Capítulo Uno

26 4 0
                                    

Jouna

—Despierta ya, flojo.

Escuché a mi mejor amigo aventarse a mi cama y terminé empujándolo hasta hacerlo caer.

—Idiota, déjame dormir— gruñi cubriendo mi rostro con una almohada

—Vamos, Jou— lo escuché reírse —¿No estás ansioso por las chicas nuevas que vamos a ver hoy?

—No.

—Pero si es una fiesta— bufó.

Lo miré aún con la almohada en mi cabeza y alcé una de mis cejas con una sonrisa.

—¿Qué tienes planeado, sabandija?

—Quiero conseguir una buena chica.

—¿Para qué?— carcajee —Solo diviértete y ya.

—No, Jou— se sentó en el suelo y me miró —Estoy buscando una especial.

—¿Qué?— lo miré con una ceja alzada

—Quiero una que aguante mi ritmo, ya me cansé de conformarme con una puta barata, quiero una chica que... Me llene. Tú entiendes.

—Que asco me das— dije aventándole mi almohada.

—¿Qué?— rió —Si tú eres igual.

—No es verdad. No me acuesto con cualquiera.

—Pero todas te desean.

—Pero yo no— sonreí levantándome de la cama

Caminé por mi habitación y me puse una camisa junto con un pantalón y mis vans. No tenía que elegir atuendo especial ni nada, sólo algo casual para acompañar a Josh a una fiesta de la ciudad.

—¿Y?— rió —Igual, tienes a la que quieres.

—Eso querido hermano es totalmente cierto— reí al mirarlo —Pero eso no quiere decir que yo me conforme con cualquier chica. Tú bien sabes que elijo bien a mi pareja de cama.

—Tonterías— carcajeo —El sexo se hace, no se piensa.

—Por eso tuviste una infección— reí

—¡Oye!— me lanzó un puñetazo —Ya te dije que fue una enfermedad que... ¡¿Y qué?!

—Rata sucia.

Me lancé sobre Josh y ambos comenzamos una pequeña riña en el suelo hasta que escuché mi celular sonar y lo tomé de la mesa.

—¿Sí?

—Al fin contestas

—Papá— susurré

Josh dejó de pelear y yo me senté en el suelo para terminar de hablar con el mayor.

—¿Dónde diablos haz estado?

—Trabajando. Sabes que soy mesero en el Sunshine Table.

—No tendrías porque trabajar como un vil mesero, yo podría...

—No me interesa— dije abruptamente —Me gusta mi vida, padre. No quiero cambiarle nada, vivo bien y tengo lo que necesito.

—Por idiota, tendrías más si me hicieras caso.

—¿Llamaste sólo por eso?— cerré los ojos y sobé el puente de mi nariz —Ambos sabemos que eso no es así.

Tu madre quería que te llamara y que te inviatara a cenar, piensa que esto nos ha alejado como familia.

«Y tiene razón»

Lo Que La Vida Me Robó©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora