Papel y tinta

La historia de un engaño

—¿El Señor de Papel... te apuñaló con una daga maldita?—decía la chica de papel sin creerlo.

—Pero él no sabía que estaba maldita.

—¿A que te refieres?—pregunta ella con dudas.

—Ese mago lo hizo.

—¿Hablas de la mano derecha del Señor de Papel?—preguntó ella aún perpleja.

—¿Con que ahora es su mano derecha?—dijo el océano con molestia—Creo que debe ser él.

—Explícame lo que sucedió entre ustedes para que terminara todo así—exigió.

—Él no quería que siguiera matando, así que él uso su poder de creación para apuñalarme con una daga. Pensé que si fingía mi muerte, podría continuar con mi papel en el balance. Sin embargo, ese mago usó el poder de Sobreescribir  para maldecir la daga y dejarme en este estado. Lo peor de todo es que él nunca pudo saberlo.

—¿No hay alguna forma de quitarte esa maldición?—preguntó ella teniendo lástima de ella.

—Aunque lo sé. Debo advertirte que cuando la maldición sea rota, deberé matar aquellos que no he matado en el tiempo que estuve en esta forma—explicó.

—Yo...—dudó ella—Haré lo que sea para que la verdad sea oída. Además, el balance debe ser restaurado, ¿no?—sonrió.

—¿Cómo te llamas?—preguntó el océano.

—Soy Noah—se presentó.

—Es irónico, ¿sabes?—dijo el océano.

—¿Por qué lo dices?

—Porque en el pasado ese solía ser mi nombre.