Capitulo 4- Hipocresía total.

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Al otro día, al llegar a la escuela, enseguida veo a Ana, recargada en la puerta de su aula, me acerco y la abrazo, lo más fuerte que puedo, ella se queda con las manos arriba un instante y después me abraza también, necesito abrazar a alguien que me quiera, pero maldita sea que hipócrita soy, eh engañado a Ana, con Lucia, pero sé que si Ana sabe esto no me perdonara y no necesito un doble abandono así que decido que es mejor no decir nada, decido ser egoista. Ella levanta mi cara con su mano.

-¿Estas bien?- Me pregunta.

-Si.- Le digo dudoso al ver sus hermosos ojos rojos, cristalinos.- ¿Tu estas bien? Maldición Ana ¿Estas bien? ¿Por qué vas a llorar?

-No, no quiero llorar el aire frio me irrita los ojos demasiado.- Me dice mientras echa una ricita avergonzada, le creo. Vuelvo a abrazarla y ella sede nuevamente.

En la salida, paso por ella a su aula, nos vamos de la mano como siempre y en un punto me doy cuenta que frente a nosotros camina Lucia de la mano con su nuevo novio.

-¿La conoces?- Me pregunta Ana.

-Sí, ella fue mi novia.- Ella levanta las cejas con un poco de asombro, pero ¿Realmente es asombro?

Al llegar a un parque tomamos asiento en unas bancas, hablamos cosas random, como sus relaciones donde solo ha durado 4 meses como máximo, las mías que aspiran a lo mismo.

-¿Quisiste mucho a Lucia?- Me pregunta.

-Sí, fue la primera persona de la que me enamore.- Le digo sin dudarlo, sin pensaren nada más.

-Que padre.- Dice y baja la cabeza, tal vez no debí decir eso.

-¿Tú te has enamorado alguna vez?- Le pregunto para saltar rápido de tema.

-No... Nunca eh sentido apego a nadie, debe ser feo sentirte exclusivo de una sola persona.- Si que tenía razón, a pesar de estar con ella me sentía de Lucia, pero no fue hasta ese momento que lo capte.

-Tienes razón, es muy feo.

-Y triste.- Dice ella con voz baja.

De repente unos cables de luz que cuelgan arriba de nosotros, empiezan a tronar y sacar chispas, por alguna razón ni ella ni yo nos movemos, pero entonces un cable cae al suelo y la gente nos comienza a gritar que nos quitemos de ahí. Ella corre,  pero yo no puedo no siento miedo, pero mi cuerpo se queda inmovilizado, no reacciono, todos gritan que me mueva pero nadie se atreve a jalarme por miedo a que se electrocuten, sin embargo Ana sin pensarlo regresa a la banca y me jala pero mis piernas no responden, veo en su cara desesperación pura y entonces me abraza y de una manera gloriosa se jala conmigo al suelo, una vez tirados ella empieza a jalarme hasta alejarme de los cables, todo es suspenso hasta que empiezan a aplaudir el acto heroico de Ana.

-Maldición pude morir.- Le digo asustado.

-Por idiota.- Me dice ella con mucha adrenalina en el cuerpo.


El mal del mismo amor.Where stories live. Discover now