmente me puse muy feliz cuando conseguí los recursos suficientes para mudarme aquí a Seúl. De verdad quiero muchísimo a Taehyung, me ayudó mucho cuando más lo necesitaba —soltó un suspiro y miró a Yoongi con una sonrisa —. Me gustaría que lo conocieras, hyung, él es de la misma ciudad que tú.
—¿Es de Daegu? —alzó una ceja. —¿Cómo sabes que soy de ahí? Que yo recuerde nunca te lo he dicho.
Jungkook apartó la mirada, sus mejillas se tornaron de un leve color rosado, cosa que lo hacía ver tierno ante los ojos de Yoongi.
—Puede que tal vez le pregunté a Jimin varias... cosas. —respondió bajito, mientras jugaba con sus pulgares.
Yoongi sonrió enternecido ante la timidez del menor, de verdad le gustaba mucho Jungkook y no podía ocultarlo más; estaba seguro de que lo que sentía iba más allá que sólo atracción física.
Ambos se dieron cuenta que tenían varias cosas en común y sus formas de pensar y ver el mundo no eran tan distintas como creían. A pesar de que Jungkook fuese un chico juguetón y que la mayoría del tiempo esté de aquí para allá —cuando entra en confianza, claro—, tenía unas ideas y formas de pensar que llegaron a sorprender un poco a Yoongi.De alguna forma, se complementaban bien.
Gracias a eso, Yoongi olvidó completamente el hecho de que Jungkook nunca podría corresponder sus sentimientos, que nunca podría llegar a gustarle —hablando en el ámbito amoroso— en lo más mínimo y que, por más que se esforzara en cambiar aquello, todo sería en vano.
Y lo inevitable pasó, más temprano que tarde.
Jungkook estaba contándole a Yoongi una anécdota graciosa que le había ocurrido durante su niñez, cuando el mayor le interrumpió bruscamente.
—Me gustas mucho, Jungkook.
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ARROMÁNTICO.
Fanfiction© 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐊𝐎𝐎𝐊 : Jungkook es arromántico. Yoongi está enamorado. [ 𝙀𝘿𝙄𝙏𝘼𝙉𝘿𝙊 ]