Capítulo 7

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~7~

Abril

31 de Marzo de 2013.

Al fin cumplo dieciséis, mis padres me prometieron una moto cuando llegara a esta edad, aunque lo único que he recibido parecido la moto es una figurita, a parte varios regalitos más. Pero como Ben me sigue llevando a todas partes no me molesta mucho que no me la hayan regalado.

Estamos, como cada año, en el restaurante de las afueras de la ciudad, el mejor de toda la zona. Se encuentra en la zona industrial al lado de varias fábricas y restaurantes para celebraciones privadas como bodas, comuniones u otros eventos como yo mi cumpleaños.

Mi fiesta de cumpleaños más que una fiesta es como un brindis. Una reunión de amigos y gente conocida que va vestida de gala con varias mesas con bebidas y aperitivos servidos después de la cena (que empezamos a incluir el año pasado).

La diferencia es que este año después de la cena, el brindis y el baile me voy con el grupo de fiesta. Al fin me dejan hacerlo. No es que no me lo pase bien en la fiesta que me organizan mis padres, simplemente que tengo una edad donde quiero celebrarla a mi manera en mi entorno con mi grupo de amistades y mi novio. El año pasado prefería mil veces ir a una fiesta de pijamas en casa de Maika y jugar hasta las tres de la mañana a corretear por su mansión o bañarnos en su piscina cubierta, a volver a las tres de la madrugada a mi casa y dormir. Este año nos vamos a una discoteca, aunque no sé a cual, puesto que no me quieren decir nada. Solo sé que dormiremos en casa de Maika y que mañana todos tenemos permiso para faltar a clase. No solo porque sea mi cumpleaños si no porque es un día optativo en el cual solo va quien quiera repasar para los exámenes o tenga que subir nota.

Si no hubiera sido un día optativo mi cumpleaños se hubiera celebrado un día antes o un fin de semana después. Mis padres nunca me dejarían perderme una clase por salir de fiesta. Incluso me hubieran mandado con resaca, aunque ellos no sabrían que la tendría.

El salón es enorme con unas mesas redondas a los lados de una gran pista de baile, rectangular. Al fondo hay una fuente de chocolate, en la que hace unos años metí el bolso de Amelia. Desde ese año hay un camarero pendiente de dicha fuente.

No me siento muy orgullosa a día de hoy de aquello, pero ese día lo celebré como toda una victoria. Estaba harta de ella. Me alegro de que Ben la dejara. Lo dejaron poco después de mi cumpleaños número trece, aunque yo me enteré algo más tarde. Algo mucho más tarde.

Según me contó él: no estaban hechos el uno para la otra. Ella era muy infantil y no se veía en un futuro con ella. Pero por lo que me llegó de extrarradio por el instituto fue que la dejó porque sus edades mentales de madurez no estaban en el mismo punto. Eso me hizo sentirme un poco mejor por dentro y me creí que podría haber algo entre nosotros. Pero eso no iba a pasar, aunque nuestras edades mentales sí estaban en el mismo punto y a mí me daba igual su edad física, yo seguía siendo una niña ante sus ojos. Y esa era la lucha interna que con más ganas enfrentaba cada día: Demostrarle a Ben que no era una niña.

Pero poco después conoció a otra chica, la cual nos presentó cerca de mi 15 cumpleaños. Esta chica me cae mejor, tal vez porque ya no quiero a Ben como lo hacía antes. Lo sigo queriendo, es mi primer amor, y creo que mi gran amor, pero ya me he hecho la idea de no tenerlo y poco a poco lo he ido olvidando y platonizando. No me he rendido, simplemente he asumido que no lo voy a esperar toda la vida.

Siempre lo recordaré, pero mi vida sigue y no me voy a quedar anclada a mi primer amor, por lo que Tom me salva cada día de caer ahí. De caer en ese punto al que no quiero volver. A ese punto de estar demasiado enamorada de Ben. Ahora solo estoy enamorada sutilmente de él.

"Plus je pense à toi"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora