Una noche de confesiones (parte 2)

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¿Qué tan malo es contar tus penas a un desconocido? Es decir no lo volverás a ver y asunto arreglado,  ¿Verdad? 

Estaba contándole algo realmente personal a una desconocida. A una pelirroja desconocida. A una energética desconocida. A una hermosa desconocida.

Bueno ahora vamos a preguntarle sobre su boda o más bien sobre su escape.

─ ¿Por qué escapaste de un día tan importante?─ pregunté mirándola a los ojos. Sus ojos no eran grandes pero tampoco tan pequeños, era la combinación perfecta entre ambos.

─ ¿Qué hubieras hecho tu, si te enteras que tu futura esposa te engaño durante todo este tiempo? Y no fue una sola vez. 

─Ohh, vaya─ dije pensativo─ yo hubiera cancelado la boda y nunca más le volvería hablar, es más no la quisiera volver a ver ¡Jamás!

Ella rió ante mi respuesta y preguntó divertida: ─ ¿Ahora entiendes mis razones?

─ Sí, pero ¿Gastaste un montón de dinero en tu boda para que al final salieras huyendo?

─ La verdad─ dijo divertida─ los padres de Nick pagaron todo.

─ ¿Nick es el imbécil?─ pregunté obvio.

Ella me miro con cara de ¿En serio? Y después de un rato asintió.

─ ¿Pagaron todo? ¿En serio?─ pregunté de nuevo. Yo y mis preguntas obvias. Es que no puedo creerlo aún.

─ Sus padres pensaron que yo era la mujer con la que su hijo iba a asentar cabeza, yo también lo creí así. Fui una estúpida. ¡Muy estúpida!─ exclamó llevando sus brazos al cielo estrellado.

─ Es lo que hace el amor. Nos vuelve estúpidos pero eso significa que amamos verdaderamente y completamente.─ dije mirando la pileta nuevamente. 

─ ¿El señor cara de serio también nos salió poeta?─ preguntó mirándome.

─ ¿Qué? ¿Los hombres no podemos?─ pregunté mirándola.

Ella alzó sus hombros y nos perdimos en nuestras miradas, algo de ella me recuerda a Linn. 

Ella movió ligeramente su cabeza y ahí entre en razón. Claro que no me recuerda a Linn. Linn era única, nadie como ella. ¡Nadie!

─ ¿Cómo te enteraste de que él te engañaba?─ pregunté curioso.

─ Ahora eres tu él que me ataca con preguntas.─ respondió divertida.

Reí leve y pregunté: ─ ¿Vas a responder o no? Recuerda que me la debes.

─ ¿Yo? ¿Deberte?, Sí claro─ respondió sarcástica. Odio el sarcasmo.

─ ¿Se te olvido lo de la revista?

Ella se quedó callada un momento y después dijo: ─Jamás vas a olvidarte de eso ¿Verdad?

─Verdad, ahora responde mis preguntas.

Ella fingió estar ofendida poniendo una mano en su pecho y habló sarcástica: ─ Ahora recibo ordenes de un desconocido ¡Genial!

Repito odio el sarcasmo. Y si ella lo sigue usando la tirare a la pileta. No estoy bromeando.

─ ¿Por qué me miras así?─ preguntó miedosa. Un momento ¿Le doy miedo?

─ ¿Así como?

─ Como si me odiaras─ dijo susurrando.

─ Lo hago─ dije divertido.

Ella se quedo muda ante mi respuesta.

─ Pelirroja ¿Estás ahí?─ pregunté mientras agitaba mi mano por su cara para que reaccionara.

Y soltó una carcajada. Su risa era contagiosa como la de Linn. ¡Por Dios! ¡Debo de dejar de pensar en ella!

─ Tu me adoras─ respondió sarcástica. Entonces sucedió. Nuestros mundos se conectaron y en ese momento ella me besó.

¡Ajá! ¡Se la creyeron!

Lo siguiente que pasó fue: su cuerpo sobre mi hombro y yo caminando hasta la pileta con ella encima.

Cuando ella reaccionó, empezó a gritar como si la estuviera matando.

─  ¡¿Qué haces?!-- empezó a hacer escándalo, pero de nada le sirve eso --¡Bájame!

Su cabello rojo iba a su cara por el viento.

─ Odio el sarcasmo─ dije lo suficiente alto para que ella escuchara.

─ ¡Hey! ¡No lo sabía!

Buen punto...

─ Demasiado tarde, pelirroja─ respondí divertido.

─ ¡No lo sabía!

Y ¡Pum! Ella ya estaba dentro la pileta, su cabello rojo y largo caía sobre sus hombros y cara, haciéndola parecer la niña del aro pero versión pelirroja.

─ ¡Te odio! ¡Te odio!─ gritó enojada.

─ Me adoras, pelirroja─ respondí sarcástico.

Un momento...yo no no no
¡Nooooooo!

¡Maldita sea! ¡Ella tiene la culpa! ¡Ella y su sarcásmo!

ABIGAIL





Como el primer díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora