II

30 6 0
                                    

  — ¿Aceptarás?— no apartó su vista de mi, lo que me cohibía; asentí tímidamente a lo que ella empezó a gritar entusiasmada—.¡SÍ!, ¡Siempre supe que me ayudarías!

Le tapé rápidamente la boca con mi mano y escuché los pasos de mi madre afuera de la habitación.

— ¿Hijo, estás despierto?— golpeó la puerta—. ¿Estás bien?

— Sí, mamá, solo me—intenté imaginarme una excusa—, caí de la cama.

—Duérmete, es muy tarde y mañana debes ir a entrenar.

Se escucharon sus pasos alejarse y separé mi mano de la boca de la chica. Hablando de ella, ni si quiera me sabía su nombre ni de donde venía.

—Y dime— la encaré— . ¿Quién eres?

Ella se levantó y se dirigió hacia la cama para sentarse en el borde, luego dió suaves palmaditas al lado de ella, indicando que me sentara también; eso hice.

— Soy la heredera al trono—suspiró y empezó a jugar con sus manos—, y mi nombre es Phyrgen Zeglaedr, pero llámame Phyr y hablando de nombres; tú debes tener uno nuevo para ocultar tu identidad.

  — ¿Es necesario?— intenté encontrar su mirada bajo la oscuridad de la noche.

—Bueno... gracias a mi, creo que te has  hecho un poco conocido—le miré extrañado—, eso quiere decir que yo ya te conocía y uhm—apartó su mirada— , sé casi todo de ti.

Sonreí, Phyr parecía ser una chica pequeña, podía apostar que tenía unos 12 o 14 años. Me recosté en la cama, con los brazos detrás de la cabeza y mirando el techo; Phyr realizó lo mismo, pero en cambio, ella se acurrucó a mi lado lo que hizo que me ruborizara.

— Me gusta mi nombre— suspiré—, pero supongo que será Firen Rovanth.

— ¿Y ese nombre?— su voz comenzaba a ser más somnolienta.

— Cuando pequeño tuve un peluche que se llamaba así— sonreí.

— Raro nombre para un peluche—se acomodó nuevamente—, descansa.

Cerré los ojos, acepté que ella se acostara a mi lado, ya que se supone que ella es solo una niña,  quizá solo esté perdida y todo lo que dijo fue solo un cuento que ella se inventó. Mañana saldré al pueblo para ver si su madre está por ahí buscándola, ya debería estar preocupada.

[...]

  — Es momento, debemos irnos Firen—sentí cómo alguien me mecía de lado a lado sin detenerse—. Tus padres ya se fueron, y es momento de que nos vayamos también.

—¿Irnos?—abrí los ojos con dificultad y al encontrarme con los rayos del sol los volví a cerrar.

— Sí, a nuestra aventura, ¿Lo olvidaste?

— ¿aventura?—me giré, dándole la espalda.

 — Z'ius— al tocarme me dió una pequeña carga eléctrica que hizo sobresaltarme. Rápidamente abrí los ojos y mi corazón se aceleró—. Te espero afuera, Firen.

Le miré salir por la puerta y cerrarla detrás de ella. Pasé mi mano por mi cabello y suspiré pesadamente. No podía creer lo que me estaba pasando, debía cuidar a una niña perdida. Y lo peor es que hoy tenía que ir a entrenar y si no lograba entregar a la niña, debía quedarme con ella otro día más.

Me vestí como si fuera a un combate, ya que esta mañana tendría un examen de 1 vs. 1 a distancia, o sea, utilizando hechizos. Mi primer oponente sería Nicyän, por lo que daba por hecho que yo ganaría.

Hijo de Dragón | PAUSADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora