Capítulo 3

584 50 1
                                    

Los días, semanas y meses pasaban sin hablar de lo ocurrido en la cabaña era como si nunca hubiera pasado.

Su cumpleaños pasó con una broma de sus amigos y su hermano. Esa mañana habían quedado para ir a escalar. Él puso el despertador y se durmió, pero lo que lo despertó no fue el “rin, rin” del reloj, sino su hermano y Harry cogiéndolo. Vestido y todo lo llevaron a la ducha, lo despelotaron y lo embadurnaron con purpurina. Fue un momento complicado, ya que cuando Harry le bajó el pantalón de franela del pijama, su polla saltó orgullosa hacia su delgado abdomen. Zayn gimió, pero parece ser que no le dieron importancia. Bendito endurecimiento matutino.

Las manos de Harry en su piel lo estaban volviendo loco. Cuando terminaron, lo vistieron con unas mallas rosas muy cortas y un corpiño a juego, y unas alas de hada. Y lo sacaron a la sala y allí estaban todos los colegas de la cabaña riéndose y gritando todos a la vez:

―¡FELIZCUMPLEAÑOS, PRINCIPITA!

La verdad es que se lo pasaron genial, ya que le permitieron ducharse y ponerse ropa de invierno y se lo llevaron al parque de atracciones y allí pasaron el día.

Un mes después era el cumpleaños de Harry y no sabía que regalarle. Al final, sin pensarlo se fue hacia una joyería y le compró una esclava de plata con el nombre de Harry grabado por delante y la fecha de su cumpleaños por detrás con un T.M.A ZAYN (Tu mejor amigo). Zayn salió súper contento hacia la casa de Harry. Pero en un escaparate de una tienda de discos, anunciaba un pack con las mejores canciones de Bob Marley y regalaban una bandera. Sin pensarlo, entró y le pidió a la dependienta que le envolviera uno para regalo.

Con sus comparas echas y con una sonrisa de oreja a oreja se fue hacia la casa de su mejor amigo. La puerta del portal estaba abierta así que subió, toco a la puerta y un adormilado Six abrió la puerta.

—Hola, Zayn. Pasa, pasa ―dijo Six, aunque fuera el hermano gemelo de Harry, no se parecían en nada, tan solo en los ojos.

Harry era castaño y Six era casi rubio. Harry era de complexión delgada y alto, y Six era un poco más bajo y de complexión fuerte.

Zayn le sonrió.

—¿No te habré despertado? ―preguntó tímidamente Zayn.

Six negó con la cabeza y cerró la puerta —. No, que va. Fue el despertador, es hora de irme a currar. Ya sabes, el puto horario nocturno me mata, ¿que llevas ahí? ―preguntó señalando la bolsa que llevaba Zayn.

—Oh, regalos para Harry ―Zayn se tensó y un rubor se le extendió por las mejillas

—¡Oh, mierda! ¡Felicidades! Te prometo que te regalaré algo la próxima vez, de verdad ―se excusó avergonzado Zayn.

Sixto divertido movió su mano quitándole importancia

—Tranquilo, siempre has estado más apegado a mi hermano que a mí ―dijo guiñándole un ojo, el rubor, si era posible, se extendió más sobre el rostro de Zayn, ¡qué coño! ¿Lo había notado Six? No podía ser, ¿no?

—Mmm… No sé a qué te refieres, Six ―dijo Zayn intentando mantener la calma.

—Tranquilo hombre, se guardar un secreto ―dijo Six, haciéndose una cruz en el pecho. Se giró y señaló a la habitación de Harry —. Creo que está allí, me pareció escucharlo. Suerte ―y desapareció de la vista de Zayn, dejándolo completamente confundido e inseguro.

Con pasos temblorosos se dirigió hacia la habitación de Harry y, sin pensar, abrió la puerta, dando un paso dentro la habitación. Estaba completamente a oscuras, un olor a cerrado y algo más cubrieron sus fosas nasales. Tenía memorizado el cuarto, así que sin vacilar se dirigió a la cama, pensando que Harry estaba durmiendo, aunque le resultó raro. Pero ¿últimamente no actuaba ya raro?

Unos gemidos profundos y gruñidos lo detuvieron en seco, se tiró hacia la pared y, palpando con la mano, tocó el interruptor de la luz. Parpadeó una o dos veces para enfocarse y allí estaba la espalda lisa y musculosa de Harry moviéndose, su culo subía y bajaba. Un grito lo alertó y miró directamente a los ojos, que ahora lo estaban observando con dolor, aunque solo fue un segundo, el dolor fue remplazado por ira.

—¡Qué cojones, hombre! ¿No sabes llamar a la puerta? ―gritó Harry. Zayn estaba congelado y notaba como sus ojos se humedecían, ni un solo músculo reaccionaba, no podía moverse.

—Per-per-perdón no... No sabía… ―Dijo tartamudeando con un nudo en su garganta y un puño apretando su corazón.

—¡Vete de una jodida vez, Zayn! ―rugió Harry, eso fue todo lo que necesitó Zayn para moverse y salir corriendo de la habitación hacia la salida.

Las lágrimas salían como un torrente, no podía respirar y su vista empezó a nublarse. Chocó con algo o alguien, pero Zayn no pensaba con claridad. Su única meta era salir lo más rápido posible de esa casa, o más bien, quitarse esa imagen de su amor follando a una tía. Unos brazos fuertes lo agarraron de los hombros intentándolo frenar.

—Tío, ¿qué pasa? ¡Jesús! ¡Tranquilo! ―dijo una voz.

—Déjame, déjame solo. Sólo aire... Necesito aire… ―dijo entre jadeos y empujó a la persona que lo sujetaba.

La puerta estaba sólo a un paso. La alcanzó y salió como alma que se lleva al diablo. Corrió y corrió y sin darse cuenta llegó a la vieja cabaña. Se dejó caer en el sofá en posición fetal y lloró por todo por el amor que nunca sería correspondido. Por ser diferente a sus amigos. Por sus miedos y tormentos. Pero sobre todo, por Harry, su hermoso Harry.

Cuando su cuerpo ya no fabricaba más lágrimas, hipó unas cuantas veces y se sentó, mirando hacia el techo medio arruinado y vio el cielo negro sin estrellas. Y ahí se dio cuenta que Harry, su primer amor, sería un amor platónico.

Nunca lo alcanzaría, jamás lo tendría entre sus brazos y jamás le haría el amor como se lo estaba haciendo a la chica. Nunca sentiría esas manos en su cuerpo o esos labios contra los suyos. Un vacío se apoderó de su pecho, doliéndole como nunca le había dolido. Con una respiración profunda, se apoyó contra el respaldo del sofá y cerró los ojos. Sólo tenía que dejarse llevar por la oscura noche, su cuerpo estaba tan cansado que no se dio ni cuenta cuando se durmió.

Only When I Sleep (Adaptación) (Zarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora