5. La boda (parte 1)

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...4 Meses después...

-Arriba Lisa, hoy te casas -dice Ema mientras me quita mi cobija y la tira al suelo

-5 minutos más -reniego

-Vamos, date prisa -dice Noah -En una hora es la misa

Me levanto de golpe y miro el reloj, eran las 8:00 a.m. y la misa era a las 8:00 p.m.

La miro de mala manera y sonríe inocente.

-Vamos ve a darte un baño, largo y relajante -me ordena Ema

Voy al baño, lleno la tina con agua tibia y le pongo burbujas. Entro para poder relajarme.

Hoy me caso, con Liam, los nervios los tengo al 100%, me desperté en la madrugada y duré un buen rato despierta sin poder conciliar el sueño.

Cuando mis dedos eran unas pasitas, salí de la tina, me envolví en mi bata de baño y salí a mi recámara, vi sobre la cama un conjunto de short y blusa aparte de mi ropa interior, me la coloqué y bajé a desayunar

-Buenos días a la futura esposa -me dice Sonia

-Hola Sonia

-Amanda preparo su desayuno, ya esta en la mesa

-¿Sabes dónde están Ema y Noah?

-Tuvieron un problema los que mandarían el vestido y ellas mismas fueron a recogerlo

Asiento y voy a tomar mi desayuno, a solas, al parecer nadie estaba en casa.

Ya eran las 3:00 p.m. la maquillista llegó y comenzó a hacer su magia, poco después llegó el estilista y comenzó a hacerme el peinado que había escogido junto con mi madre, muy hermoso si era sincera.

A eso de las 5 p.m. llegaron con el vestido Ema y Noah, ya cambiadas, maquilladas y peinadas, me ayudaron a cambiarme. Noah preparó mi maleta para después de la fiesta irnos a nuestra luna de miel.

Según Liam sería una sorpresa.

Terminaron y me miré al espejo por primera vez en todo el día, no podía negar me veía realmente bien, mi vestido era ampon, liso, escotado con un moño en la parte trasera, con un fajo de piedreria, llevaba unos tacones de piedreria, regalo de Noah y Ema. El velo junto con el tocado con una pequeña piedra azul. 

-Ay, mi princesa -dice mi mamá entrando a la habitación

-¿Cómo me veo? -le digo con una sonrisa

-Bellísima, Liam caerá rendido a tus pies

Sonrío al saber que eso no es cierto.

-Vamos se nos hace tarde

Subo al auto blanco de mi padre, decorado con rosas, listones y flores blancas, llegamos al templo luego de unos minutos, ya todos estaban adentro esperándome

-¿Estás lista muñequita? -me pregunta mi papá

Asiento no muy convencida, los nervios estaban al 1,000%, el corazón acelerado, un nudo en la garganta y otro en el estómago.

Un simple negocioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora