Epilogo

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Escuché un silbido. Estaba cerca, y lo escuchaba cada vez inflaba el pecho. Así que sabía que no era el viento, sino un sonido viniendo de mí.

En el pequeño camino a la casa de Ellen.

El gato negro me dijo cosas que nunca quería oír.

Después de que sus palabras me hicieran perder la consciencia al final de la conversación, me desperté en un piso frío.

Estaba completamente oscuro delante de mí. No podía ver nada.

Sólo podía escuchar mi difícil respiración.

No sentía nada debajo de mis muslos, y recordé que era porque no tenía piernas.

En las profundidades de mis oídos, escuché la voz del gato negro que apenas había oído, y «mi» risa.

«¿La mía?»

Sí.

Escuché mi risa. Mientras mi cuerpo reía, lo escuché salir de la habitación y correr por el pasillo.

Yo era Viola. Una niña de trece años de edad.

Vivía en una aldea rural con mi padre, un cazador.

Pero ahora, mi cuerpo era Ellen.

Una bruja enferma que había vivido más de lo que debería.

...Y allí estaba yo después de cambiar el cuerpo con ella.

Los recuerdos de Ellen, todas las cosas que había visto, estaban en su cuerpo.

Por un capricho, ella hizo que su magia lo compusiera en su diario.

Su vida en los suburbios. Sus días postrada en cama. Sus padres que no la amaban. El callejón al que corrió después de matarlos. Su encuentro con un demonio, y la casa a la que fue llevada. Los días que pasó después de convertirse en una bruja.

Todo el camino hasta recibir un hechizo para curar su enfermedad, encontrarme, y cambiar de cuerpos conmigo.

En aquel momento...

Visité con una canasta de flores, y vi a Ellen respirando con dificultad.

Vendas fueron envueltas alrededor de ambos ojos.

Solté la canasta y corrí hacia ella.

Agarre su mano, y escuche atentamente a cada débil silaba que salía de sus pequeños labios.

Pensando en ello ahora, no puedo recordar exactamente lo que dijimos una a la otra. Soy incapaz de hacerlo.

Después de una o dos palabras...

Ella dijo que podía usar magia.

Y dijo que quería tomar prestado mi cuerpo, sólo por un día.

Me sentí tan mal por ella, que le presté mi cuerpo.

...Y sin embargo.

Ellen corrió, dejándome atrás.

Me hizo tomar una medicina que quemó mi garganta, y dijo que tomaría mi cuerpo prestado por siempre.

Su traición resuena en mis oídos.

Sus palabras perforaron mi pecho y le sacaron la carne a mi corazón.

Mi cuerpo estaba caliente como si le hubieran encendido fuego. Solloce en terrible dolor.

Pensé en ti como mi amiga.

¿Por qué?

...¿Por qué, preguntas?

The witch's house: -El Diario de EllenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora