CAPÍTULO TREINTA

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CAPÍTULO TREINTA



−Olivia estaba en la oficina de Paul ayudándolo con unos balances, ya que él tuvo que ir a el corporativo Azul que estaba en Guadalajara por unos problemas que habían surgido−

Olivia – pase –expresó cuando escuchó dos golpes en la puerta−

Eloísa – sabes esa posé de empresaria te queda muy bien –cerró la puerta asegurándose que nadie las molestará y Olivia se levantó inmediatamente abrazándola−

Olivia − ¿Qué haces aquí loca? –Eloísa sonrió y le enseño el gafete con su nombre− ¿cómo lo hiciste?

Eloísa – bueno resulta que mi abuela –Olivia frunció el ceño− la mamá de mi padre –Olivia hizo un gesto de entender− es amiga de Raquel los días que –la miro sonriendo− por cierto picarona te fuiste de viaje con ese papasito

Olivia – se llama Paul

Eloísa – el nombre es lo de menos, dime lo hicieron en todo el viaje

Olivia − ¡Eloísa! –se sonrojo inmediatamente− no te voy a contar esas cosas

Eloísa – ah no Oli claro que sí, nosotros nos contamos todo y eso es importante –Olivia negó sonriendo− anda Oli dime

Olivia – sabes no te imaginas cuanto extrañaba mi nombre –Eloísa la observó dándose cuenta que sus palabras eran reales− pero no me puedes decir así

Eloísa – lo sé, pero aquí estamos solas, vi cuando el papasote ese salió de la oficina

Olivia – Paul –le repitió nuevamente−

Eloísa – para mi papasito, y ni te pongas celosa que nosotros tenemos un acuerdo pactado con sangre

Olivia – lo sé, no me imaginó lo que pensaste cuando creíste que lo había roto

Eloísa – sí y luego lo sangrona y pedante que eras, te odie –Olivia empezó a reír−

Olivia − ¿cómo es Farah? –Eloísa levantó una ceja−

Eloísa – bueno es media sangrona pero yo creo que debe ser buena persona porque Dante no se ha dado cuenta que no eres tú –Olivia sonrió ante ese comentario–

Olivia – Dante tan lindo –frunció el ceño– solo espero que no se enoje tanto cuando se enteré de la verdad

Eloísa – yo creo que no si anda que babea por Farah –Olivia la miró negando y siguieron platicando, Eloísa quería saber todo lo que había pasado entre Olivia y Paul y al decir todo era todo y no iba a descansar hasta que Olivia hablará–



–Paul llegó al corporativo, se encerró en la oficina de Oliver a la cual debido a los problemas de salud que estaba presentado no había ido, se metió de lleno a resolver los problemas que se habían presentado, se moría por ver a Olivia, al menos en su tequilera sabía que ella estaba cerca que con solo alzar la mirada o abrir una puerta ella estaba ahí–

Aidé – hola –abrió la puerta Paul levantó la mirada y le dio una sonrisa– me dijeron que estabas aquí y moría por venir a saludarte

Paul – hola, sí vine a ver un problema que surgió –Aidé se acercó a él y lo saludo dándole un beso en la mejilla–

Aidé – sabes que en lo que te pueda ayudar, solo es cuestión que me lo pidas –Paul asintió y siguió con la vista en la computadora– y ¿cómo te ha ido con Farah? –Paul sonrió al escuchar el nombre de su esposa–

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