Capítulo 7[El Monstruo Del Laberinto]

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  Durante un buen rato dieron vueltas y más vueltas por el tortuoso laberinto, sin queAlicia apartara nunca la mano de la tupida pared vegetal.

De pronto se oyó un horrísono mugido-rugido que hizo que la niña se detuviera enseco.

— ¿Qué ha sido eso? —preguntó alarmada.

—El horrísono mugido-rugido del monstruo del laberinto, supongo —contestó Charlie como si tal cosa.

— ¿Por eso no quería entrar el Cero?.

—Es probable. Pero sigamos adelante.

— ¿No sería más prudente volver atrás?.

—En un laberinto, los conceptos «adelante» y «atrás» no están muy claros. El monstruo podría aparecer por cualquier sitio, así que lo mejor que podemos haceres continuar nuestro camino.

— ¿Cómo es ese monstruo? —preguntó Alicia con cierta aprensión mientras reanudaban la marcha.

— ¿Has oído hablar del laberinto de Creta.

—Sí. Dentro había un hombre con cabeza de toro llamado Minotauro.

—Pues tengo entendido que el monstruo de este laberinto es pariente suyo, aunque yo nunca he conseguido verlo. Espero tener más suerte esta vez.

— ¿Llamas suerte a encontrarte con un monstruo? ¡Pues no quiero ni pensar en loque será para ti la desgracia! —exclamó Alicia.

—La desgracia es una niña que dice que las matemáticas no sirven para nada —dijo Charlie.

Alicia iba a replicar algo, pero se quedó con la boca abierta porque, de pronto, al doblar uno de los innumerables recodos del laberinto, desembocaron en un acogedor recinto cuadrado; sólo le faltaba un techo para parecer el salón de una vivienda.

Los muebles estaban modelados en arbustos de boj, y había algunas   estanterías excavadas directamente en el tupido seto que formaba las paredes del laberinto.

En el centro de aquel espacio relativamente amplio, una mujer robusta y un tanto entrada en carnes, embutida en unas mallas de gimnasia, hacía rítmicas flexionesde cintura. La mujer tenía cabeza de vaca.

— ¿Es la hermana del Minotauro? —preguntó Alicia con los ojos desorbitados.

—O de Alvar Núñez —comentó Charlie.

Al percatarse de su presencia, la Minovaca interrumpió sus ejercicios gimnásticos yse quedó mirándolos con los brazos en jarras.

— ¿A dónde creéis que vaaais? —preguntó con voz profunda y alargando mucho la ade «vais», lo que a Alicia le sonó muy prepotente.

— ¿Y a ti que te importa? —contestó la niña, aunque no sin antes resguardarse detrás de Charlie.

— ¿Cómo que a mmmí que me importa, niñata impertinente? ¡Estáis en mmmílaberinto!.

—Entonces puede que te importe adónde vamos, pero a dónde creemos que vamos es asunto nuestro —replicó Alicia.

—Mmm —mugió la Minovaca, amenazadora—. No me gustan las mmmarisabidillas.

—No es una marisabidilla —intercedió Charlie, conciliador—. Más bien es una«mariignorantilla»; ni siquiera se sabe la tabla de multiplicar.

— ¿Es eso cierto? —se asombró la Minovaca.

—No sé nada de mates, ni ganas —dijo Alicia desafiante, aunque sin salir de detrás de Charlie.

—Bien, hoy mmme siento generosa. Te haré una prueba de ignorancia, y si lasuperas te dejaré mmmarchar.

¡Malditas Matemáticas! Alicia en el país de los Números [ En Revisión ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora