Buscando el acercamiento

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N/A: ¡Hola! Aquí la cuarta entrega de Cuando despiertes :)

Sus reviews me motivan como no tienen idea y estoy inmensamente agradecida con ustedes, ¡son los mejores lectores! *heart* Sin su apoyo no dudo de que mi disposición para escribir sería otra, cada día que pasa me encuentro tecleando como loca y terminando nuevos capítulos. Gracias miles.

Lo dicho: esto recién empieza. ¡Que lo disfruten!

Disclaimer: Bleach y sus personajes son propiedad de Tite Kubo.

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Tía Senshumaru la despertó al mediodía golpeando la puerta de su cuarto para avisarle que pronto estaría listo el almuerzo. Rukia se desperezó acostada y no tardó en recordar los eventos de la última noche.

Kuchiki Byakuya... Yo...

Lo siento...

Se sentó sobre la cama sobresaltada y notó que tenía un ligero dolor de cabeza, producto de la inapropiada ingesta de alcohol.

—No puede ser. ¿De veras... de veras besé a ese tipo?

Miró la ropa que se había puesto anoche y que ahora colgaba sobre la silla de escritorio y a partir de allí comenzó a recomponer la totalidad de la situación: en efecto, lo había besado.

—Qué estúpida —Se reprendió a sí misma mientras reconocía que había terminado haciendo todo lo que nunca quería hacer: había bebido de más, había perdido la estabilidad de su razonamiento y por si eso fuera poco, había perseguido al sujeto Kuchiki dentro del bar para al final acabar besuqueándolo dentro de su coche. ¿En qué había estado pensando? ¿En qué se había convertido? Ese comportamiento no era propio de ella, ni era excusable ni justificable ni nada.

Se levantó molesta y se aseó para el almuerzo. Como era domingo y, por ende, día de descanso, tía Senshumaru debía de haber preparado algún plato especial, y probablemente las acompañara Tenjiro, su novio. Antes de ir al comedor, Rukia volvió a echarse en la cama y se quedó un rato mirando el techo, preguntándose qué diantres estaba pasando con su vida y por qué todo parecía dar vueltas.

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Tal y como se esperaba, el inusitado acontecimiento de la noche anterior fue imposible de erradicar de su mente: lo primero que Byakuya evocó cuando despertó fue el beso suave que Rukia le dio, sus labios tímidos sobre los suyos, la forma apenas tanteada de su cintura, el olor ahora conocido que él pudo arrebatar de su cuello... La actitud osada de esa joven que ya había logrado atrapar por completo su cabeza.

No cabía duda de que era la hermana de Hisana, pero ése no era el asunto; el asunto era que no le importaba. Rukia lo había cautivado de tal forma que ahora le resultaba difícil contenerse, le era imposible atenerse a la idea de que pudiera dar un paso atrás.

No podía dejarla ir, no podía privarse de conocerla; ella había desatado una tormenta donde durante años había reinado un desierto. Ese atrevimiento, ese descaro... y aun así, ese recogimiento que mostró al acercársele; ¿acaso no era adorable que una criatura tan pequeña como ella diera evidencia de un carácter tan impetuoso? El sólo pensarlo lo volvía loco. De repente se la imaginó con el ceño fruncido y algo se derritió dentro de él.

Y hubo, asimismo, timidez en el beso que ella le dio. Pudo ver que actuó por impulso, que en otras circunstancias probablemente ella hubiera rechazado de plano la sola idea de que él la acompañara en su coche. Era muy probable que fuera así, el hecho de que se hubiera disculpado saliendo disparada del vehículo lo comprobaba.

Cuando despiertesWhere stories live. Discover now