Capitulo 4- Parte 5: Una chica que era amada

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Después de eso, lo mismo continuó durante todo el verano.

En los días soleados, visitaba la casa de Ellen. En los días lluviosos, miraba por la ventana en dirección al bosque.

Sin importar cuantas veces venia, nunca conocí a la persona que cuidaba de ella. En verdad era un misterio cómo nunca ni siquiera dimos tropezamos el uno con el otro.

¿Se escondían cuando venía? A ella no parecía agradarle mucho su doctor, así que ella no le daba mucha importancia.

Hasta donde sabia, sus padres no habían mostrado señal alguna de visitarla. Aunque estaba segura de que se llenaría de alegría si lo hicieran.

Si yo no estuviera cerca, Ellen estaría verdaderamente sola.

Cada vez que la veía, mis sentimientos por ella se fortalecían.

Empecé a ver que el cuerpo de Ellen no estaba mejorando desde cuando nos conocimos, sólo empeoraba.

Últimamente no podía ni siquiera salir de la cama, a menudo postrada en cama todo el día. Esos hermosos ojos bien abiertos estaban desconsolados. Incluso su vista parecía estar empeorando.

¿Qué haría yo cuando no fuera capaz de leer más— no, peor que eso, cuando perdiera incluso la luz?

Ella estaba bien antes de que empezara a visitarla. ¿Fue porque comencé a visitarla?

Tal vez se presionó a sí misma para hablar conmigo, y eso hizo que empeorara.

–Eso definitivamente no es cierto, –dijo Ellen.

–Así que por favor, no digas que no vendrás a visitarme, –dijo ella al borde de las lágrimas.

Mis ojos ligeramente se abrieron en sorpresa. Susurré amablemente para calmarla.

–No lo hare.

Ellen sonrió, con gran alivio por mi confirmación.

Esa sonrisa dolió a mi corazón.

Ella podría haber gritado. Ella podría haber llorado.

Pero esta pequeña niña siempre obstinadamente me sonreía. Ha soportado el dolor de su enfermedad.

Algo, cualquiera pus o sangre, comenzó a formarse en sus ojos. Lo limpié con un pañuelo, queriendo llorar.

¿Qué más seria tomado de Ellen? ¿Sería incluso la luz?

Yo aborrecía a su enfermedad desde el fondo de mi corazón. Al mismo tiempo, sabía que no había nada que pudiera hacer –me canse pensando en ello como a un oponente contra el que no podía luchar–.

Ese sentimiento de pérdida invitó a una callada tristeza en mí. Mi corazón roto lloraba desde lo más profundo en mi pecho, vino a mi garganta, y se empujó hacia fuera como palabras.

–Si tan sólo pudiera tomar tu lugar...

Murmure a mí misma.

Las palabras se fueron por el aire y volvieron a mis oídos.

...Sí. Si tan sólo pudiera tomar el lugar de Ellen.

Si tan sólo ella pudiera ir a jugar afuera en mi lugar. Correr libremente bajo el sol, rodeada de flores. Mientras que yo podría sonreír en la cama y dormir mientras tanto.

De repente, oí un susurro de ropa y levante la vista. Ella alzaba la mano hacia mí.

La tomé. Estaba fría. Sorprendida por su frialdad, puse ambas manos alrededor de la suya.

The witch's house: -El Diario de EllenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora