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*Contiene referencias sexuales y actitudes moralmente cuestionables


Me gusta cuando me tocas, ya no puedo decidir si está bien así que solo acepto ese hecho. En la oscuridad de la habitación espero tu llegada en silencio... silencio, la mejor palabra que define nuestra relación y aunque entiendo perfecto porque; a veces quiero abrir la boca para despertar a todos los demonios del dormitorio pero recuerdo que estaríamos perdidos así que me trago las palabras y suelto pequeños gemidos.

Admito que al principio estaba confundida con tu comportamiento esquivo pero vigilante, hasta que te descubriste ese día y me arrinconaste: tus manos inmovilizaron mis muñecas y tu respiración agitada acariciaba mi cuello al tiempo que tu cuerpo se aproximaba hasta que... solo te marchaste dejando que mi corazón palpitara sin control y mi mente sintiera aberración por lo que pensaba.

Pero como dije, solo fue al principio, cuando comenzaste a llegar a mi cama, tú confiado en que era momento del sueño. Poco a poco tu cuerpo caliente se fue aproximado, despacio tus manos me fueron tocando y con calma me fuiste desnudando: primero con besos, luego fue la ropa para culminar con mi cabeza.

Pues ahora ya no puedo decidir si está bien, solo sé que me gusta y quiero invitarte por mi cuenta pero me hace falta valentía. Lo único que puedo hacer es fingir que dormiría temprano con la esperanza de que entendieras.

Mis ojos se abrieron al escuchar el pestillo pero preferí quedarme quieta hasta que sentí tu piel fría a través de mi pijama, tu mano acarició muy despacio mi hombro antes de abrazarme para que estuviéramos más cerca.

Y me susurras con esa voz ¿Cómo puedes hacerme temblar solo con tu voz? Quizá es la señal que buscabas porque tu mano va por debajo de la tela para estar en contacto con mi piel, aprieto un poco los dientes al sentir el cambio de temperatura hasta que la punta de tus dedos acaricia las costuras del sostén que aprisiona mis pechos.

Tal vez en las sombras intentas descubrir si son los que te gustan pero no me he puesto los verdes porque no quiero que solo me veas toda la noche y eso pasa a menudo cuando los uso.

No, elegí los grises, esos que por una razón te enloquecen y casi me los arrancas para lamerme aunque hoy pareces distinto. Hoy quieres ir despacio o algo parecido pues en lugar de desnudarme me besas, tus labios tienen bálsamo así que están suaves y estás siendo delicado al rozar nuestra piel, puedo olerte a la perfección, la mezcla de tu aroma arenoso con la crema perfumada que usas hacen una combinación que para mí es deliciosa.

Sin embargo, cuando abro la boca y tu lengua se mete en la mía es el momento en que mis sentidos se completan porque puedo sentirte jugueteando dentro de mí, un preludio a lo que se avecina.

Sin perder más tiempo ambos nos despojamos de nuestras ropas y tus besos pasan de la boca al pecho, es casi involuntario cerrar los ojos cuando tu lengua traza cualquier seno mientras tu dedo sigiloso viaja a esa parte húmeda del cuerpo que se comprime en cuanto exploras mis pliegues.

Mis manos se aferran a tus hombros ante tal movimiento y vuelvo a besarte mientras nuestros cuerpos comienzan a frotarse... por fin estoy lista. Veo a tu cuerpo excitado de una manera en que no puede mentirme y sonrió antes de ponerme encima de ti jadeando.

Quiero que me veas como me muevo de adelante a atrás al tiempo que tú y yo nos vamos compenetrando, tus manos ya calientes se van a mí cadera, puedo sentir como se clavan tus uñas en mi piel pero no es lo único que puedo sentir clavarse en mi piel. De hecho abro más la piernas para darte más cabida porque la fricción entre tú y yo me comienza a perder.

Mis paredes se comprimen cada vez más, estoy cada vez más húmeda en cada poro de mi piel mientras los músculos de mi cuerpo se vuelven más duros pero no quiero parar, es todo lo contrario, me impulsa a moverme con mayor velocidad.

Me obliga a llenar mis pulmones de aire cada vez que mi corazón late con mayor velocidad y los oídos se saturan con nuestro intercambio de gemidos suaves... estoy cerca... de olvidar hasta mi nombre porque todo en mi comienza a contraerse y caigo sobre ti en ligeras contracciones extasiada.

Justo cuando el placer se ha evaporado es que nacen mis remordimientos, no porque me quedé sola con mis pensamientos o me quede callada con todo esto. Es porque eres el novio de mi madre... me gustaría justificarme diciendo que es por amor pero ni eso siento... porque si traicionas a una mujer como ella no mereces eso... podría engañar a mi mente diciendo que tú me sedujiste pero no sé si eso es cierto... de lo que estoy segura es de que me gusta cuando me tocas... ese es el hecho...


Pues un nuevo capitulo luego de un tiempo pero como son historias autoconclusivas pues no se quedan esperando más. ¿Opiniones? dejenlas en la parte de abajo. Me hacen feliz y muchas gracias por todos su votos, no saben que felicidad me dio.

Historias de amor, deseo, placer y muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora