Lastima......... Te enamoraste ( Carlos de Vil )

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Imagina que ...............

Estabas en la azotea de uno de los mas grandes edificios de la isla de los perdidos .

—¿Que quieres?— preguntaste al sentir una presencia detras tuyo.

—¿Quiero saber por que no hiciste lo que te pedí?— pregunto tu hermana Uma a lo que te  encogiste de hombros y te volteaste.

—No iba a... Hacerle eso a Carlos...— dijiste a lo que ella rio estruendosamente.

—Se por que no lo hiciste— recordo a lo que la miraste, esperando su respuesta. — Lastima... Te enamoraste del chico dálmata... Por eso no lo hiciste— respondio a lo que bajaste la mirada. 

Ella aprovecho eso para atacarte, te lanzo al otro extremo edificio, pudiste levantarte de nuevo y golpearla. Siguieron peleando hasta que terminaste escondida en un callejon, resando por que Uma no te encontrara.

Como pudiste, llegaste al edificio que se hospedaban los antiguos descendientes para rescatar a Ben.

Entraste por la ventana y caminaste hacia el baño, en el recorrido, sin querer te golpeaste con un una mesa, ya que todo estaba oscuro y no veias muy bien.

Caiste al suelo y el dolor de tus heridas cada vez aumentaba mas.

Las luces del corredor se encendieron y dejaron ver a un Carlos algo dormido.

—¿__________?— pregunto a lo que forsaste una sonrisa.

—Que hay, Carlos —saludaste con algo dificultad.

El hijo de Cruella intento ayudarte a levantar pero soltaste un grito ya que al cogerte de la cintura para darte un poco de equilibrio, toco tu herida.

—¿Que te ocurrió?— pregunto a lo que te recostaba en el sillon y miraba la herida que tenias en la pierna, otra en el abdomen y barios raspones en la cara.

—La misma pelea de todos los días— respondiste a lo que el rapidamente quito tu ropa dejandote en ropa interior, trajo todas las cosas nesesarias para curarte y se agacho para comenzar a desinfectar la herida de tu pierna.

Gritaste ya que hardia terriblemente, tomaste el cojin del sillon con fuerza y mordiste tu mano para no gritar. Vendo tu pierna y luego se posicio sobre ti, para comenzar a desinfectar la herida de tu abdomen.

Tomaste su brazo para apretarlo, dejando la marca de tu mano en su brazo. Te ayudo a levantar para colocar la venda y luego curar las pocas heridas de tu cara.

—Creo que...— dijiste para luego caer rendida en los brazos del pecoso.

El sonrio y te llevo con cuidado hasta su habitación temporal para luego acostarte y arroparte con la cobija.


Imaginas de Cameron Boyce ......Donde viven las historias. Descúbrelo ahora