》Figuras literarias

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-Bueno, queridísimos alumnos, ahora parasaremos a las figuras retóricas, que forman parte esencial del género Lírico. Sólo para que sepan y recuerden, las clases anteriores estuvieron enfocadas en el género Narrativo, así que... en fin, ¿Alguien recuerda qué son las figuras retóricas, o por lo menos me podría decir una?

Notó, desde su escritorio, la mirada desafiante que su alumno preferido le lanzaba a Sandeul desde el fondo del salón. Aguantó la risa y esperó a que alguien hablase.

-Comparación -dijo/gritó, consiguiendo una sonrisa de su profesor.

-Así es, Park. La comparación es una figura retórica, pero ¿Qué es una figura retórica? -sabía que sería recriminado más tarde por el pelinegro, pero no era momento de pensar en ello.

-Son recursos utilizados para... cómo decirlo... embellecer el mensaje del hablante -y Jimin gruñó desde su pupitre, provocando que todos lo mirasen expectantes por aquel sonido casi gutural que abandonó su garganta tal cual perro rabioso.

-¿Algún problema, Park? -cuestionó Hoseok, golpeteando con un plumón en mano el escritorio, entretenido con la función que su joven novio se estaba dedicando el tiempo de darle.

-Me siento algo afónico, profesor -comentó con seriedad, el profesor alzó una ceja y asintió lentamente.

-¿Quisiera salir al baño entonces, un momento? -las mejillas de su alumno se tiñeron de un suave tono carmín y asintió ante la propuesta de Hoseok-. Bien, entonces vaya y luego nos encontrará en la sala de computación, porque iremos allá para hacer un pequeño trabajo en el que tendrán que investigar cada una de las veinte figuras retóricas

Los quejidos de pereza no se hicieron esperar mientras el profesor sonreía radiante. Comenzaron a abandonar la sala uno a uno, pero bajo la atenta mirada del alumno afónico que seguía inquieto en su pupitre, el profesor se dirigió a Sandeul y le pidió dirigir un instante a la clase en lo que él iba a entregar unos archivos y firmaba el libro de clases.

-¿Aún no ha ido al baño, Park? -reclamó indiferente, entonces el menor se levantó y a paso rápido desapareció del salón-. Me encanta -espetó con una sonrisa, un tono cantarín y la mirada pegada a la puerta abierta.

Avanzó hacia la misma dirección de su chico e ingresó al baño, asegurándose de que nadie más se encontraba, aparte de Jimin, que se observaba con el ceño fruncido en el espejo. Cerró la puerta, llamando la atención del menor, se relamió los labios y dejó a Jimin preso entre su cuerpo y el lava manos.

-¿Qué pasa, Jiminie? ¿De verdad sigues afónico? -preguntó con su sonrisa socarrona, el menor gruñó arrugando su nariz.

-Le tiene favoritismo a Sandeul -dijo sin poder evitar que su voz sonase rasposa y que, para colmo, al final de la frase, se le escapase un horrendo gallito.

-Así que sigues afónico... -murmuró con risas, mordió su labio inferior y pasó sus manos por todo el cuerpo que tenía frente a él.

Jimin se sonrojó al recordar la noche del domingo, en la cual, envueltos en una gran pasión, habían hecho el amor durante horas, con distintas posiciones, con juguetes nuevos y, como consecuencia, dejando a Jimin afónico de tantos gemidos y gritos de placer que inundaron aquella habitación. Alzó su mirada para encontrarse con los arrogantes y oscuros ojos de su profesor de literatura.

-Eso no importa... últimamente toda tu atención está en Sandeul, ese ratón de biblioteca... -entrecerró los ojos e interpuso sus manos, intentando empujar el cuerpo del mayor.

-Es el mejor alumno del curso, ¿Por qué no le pondría atención? -volvió a gruñir ante la respuesta de Hoseok y empuñó la camisa de éste.

-¡Pero yo soy tu novio! ¡Yo- ! -sus labios se encontraron y comenzaron una batalla que Jimin no protestó en seguir, pese a su enojo.

-Te amo -susurró, suavizando la expresión del menor.

-No... No siempre arreglarás todo con dulces palabras -murmuró mordiendo su labio inferior.

-Está bien, sé eso -sonrió-. Pero yo sólo te amo a ti, eres mi alumno preferido... pero no el mejor de la clase -comentó con burla, recibiendo suaves golpes de molestia por parte de Jimin.

-Si me enseñara mejor... -murmuró dejando de golpearlo, para comenzar a acariciar el pecho del mayor, dedicándole una mirada lasciva- Daddy...

-Oh, no... Por favor, no, bebé -suplicó antes de besar ferozmente los gruesos y rosados labios del menor. Lo cogió de la nuca con una mano, enterrando sus dedos en su cabello, y la otra mano encajada en su cintura, dejando sus cuerpos tan pegados que apenas existía el oxígeno a su alrededor.

-Daddy... -susurró sobre sus labios, provocando aún más a su profesor, excitándose ante la idea de estar en horario de clases, contrario al sentir de Hoseok, que tenía los nervios de punta por ser pillado por algún alumno, inspector o profesor.

-Basta... debemos volver a clases, tengo una clase pendiente -no lograba negarse, sin embargo, a cada beso que el menor le robaba y, mucho menos, a la pasión que lo embargaba cuando la pequeña mano de su novio adolescente acarició el bulto bajo sus pantalones.

-Mh... Dejó a Sandeul al cargo, ¿no? -ronroneó desviando la atención de sus labios al cuello de su profesor.

-Sí, pero... -jadeó cuando los dientes se encajaron en la curvatura entre la unión de su cuello y hombro.

-¿Pero?

-Bebé... -siseó bajando ambas manos hasta los glúteos del menor, amasándolos con fuerza.

-Hyung -dijo con voz inocente, deteniendo sus movimientos, captando por completo la atención de Hoseok al no ser llamado "Daddy" una vez más- ¿Prefiere las figuras literarias o la figura de mi cuerpo? -usaba una voz malditamente melosa e infantil, ladeaba la cabeza cual niño curioso de porqué los caracoles sacaban sus cachitos al sol y mordía su labio inferior con la impaciencia de un hombre que conducía presuroso y le tocaba rojo en el semáforo.

Estaba seguro, Jimin iba a matarlo algún día.

-A ti, incondicionalmente -sujetó con delicadeza el mentón del menor y lo alzó para conectar sus orbes a los contrarios, acercándose lentamente, chocando sus narices. Ambos sonrieron, exigiendo ser besados. Hasta que unos golpes en la puerta los hicieron detener, sería toda una odisea lograr escabullirse.

-No importa qué suceda... -aseguró volviendo a besar los labios de su novio ilegal.

-Te amo -murmuró el menor, sin borrar la sonrisa de su rostro.

~Fin~

Literatura 》Hopemin《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora