Capitulo 4- Parte 3: Una chica que era amada

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Temprano en la mañana de otro día.

–¿Saliendo tan temprano?

Padre me habló mientras me agachaba en el jardín delantero, atando mis zapatos.

Me di vuelta y vi que padre estaba a punto de irse, también.

–Sí.

Me paré y enderece mi falda.

–Oye, tienes un hilo flojo.

Padre extendió su mano a mi cintura, pero me aleje como si escapando.

–Está bien, puedo arreglarlo yo misma.

En silencio se encogió de hombros. Volví a atar la cinta alrededor de mi cintura y salí corriendo.

–¡Ten cuidado! –gritó desde atrás.

No tenía que ser tan ruidoso.

Cerré mis puños con fuerza. Estaba demasiado avergonzada para responder.

Corrí hacia el bosque.

Bajo la sombra de los árboles, me liberé de la luz del sol de a mediados del verano.

Recobre mi aliento y limpie el sudor de mi frente.

Me había acostumbrado mucho a ir a la casa de Ellen.

Me sentí como si visitara la casa de un chico en secreto. Pero era una niña, algo más joven que yo.

Era como una casa secreta. De pie ahí completamente sola, desconocida para todos. Nadie más que yo conocía este lugar. Nadie la conocía.

Sólo yo tenía el billete para el mundo de los sueños. Me emocionaba eso.

Ellen era una niña extraña.

Nunca fui tan buena hablando con la gente. Prefería dejar que otra persona hable y escuchar atentamente.

Y sin embargo cuando estaba con ella, me di cuenta que las palabras fluían fácilmente.

Yo simplemente estaba hablando sobre asuntos triviales como lo que tendría para comer en el día, o lo que ocurría en la aldea, pero todo parecía fresco para ella. Ella parecía disfrutar enormemente escuchándome.

Dependiendo de su condición, ella podía ser habladora o callada. La manera en que se movían sus ojos felinos mientras hablaba era muy linda.

Ella sabía a todo tipo de cosas.

Flores eficaces para el tratamiento de quemaduras, plantas eficaces para lastimar la garganta.

Cuando le dije que ella era muy útil, ella solo se reía, «todo lo que hago es leer».

A veces era capaz de adivinar perfectamente el clima, para mi sorpresa.

–Estoy agotada... Voy a dormir una siesta.

Era un día donde la cálida luz del sol invitaba a dormir.

Ellen habló conmigo un poco, luego dijo eso. Yo asentí con la cabeza y ayude a cubrirla con las sabanas. Ella me dio las gracias y se acurruco en la cama.

Un rato después, respiraba tranquilamente, habiendo caído en un sueño profundo.

Apoyé la espalda en mi silla, escuchándola chillar. Cerré mis ojos también.

A lo lejos, oí a pájaros piar.

Esta era una casa en el bosque. El aire por la ventana era reconfortante. No había ninguna conversación de la gente, ningún ruido bullicioso.

The witch's house: -El Diario de EllenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora