✧ ; f i n a l.

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Las cosas se habían arreglado por completo entre SanHa y MinHyuk, e incluso eran mejores que antes de la discusión. El ambiente que los rodeaba tanto a ellos como a los otros chicos se sentía muchísimo más ligero y feliz, pues toda tensión desapareció la noche anterior.

— Quizá deberíamos salir a almorzar. — sugirió el menor.

— ¿A almorzar? ¿Nosotros dos?

— ¡Sí! — al percatarse de que el contrario no estaba convencido, prosiguió. — ¿Qué sucede?

— Bueno, no puedo tomarte de las manos en público, ni mostrar ningún tipo de afecto hacia ti. — respondió, a la par que acariciaba su mejilla.

— Realmente eres el ser más adorable que ha pisado el planeta, Park MinHyuk.  — dicho esto, le dio un casto beso. — Pero vamos, no es como si no pudiéramos salir y actuar como simples amigos ante el resto del mundo. Lo hemos hecho por dos años, ¿recuerdas?

— Ya, pero durante esos dos años no sabíamos que... tú me entiendes. Y ahora que te he besado, será algo imposible para mí abstenerme.

— ¿Al menos podemos ir al centro comercial? — abultó su labio inferior.

— ¡Yah! Eso no es justo, sabes que no puedo negarme cuando lo haces. — ante su respuesta, el peliblanco sonrió. — Pero, ¿no podemos quedarnos en los dormitorios? Sólo durante el día, y entonces saldremos a cenar.

— Vale, estaremos aquí hoy.

Dicho esto, el moreno comenzó a celebrar como un niño pequeño, y se acomodó con cuidado sobre del cuerpo de SanHa, para llenarle el rostro de besos.

— Hyukkie, JinWoo y MyungJun nos observan.— habló, con aire avergonzado.

Efectivamente, los dos últimos mencionados estaban apreciando aquella escena mientras sonreían cual padres orgullosos.

— Bien, para que así puedan contarle a todo el mundo que tú, Yoon, eres mi vicio más grande.

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Como el mayor pidió y prometió, se quedaron toda la tarde en los dormitorios, y ahora ambos se arreglaban para ir a cenar.

— ¿Estás listo? — el castaño tocó la puerta del baño, donde su chico se encontraba.

— Ya casi~.

Planeaba algo especial, y estaba emocionado por llevarlo acabo.

El menor salió del baño, dejando al contrario cautivado. Sí, esa era la palabra.

— T-tú... S-SanHa... wow. — halagó el castaño. Recibió una sonrisa por parte del peliblanco.

— Cariño, cierra la boca, te van a entrar moscas. — rió con dulzura.

— ¿Cómo me llamaste? — MinHyuk imitó su acción, a la par que lo miraba, divertido.

— ¿Nos vamos? — respondió, ignorando la pregunta.

Salieron del edificio y subieron a la camioneta, listos para lo que viniera. Iban sentados en la última fila de asientos igual que siempre, a pesar de que nadie más los acompañaba.

Llegaron a un lujoso restaurante que el moreno se encargó de reservar únicamente para ellos, puesto que le preocupaba el asunto de estar rodeados de gente, ya que no debía ocultar más sus sentimientos ante el menor.

Entrelazó sus dedos y lo guió a la que, esa noche, sería su mesa. Casi al instante, el camarero llegó y ordenaron la cena.

Durante aquel rato, se la pasaron bromeando el uno con el otro, siendo niños de nuevo, porque así se sentían cuando estaban juntos. En una que otra ocasión, SanHa soltaba comentarios sobre que creía que las cámaras los habían seguido, y el mayor lo besaba para callarlo y que no entrara en pánico.

Una vez finalizaron su comida, MinHyuk se levantó de la mesa y le pidió al peliblanco que hiciera lo mismo.

Algo desconcertado, obedeció, y fue ahí cuando el castaño comenzó a hablar.

— Quiero decirte, aquí y ahora, que no sé qué sería de mi vida sin ti en ella, niño. Me has hecho la persona más feliz del universo sin siquiera intentarlo por más tiempo del que te imaginas, pero mucho menos del que me gustaría, y no hay palabras suficientes para agradecértelo. Realmente nunca las habrá. Quiero que, de ahora en adelante, seas mío y de nadie más, porque anhelo ser esa persona que tenga el honor de protegerte, de ayudarte y de amarte cuando lo necesites e incluso cuando no. Es por eso que, después de tanto, decidí hacer esto.

Entonces, se arrodilló frente a él. El corazón del menor dio un vuelco, como ya tan acostumbrado estaba ante las acciones del moreno que, al notar la sorpresa del contrario, prosiguió.

— Oh, no, no. No voy a proponerte matrimonio, al menos no por ahora. Seguimos siendo menores de edad. — rió levemente. — Pero quiero pedirte que me dejes ser el dueño de todas y cada una de tus hermosas sonrisas, la razón por la cuál tu rostro se tiña de ese rojo carmesí que va tan bien con tu preciosa piel de porcelana, y la fiel prueba de que realmente se puede amar a alguien con cada pedacito de tu ser. Porque, a lo largo de estos dos años que llevo conociéndote, me he enamorado irremediablemente de ti. — tomó sus manos. Buscó sus ojos con la mirada. — Así es. Te amo, Yoon SanHa y, si me lo permites, lo haré hasta el día que muera. Entonces, ¿me harías más feliz de lo usual, si eso es posible, aceptando ser mi novio?

El peliblanco sentía como sus ojos picaban y las lágrimas amenazaban con salir. Era lo más lindo que nadie le había dicho en sus diecisiete años de vida.

No existían las palabras correctas para expresarse, y lo único que hizo, más como un reflejo, fue abalanzarse sobre el castaño para juntar sus labios con todo lo que su cuerpo le permitía.

El moreno se reincorporó y tomó el rostro del contrario entre sus manos, a lo que él respondió rodeando su cuello con los brazos.

— Sí, sí quiero. — murmuró en medio del beso. Sintió la sonrisa que se asomaba por los labios de su, ahora, novio.

— Te amo, SanHa.

— También te amo, Hyukkie.

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¡Así es, amores míos! Han llegado al final de la historia.

Espero que los nueve capítulos hayan sido lo suficientemente buenos para ustedes, porque eso es lo único que quise desde que comencé a escribir esto.

Realmente muchas gracias por el apoyo otorgado.

Lxs amo mucho, y espero leernos pronto.

All the love, Fer.

Skinny love | Sanhyuk. 「 Finalizada. 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora