Salomé 1

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ESCENA

    Amplia terraza en el alcázar de Herodes, pared por medio con el salón del festín. Algunos soldados se apoyan en sus armas. A la derecha, una gran escalera; a la izquierda, en el fondo, una antigua cisterna, con tapa de bronce pintada de verde. La luna reluce muy clara y las estrellas brillan en el cielo.

    NARRABOTH (Atisbando por entre las cortinas del refectorio):

    —¡Qué hermosa está esta noche la princesa Salomé!

    PAJE:

    —Mira el disco de la luna, qué raro parece. Como el semblante de una muerta que se levanta de su sepulcro en busca de otros muertos.

    NARRABOTH:

    —Muy raro parece, sí. Como una princesita que se cubre con un velo amarillo y tiene por pies blancas palomas. Cualquiera diría que danza.

   

    PAJE:

    —Como una mujer que está muerta. Camina lentamente.

    (Bullicio en el salón del festín)

    SOLDADO PRIMERO:

    —¡Qué estrépito! ¿Qué fieras son esas que ahí dentro aúllan?

    SOLDADO SEGUNDO:

    —Judíos. (Con sequedad) Siempre hacen lo mismo. Discuten de religión.

    SOLDADO PRIMERO:

    —Me parece ridículo discutir de esas cosas.

    SOLDADO SEGUNDO:

    —Siempre están ahí. Los fariseos afirman la existencia de los ángeles, y los saduceos la niegan.

    SOLDADO PRIMERO:

    —Ridícula e inútil discusión.

    NARRABOTH (Con vehemencia):

    —¡Qué hermosa está la princesa Salomé esta noche!

    PAJE (Inquieto):

    —No haces más que mirarla; la miras demasiado. Es peligroso mirar de ese modo a las criaturas. Puede ocurrir algo funesto.

    NARRABOTH:

    —Está muy hermosa esta noche.

    SOLDADO PRIMERO:

    —El tetrarca parece caviloso.

    SOLDADO SEGUNDO:

    —Sí, parece pensativo.

    SOLDADO PRIMERO:

    —Parece que algo llama su atención.

    SOLDADO SEGUNDO:

    —A alguien mira.

    SOLDADO PRIMERO:

    —¿A quién mira?

    SOLDADO SEGUNDO:

    —No sé.

    NARRABOTH:

    —¡Qué pálida está la princesa! Nunca la vi tan pálida. Parece la sombra de una rosa blanca en un espejo de plata.

    PAJE (Inquieto):

    —No deberías mirarla. La miras demasiado. Puede ocurrir algo funesto.

    SOLDADO PRIMERO:

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