Capítulo 1 : Las Matemáticas No Sirven Para Nada

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Alicia estaba sentada en un banco del parque que había al lado de su casa,con un libro y cuaderno en el regazo y un bolígrafo en la mano.Lucía un sol espléndido y los pájaros alegraban la mañana con sus trinos,pero la niña estaba de mal humor.Tenía que hacer los deberes.

-¡¡Malditas matemáticas!!¿porqué tengo que perder el tiempo con estas ridículas cuentas en vez de jugar o leer un buen libro de aventuras -se quejó en voz alta -.¡¡Las matemáticas no sirven para nada!!.

Como si su exclamación hubiera sido un conjuro mágico,de detrásde unos matorrales que había junto al banco en el que estaba sentada salió un curioso personaje:era un individuo larguirucho,de rostro melancólico y vestido a la antigua;parecía recién salido de una ilustración de un viejo libro de dickens que había en la casa de la abuela,pensó Alicia.

- ¿He oído bien,jovencita ? ¿acabas de decir que las matemáticas no sirven para nada?-preguntó en hombre con expresión preocupada.

- Pues si,eso he dicho.¿Y tu quien eres? no seras uno de esos individuos que molestan a las niñas en los parques.

- Depende de lo que se entienda por molestar ,si las matemáticas te disgustan tanto como aparecen indicar tus absurdas quejas ,tal vez te moleste la presencia de un matemático.

- ¿Eres un matemático ? más bien pareces uno de esos poetas que van por ahí deshojando margaritas.

-Es que también soy poeta.

- A ver recítame un poema.

-Luego tal vez. Cuando uno se encuentra una niña testaruda que dice que las matemáticas no sirven para nada,lo primero que tiene que hacer es sacarla de su error.

-¡Yo no soy una niña testaruda!-protesto Alicia-¡Y no voy a dejar que me hables de mates!.

-Esa es una actitud es absurda, teniendo en cuenta lo mucho que te interesan los números.

-¿A mi ? ¡Qué risa! no me interesan los números ni un poquito así -replicó ella juntando las yemas del índice y el pulgar hasta casi tocarse-. No sé nada de mates, ni ganas.

-Te equivocas.Sabes más de lo que crees. Por ejemplo, ¿cuántos años tienes?

-Once.

- ¿Y cuántos tenías el año pasado?.

- Vaya pregunta más tonta: diez, evidentemente.

- ¿Lo ves? Sabes contar, y ése es el origen y la base de todas las matemáticas.Acabas de decir que no sirven para nada; pero ¿te has parado alguna vez a pensarcómo sería el mundo si no tuviéramos los números, si no pudiéramos contar?

- Sería más divertido, seguramente.

- Por ejemplo, tú no sabrías que tienes once años. Nadie lo sabría y, por lo tanto,en vez de estar tan tranquila ganduleando en el parque, a lo mejor te mandarían atrabajar como a una persona mayor.

- ¡Yo no estoy ganduleando, estoy estudiando matemáticas!.

- Ah, estupendo.Es bueno que las niñas de once años estudien matemáticas. Porcierto, ¿sabes cómo se escribe el número once?

- Pues claro; así -contestó Alicia, y escribió 11 en su cuaderno.

- Muy bien.¿Y por qué esos dos unos juntos representan el número once?.

- Pues porque sí. Siempre ha sido así.

- Nada de eso.Para los antiguos romanos,por ejemplo, dos unos juntos norepresentaban el número once, sino el dos -replicó el hombre, y, tomando el bolígrafo de Alicia,escribió un gran II en el cuaderno.

- Es verdad -tuvo que admitir ella-. En casa de mi abuela hay un reloj del tiempode los romanos y tiene un dos como ése.

- Y, bien mirado, parece lo más lógico, ¿no crees?

-¿Porqué?

-Si pones una manzana al lado de otra manzana, tienes dos manzanas, ¿no escierto?.

-Claro.

-Y si pones un uno al lado de otro uno, tienes dos unos, y dos veces uno es dos.

-Pues es verdad, nunca me había fijado en eso. ¿Por qué 11 significa once y nodos?.

- ¿Me estás haciendo una pregunta de matemáticas?.

-Bueno, supongo que sí.

-Pues hace un momento has dicho que no querías que te hablara de matemáticas.Eres bastante caprichosa. Cambias constantemente de opinión.

- ¡Sólo he cambiado de opinión una vez! -protestó Alicia-. Además, no quieroque me hables de matemáticas, sólo que me expliques lo del once.

-No puedo explicarte sólo lo del once, porque en matemáticas todas las cosasestán relacionadas entre sí, se desprenden unas de otras de forma lógica. Para explicarte por qué el número once se escribe como se escribe, tendría que contartela historia de los números desde el principio.
- ¿Es muy larga?.

-Me temo que sí.

-No me gustan las historias muy largas; cuando llegas al final, ya te has olvidado del principio.

-Bueno, en vez de la historia de los números propiamente dicha, puedo contarte uncuento, que viene a ser lo mismo...


¡Malditas Matemáticas! Alicia en el país de los Números [ En Revisión ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora